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Sunday, February 1, 2009

¿Habrá menos peligro nuclear en 2009? Las iglesias y otros, dicen que sí.


27.01.09 09:50
¿Habrá menos peligro nuclear en 2009? Las iglesias y otros, dicen que sí.


Por Jonathan Frerichs (*)

Se preparan buenas noticias para 2009. Pese al terrible comienzo del conflicto de Gaza y otros conflictos endémicos, se espera que los gobiernos empeñados en compartir la seguridad alcancen este año un hito histórico. En concreto, se espera que el número de los países protegidos por zonas libres de armas nucleares pase de los actuales 56 a 110.

El cambio vendrá de una capital africana, como Windhoek o Bujumbura, tan pronto como otros dos gobiernos ratifiquen el tratado que hace de África una zona libre de armas nucleares. Las iglesias están promoviendo este paso y vinculan la acción de África a la necesidad de progresos análogos en Oriente Medio.

"Será una buena noticia en la lucha contra las armas nucleares para África y el mundo", señala el Embajador Bethuel Kiplagat, eminente estadista africano. Kiplagat lidera una iniciativa del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) para contribuir a que entre en vigor el Tratado de Zona Libre de Armas Nucleares de África, mediante la acción nacional de las iglesias en apoyo de este objetivo internacional.

Una delegación ecuménica que visitó recientemente Namibia recibió una respuesta positiva de altos funcionarios gubernamentales de ese país. La ratificación del tratado de África hará que queden protegidos todo el hemisferio sur y las regiones cercanas. América Latina y el Caribe, Asia Sudoriental, el Pacífico Sur y Asia Central han establecido también zonas que excluyen las armas nucleares y actividades conexas.

Durante los últimos meses se está prestando una atención creciente a la seguridad internacional colectiva, con una participación ecuménica de diferentes tipos. "Las religiones del mundo se comprometen a compartir medios de seguridad que induzcan a los gobiernos a cumplir su promesa de liberar al mundo de las armas nucleares", dijo el presidente del CMI para Asia, Soritua Nababan, en la cumbre de líderes religiosos mundiales celebrada en Japón la víspera de la reunión del G-8 del año pasado.

La instauración de una nueva administración en los Estados Unidos ha contribuido ya a dar mayor importancia a los tratados nucleares en la agenda mundial. La reducción de los combustibles nucleares y la prohibición de todas las pruebas nucleares serán cuestiones centrales en las principales conferencias de las Naciones Unidas a las que asistirá el CMI en Ginebra y Nueva York en 2009. Para las iglesias, esta tendencia significa que las políticas de desarme fomentadas por todas las Asambleas del CMI desde hace 60 años vuelven a tener un futuro tras años de frustración.

"Se verá una transformación fundamental de las políticas nucleares de los EUA", dijo durante su campaña electoral el asesor del Presidente Obama, Joseph Cirincione, a algunos grupos, entre los que figuraba el CMI, en una conferencia del Parlamento Europeo celebrada el mes pasado. "Uno de los cambios consistirá en entablar contactos rápidamente con el gobierno de Rusia y la negociación de profundos recortes en los arsenales nucleares", dijo Cirincione, que preside la Fundación Ploughshares, fondo destinado a crear capacidad de la sociedad civil en este sector.

En uno de sus principales discursos del año pasado, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, pidió la eliminación de las armas nucleares, "como un bien público mundial de primer orden". Dijo que los progresos se realizarían mediante el imperio de la ley, especialmente mediante tratados que establezcan zonas libres de armas nucleares en África e, inevitablemente, en Oriente Medio. El líder de las Naciones Unidas señaló la importancia esencial del tratado principal de control de las armas nucleares, el denominado tratado de no proliferación (TNP), y de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarme en Ginebra. Delegaciones ecuménicas e interreligiosas asisten normalmente a ambos foros.

Para promover las zonas libres de armas nucleares en África y Oriente Medio, el CMI ha entablado contactos en 50 países con representantes de gobiernos, la sociedad civil y grupos religiosos.

