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Monday, April 21, 2008

PROMOVED LA VIDA SANA



PROMOVED LA VIDA SANA


Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. (Rom. 12: 1).


Es imposible que un hombre presente su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, si continúa satisfaciendo hábitos que lo están privando del vigor físico, mental y moral. . . "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Rom. 12: 2).*


Estamos en un mundo que se opone a la justicia o pureza de carácter, y especialmente al crecimiento en la gracia. Doquiera miremos, vemos contaminación, corrupción, deformidad y pecado. ¡Cómo contrasta todo esto con la obra que debe realizarse en nosotros precisamente antes de recibir el don de la inmortalidad¡ Los escogidos de Dios deben erguirse inmaculados en medio de las corrupciones que abundan a su alrededor en estos últimos días. Sus cuerpos deben ser santificados, sus espíritus, puros. Si esta obra ha de hacerse, debe ser emprendida ahora mismo, con fervor e inteligencia. El Espíritu de Dios debe tener perfecto dominio, y ejercer su influencia sobre cada acto.


La reforma sanitaria es un rama de la gran obra que ha de preparar a un pueblo para la venida del Señor. . . Los hombres y las mujeres no pueden violar la ley natural para satisfacer apetencias pervertidas y pasiones sensuales sin violar la ley de Dios. Por lo tanto Dios ha permitido que la luz de la reforma sanitaria resplandezca sobre nosotros para que podamos comprender que es pecado quebrantar las leyes que él ha incorporado en nuestro propio ser. . .


Explicar la ley natural e instar a que se le obedezca es una obra que acompaña al mensaje del tercer ángel. . . El propósito de Dios consiste en que este tema sea puesto sobre el tapete y que el público sea inducido a investigarlo, porque es imposible que hombres y mujeres que están bajo el poder de hábitos pecaminosos que destruyen la salud y el vigor mental, aprecien la verdad sagrada.


Maranata, E. G. White, p.117.