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Saturday, August 29, 2009

Cómo los Griegos Destruyeron la Iglesia Judía


En este mes de Agosto, el Pastor Hal Mayer volvio a publicar un Sermon que el habia hecho en Septiembre del 2004, y pense que era apropiado publicarlo aca tambien.

Que Dios les bendiga al leer este mensaje.
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Cómo los Griegos Destruyeron la Iglesia Judía

(How the Greeks Destroyed the Jewish Church [Spanish]) · September 01, 2004

(Septiembre 01, 2004)


Queridos amigos:

Bienvenidos al Ministerio Guarda la Fe. Ruego que el Señor los bendiga junto a su familia y que esté preparándose para la pronta venida de Jesús.

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El sermón que van a escuchar este mes es muy importante, tan importante que en realidad, esta es la segunda vez que lo estoy compartiendo con nuestros oyentes. Yo presenté este sermón hace unos cinco años atrás y desde entonces, muchos me han solicitado que lo presente nuevamente. En tiempos recien-tes algunos realmente me han presionado para que lo haga, y yo he sentido, que ha llegado el tiempo y que tal vez la mayoría de nuestros oyentes nunca han escuchado este mensaje. Para aquellos que ya lo han escuchado antes, descubrirán que está actualizado y que ha sido ampliado considerablemente. Oro para que usted pueda recibir una gran bendición al escucharlo.

Uno de los más increíbles cambios que afectaron a la Iglesia de Dios sucedió en una época en la cual no hay registro bíblico. Sin embargo, los cambios fueron tan profundos y devastadores que es vital que nosotros los estudiemos. Los judíos fueron guiados por Satanás a la última rebelión y a su rechazo como iglesia de Dios. Allí hay muchas lecciones para nosotros hoy, que debemos aprender si queremos evitar cometer un error similar en nuestros días.

Por favor vayan conmigo en sus Biblias al libro de 1ª Corintios 1:18. “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”.

Noten el contraste entre la palabra de la cruz y el pensamiento de los judíos. Los judíos buscaban mani-festaciones sensacionalistas de la verdad a fin de estar dispuestos a creer. Ellos eran de cierta forma como los carismáticos de hoy, quienes desean una religión que mayormente involucre sus sentidos y sentimientos pero que en gran parte ignore lo intelectual. Por otro lado, noten que los griegos enfatiza-ban lo intelectual y evadían lo emocional. “Los griegos buscan sabiduría”, dijo Pablo en el versículo 22. Pablo vio que algo sucedía entre estos dos grupos de personas, los judíos y los griegos, que él creyó podría también amenazar la iglesia de Dios. Él podía ver lo que le había sucedido a los judíos bajo la influencia de los griegos y así advirtió a todo el pueblo de Dios hasta el fin del tiempo lo que iba a su-ceder.

Originalmente, el sistema educativo que Dios les dio a los judíos era sencillo, práctico, natural, y dise-ñado para crear amor, fidelidad hacia Dios, y tener el entendimiento de Su ley en sus corazones. Si Is-rael hubiera sido fiel, Dios los habría bendecido tanto que habrían sido la admiración del mundo y hubiesen sido consultados con regularidad. El plan educativo de Dios habría preparado a Israel para anunciar la salvación del Mesías para el mundo.

Pero el pueblo elegido de Dios apedreó a los profetas, se prostituyó con ídolos, languideció en Babilo-nia y en última instancia, rechazó a Cristo el Mesías. Después de regresar del cautiverio, estaban teme-rosos de caer en la idolatría y se protegieron con reglas y normas para prevenir la apostasía. Satanás sabía que sería sumamente difícil tentar a Israel otra vez con la idolatría así que probó otro ángulo.

Al final del imperio Medo – Persa, Alejandro Magno conquistó el mundo civilizado, pero su súbita muerte dejó el imperio dividido entre sus cuatro generales. El imperio griego defendió a los maestros de la sabiduría. Aristóteles, Sócrates y Platón pusieron los cimientos de la cultura occidental. Trataron de solucionar los dilemas morales de la sociedad usando filosofía mundana y pagana. Aunque la civili-zación griega prosperó económicamente, su sistema de filosofía y educación falló al no poder producir un sistema moral que pudiera cambiar el corazón y hacerlo realmente noble. No tenían el sistema divino de evaluar lo correcto y lo erróneo. No tenían ninguna otra norma a no ser la de ellos mismos para juzgar la justicia.