El proyecto de Oriente Medio se basa en la cooperación entre las tres religiones abrahámicas, con la participación de algunos de los firmantes de la histórica carta de musulmanes a líderes cristianos de 2007, en la que se condenaban las armas de destrucción masiva. Ambas iniciativas, la de África y la de Oriente Medio, aplican las resoluciones de la Asamblea y del órgano rector del CMI.

Uranio, un recurso peligroso

"África tiene enormes recursos nucleares, así como una exigencia y compromiso de desarme y de exclusión de las armas nucleares", dice el Embajador Kiplagat. Namibia, por ejemplo, está a punto de convertirse en el mayor exportador mundial de uranio. Sus dirigentes están deseando proteger el recurso contra el control externo.

La Zona Libre de Armas Nucleares de África ofrecería a países como Namibia salvaguardias para la seguridad, el medio ambiente y el comercio. Sin esa regulación, un país que posee este raro y peligroso mineral puede enfrentarse a una situación en que se comercialice el uranio como los diamantes de sangre, señaló el presidente de la Iglesia Congregacionalista Unida de África Austral, Andre September, durante las reuniones del CMI en Namibia.

El profesor Tinyiko Maluleke, presidente del Consejo de Iglesias de Sudáfrica, dijo a la delegación del CMI que, en África, la energía y los armamentos nucleares se han visto "a través de ópticas diversas: en relación con un 'presupuesto popular', por ejemplo, y en relación con la necesidad de seguridad humana y protección del medio ambiente". Sudáfrica es el único estado africano que ha tenido armas nucleares.

"Es un ejercicio de fe para afrontar la amenaza común que acarrean las armas nucleares a la vida humana, a todas las formas de vida y a la administración de la creación de Dios", dijo el presidente del CMI Nababan en la reunión de líderes religiosos mundiales celebrada en Japón el año pasado.

Nababan señaló que la reducción de la amenaza nuclear aportará ahora beneficios en diferentes sectores. Dijo que las iglesias ven la crisis nuclear como una crisis política, económica, ambiental y espiritual. Es política, afirmó, porque el mundo está dividido en unos pocos "ricos" nucleares y muchos "pobres" nucleares; económica, porque los programas de armas nucleares constituyen las partidas más costosas en los mayores presupuestos militares mundiales; ambiental, porque, lo mismo que el cambio climático, las armas nucleares son una mala utilización de la energía que puede amenazar la vida sobre el planeta; espiritual y psicológica, porque las armas nucleares exigen a quienes las poseen lo opuesto de lo que Dios quiere para la comunidad humana.

Entre los movimientos recientes contra las armas nucleares figuran también una iniciativa de la sociedad civil mundial para eliminar los arsenales nucleares, denominada "Global Zero"; las 500 ciudades que en 2008 se han unido a la coalición antinuclear llamada Alcaldes por la Paz, en la que participan ahora 2.600 gobiernos ciudadanos; una nueva propuesta de la Unión Europea en favor de la prohibición mundial de las pruebas nucleares y de la producción de material fisible; la presión de las iglesias del Reino Unido contra la renovación de su arsenal nuclear por parte del gobierno; y una reciente conferencia ecuménica celebrada en Seúl en la que se estimula a las iglesias a dar una respuesta mundial a las amenazas nucleares contra las naciones.

Las iglesias y grupos afines que trabajan contra las armas nucleares y de destrucción masiva están contribuyendo al Decenio para Superar la Violencia del CMI, a su último foco de atención regional sobre África y a la Convocatoria Ecuménica Internacional por la Paz. Este acto de 2011 se celebrará en el Caribe, región que forma parte de la primera zona libre de armas nucleares del mundo.

(*) Jonathan Frerichs,ejecutivo de programa del CMI para Desarme Nuclear y Paz en Oriente Medio, es miembro de la Iglesia Evangélica Luterana en América.



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