La sofisticada cultura griega requería una colonización altamente desarrollada y una vida de ciudad. El estado-ciudad era el único concepto social de la cultura griega madura. Pero no era una ciudad con pa-redes y fortificaciones. Estaban más interesados en la utilidad de la ciudad para promover la cultura griega. Los reyes griegos fueron conocidos por establecer grandes ciudades, colonizar y mezclar culturas juntas bajo los principios griegos. Al colonizar grandes ciudades, se retiró a la gente de las influencias sencillas y naturales del campo y los indujo a las cosas complejas hechas por el hombre y a lo artificial.

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Los imperios previos impusieron enérgicamente su cultura y religión sobre aquellas naciones que con-quistaban pero esto siempre era difícil. Alejandro fue el primer emperador en mirar la cultura nacional y la religión separada de lo militar. Sin embargo la filosofía helénica, la economía, el estilo de vida, el idioma y las artes penetraron muy profundo. Al popularizar su cultura y educación ellos se integraron dentro de otras culturas resultando en un vasto dominio griego bajo sus maestros intelectuales. Esta es-trategia fue muy efectiva, no por crear un imperio controlado por el poder militar sino por crear un im-perio cultural basado en ideas y en una línea de pensamiento que influenciaría las naciones a través del tiempo. Lo que Babilonia y Persia habían fallado en hacer por la fuerza de las armas, los griegos lo hicieron por la fuerza del intelecto. Aunque su potencia militar fue relativamente efímera, el poder del intelectualismo griego está todavía con nosotros hoy en cada aspecto de nuestras vidas. Con razón Pa-blo escribió lo que hizo en primera de Corintios. Él estaba muy preocupado de que la filosofía de los griegos pudiera poner en peligro la iglesia. Él pudo ver que estas ideas eran muy atractivas al corazón no regenerado.

El efecto que la cultura helénica tuvo sobre la iglesia de Dios durante 400 años, entre el último profeta del Antiguo Testamento y la época de Cristo, es un instructivo para Su iglesia hoy. No hubo ningún profeta que hablara a la iglesia de Dios, y la Biblia guarda silencio con respecto a la historia y a la con-dición de la iglesia durante este período. Sin embargo, curiosamente muchos de los mismos principios que los griegos usaron con la iglesia judía, los cuales resultaron en el terrible rechazo de Cristo, están siendo usados sobre la iglesia de Dios hoy para impedir que reciba la lluvia tardía.

Uno de los cuatro generales que tomaron el control de la parte Sur del imperio griego después de la muerte de Alejandro Magno era Ptolomeo I. Empezó la dinastía Tolemaica que regía desde Alejandría, Egipto. Este reino tuvo la mayor influencia sobre los judíos durante 400 años justo antes de que Cristo viniera a esta tierra como un bebé. Además, el cambio que ocurrió durante ese tiempo tuvo mucho más impacto sobre los judíos y su fe que lo que tuvo en otras naciones. La razón se debió a que los judíos eran muy diferentes a los griegos y a esas otras naciones.

Los Ptolomeos querían que los líderes de otras naciones se acercasen al círculo de poder en Alejandría. Ellos invitaban a estos líderes a participar en por lo menos ciertos aspectos de su gobierno. También los involucraban en aspectos claves de la cultura Griega, lo cual incluía religión y artes. Fue una especie de “ecumenismo político y cultural”, pero tuvo poderosos efectos en el pensamiento religioso Judío.
Hoy día tenemos una convergencia similar dentro de la política y dentro de la religión. Por un lado hay un fuerte movimiento ecuménico dentro de las religiones, llevando a las iglesias y a las religiones a to-lerarse mutuamente, a cooperar conjuntamente y aun a entrar en alianzas entre sí en el nombre de la paz y de la coexistencia. Por el otro lado, también existe un esfuerzo político para moderar las naciones en una especie de armonía política global, la cual tolera casi todas las ideas y que lleva a una coexistencia pacífica. El Presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, claramente proclama este mensaje, tal como lo hace Benedicto XVI.

La base de estos movimientos dentro de la religión y de la política viene directamente de la filosofía Griega, sobre la cual tanto el Papado como las naciones occidentales han sido fundadas. El ecumenismo político y religioso es apenas una continuación de la trayectoria de las ideas Griegas. La idea principal es que el nacionalismo, los extremos culturales y aun la Guerra, pueden ser reducidos o eliminados si todos se mezclan y son gobernados por una autoridad central global. El Vaticano promueve este principio porque al final podrá usarlo para guiar a las naciones, tribus, lenguas y pueblos, para que lo busquen en procura de guía moral.

Esta estrategia fue eficazmente usada para fortalecer la integración cultural en su propia tierra. Pero en ningún lugar fue tan efectivo como en Israel. Fue un caballo troyano que erosionó la singularidad Judía y socavó el plan de Dios para con los Judíos. Los griegos paganos fueron muy amigables con los judíos. Alejandro y Ptolomeo I les ofrecieron los mismos derechos, beneficios y protecciones que a los otros ciudadanos. Esta amigable relación entre los judíos y los griegos hizo que grandes comunidades judías surgieran en Alejandría, Egipto.
La estrategia Tolemaica consistió en integrar la cultura griega en la vida judía de manera múltiple a través de su sistema educativo, economía, entretenimientos y las artes. Los judíos fueron atraídos por el intelectualismo de los griegos y finalmente fueron cautivados con el mismo.

La dinastía Tolemaica controló el sur de Egipto, Judea, Fenicia y las regiones circundantes. Los reyes Ptolomeos querían fusionar las religiones tomando las partes buenas de cada una e integrarlas en una religión Griega multiforme. Este proyecto ecuménico era difícil desde el punto de vista de los judíos. Ellos eran únicos y peculiares. Ninguna otra religión era buena como para unirse a la de ellos. Tendría que ser modificada para que pudiese ser fusionada con la religión del imperio. Otras religiones podrían ser más fácilmente ajustadas para que se adecuasen al modelo. Pero no la religión de Israel. Tendrían que llevarse a cabo dramáticas revisiones para poder integrarla en la cultura Griega.
Para llevar a cabo este proyecto, los reyes Ptolomeos establecieron un centro educacional y una biblio-teca en Alejandría. La biblioteca era única. Trataron de traer todos los textos religiosos de las diversas religiones del imperio hasta esta biblioteca, los tradujeron al idioma Griego, y después los pusieron a disposición de los estudiantes.

Uno de los reyes Ptolomeos estratégicamente comisionó a 70 rabinos eruditos para que vinieran de Ju-dea a Alejandría y tradujeran el Antiguo Testamento (sus oráculos sagrados) al idioma Griego. El re-sultado de este proyecto de traducción fue llamado la Septuaginta. Esto sin duda abriría oportunidades para que los judíos llegaran a estar más familiarizados con la cultura de los griegos al intercambiar ideas con los maestros filósofos griegos. Vanamente los judíos hubieran visto la oportunidad para influir a los griegos con sus propios textos sagrados.
Pero eso apenas fue el comienzo. La juventud judía, prometedora y talentosa, era sin duda invitada a las escuelas de Alejandría y luego ya graduada regresaba para enseñar en las escuelas judías. Debido a que la cultura griega se estaba volviendo muy popular, los judíos pensaron que era una buena manera de traer un pensamiento fresco y nuevas perspectivas a la vida judía. El judío corriente estaba entusiasma-do con el estilo de vida griego y el materialismo. Y la posibilidad de la riqueza reforzó la fascinación judía con el pensamiento griego y su cultura. Mientras tanto el intelectualismo griego se deslizó dentro de Palestina.

Los sacerdotes judíos se habían hecho excepcionalmente ricos de las ofrendas del pueblo y se habían vuelto corruptos. Su principal propósito parecía ser el de ganar dinero. ¿Qué dicen las Escrituras? “Porque el amor del dinero es la raíz de todos los males”. Debido a que los sacerdotes eran esencial-mente los jefes de la nación, controlaban el rumbo del país de acuerdo con sus ambiciones y se hicieron presa fácil de las influencias helénicas que mejoraban sus oportunidades de incrementar su riqueza aún más.

Pero un principio económico más amplio iba a entrar en acción en Judea el cual afectaría a todo el mundo, y no sólo a los sacerdotes. El rey Tolomeo puso a cierto judío como jefe de la recolección de impuestos desde Fenicia hasta la frontera de Egipto. Éste a su vez nombró a compatriotas para que le ayuden. Se enriquecían e invertían en Judea, colmándola con dinero, riqueza y mejorando las condicio-nes económicas. Esta inversión en Palestina llevó gente de la pobreza a la prosperidad y cambió el curso de la historia judía.

Por favor, entiendan que Satanás estaba primariamente interesado en los judíos. Él ya controlaba a los griegos. Los judíos eran el supremo objetivo de Cristo. Eran Su iglesia. Ellos iban a tener al Mesías. Satanás sabía que había que impedir a cualquier costo que lleven a cabo su misión. Tal vez esa sea la razón por la cual los judíos eran tan cortejados por los griegos. Su estilo de vida y sus principios eran tan diferentes, que los griegos se concentraron en ellos. En el tiempo del fin, el objetivo principal de Satanás es sacar al pueblo de Dios de su misión; sacarlos de sus principios espirituales e impedir que proclamen la Verdad Presente.
La riqueza recién descubierta ayudó a convertir la admiración hacia los griegos en emulación. Los gus-tos judíos se volvieron más refinados. Se interesaron en artes menos prácticas, en especial en la pintura. Hicieron casas más hermosas. Su ropa copió las modas de los griegos. Pero los sencillos hábitos y cos-tumbres de los judíos diseñados para mantenerlos fieles a Dios y separados de los idólatras paganos se perdieron. A pesar de que no se postraron antes ídolos, fueron culpables de una nueva idolatría para con los dioses de la razón, del materialismo y de la moda. Adoptaron una nueva manera de pensar, una nueva manera de actuar, y un nuevo sistema educativo más compatible con las ideas prevalecientes del imperio Griego.

Fueron los mismos líderes judíos los que llevaron a la juventud de ese entonces a adoptar hábitos ex-travagantes y costumbres frívolas. Imitaron a los griegos en todo, desde el comer y beber hasta las mo-das y las finanzas. Permitieron el vino, la música, el drama, el teatro y otros espectáculos. Pusieron más importancia en hacer dinero que en los valores espirituales. Las modas griegas llegaron a ser costumbre en Judea. Ahora la juventud hacía ejercicio bajo sombreros griegos, y hacían alarde del popular vestido provinciano griego por las calles de Jerusalén. Mientras el nuevo sistema educativo avanzaba en medio de la sociedad judía, así también lo hacía el correspondiente amor por la mundanalidad y la ganancia monetaria. Estos encantos atrajeron grandemente a la juventud quienes rápidamente fueron atraídos a la disipación y a la lujuria.

Hoy en día existe una fascinación similar con la moda. El pueblo de Dios se viste a menudo igual que el mundo. Durante muchos años las mujeres han adoptado las ropas que le pertenecen al hombre (aunque ha sido diseñada tal vez, para ser un poquito más femenina), y ahora algunos hombres están usando ropas que le pertenecen a las mujeres. Es tan común hoy, que la mayoría del pueblo de Dios ni siquiera entiende lo que está haciendo. El pueblo de Dios, tanto hombres como mujeres, a menudo se visten como para exponer su sensualidad. Y no es solo en la calle, sino que también en la adoración sagrada en la iglesia de Dios, en todas partes del mundo. No recuerdo en cuántos casamientos he estado en estos últimos años, donde la modestia se ha dejado de lado.

Aun cuando estamos viviendo en el Día antitípico de la Expiación, las joyas están en todas partes. Las modas frívolas llaman la atención hacia la apariencia externa, lo cual no significa nada para Dios, y lo ofende. Recuerde lo que Dios le dijo a Samuel: “Porque Jehová no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”. Esto es 1 Samuel 16:7. De manera que no hay ninguna razón para que nos vistamos y nos adornemos para llamar la atención a la apariencia externa. No estoy diciendo que no debiéramos vestir ordenada y limpiamente, o que no de-biéramos tener ropas buenas. Me estoy refiriendo al mal uso de la moda y de la modestia para llamar la atención hacia nosotros mismos o hacia partes de nosotros.

Por muchas razones, el papel de los géneros en nuestra sociedad moderna se ha vuelto tan confusa, que ahora hay mucha desorientación, lo cual nos ha llevado a grandes controversias sociales en cosas que Dios nunca quiso que se levantaran, tales como estilos de vida homosexual y aun matrimonios homo-sexuales. El pueblo de Dios hoy parece tener la idea de que porque tenemos que amarnos los unos a los otros, entonces es mejor no decir nada contra el pecado. Hemos sido alcanzados por los mismos princi-pios griegos que fueron usados con los judíos.
A los griegos les encantaban sus festivales, los cuales absorbían una gran parte de la vida pública. Al-gunos Judíos importantes, familiarizados con la corte Tolemaica, presenciaron e incluso participaron en las perversas orgías relacionadas con los numerosos festivales Griegos. Estos líderes Judíos descara-damente las introdujeron en Jerusalén, incluyendo el vino, mujeres bailarinas y la música pagana a la iglesia de Dios. El resultado fue que allí hubo menos interés en las fiestas que Dios le había dado a Su pueblo para inspirarlos con la verdad y con la educación salvadora de las almas. Además hubo una abrupta caída de la moralidad, especialmente entre los jóvenes. Usted puede ver, cómo los judíos fueron re-educados en el pensamiento del mundo.

Algunos de los líderes judíos sabían que a fin de helenizar la iglesia judía tendrían que controlar la edu-cación de los jóvenes para que los judíos pudieran llegar a ser lo más semejante posible a los griegos. Algunos de los judíos más influyentes conspiraron desvergonzadamente para helenizar en forma sis-temática a los judíos a través de la educación y finalmente abolir la fe de sus padres. El objetivo de es-tos “liberales” fue la incorporación total de la cultura pagana griega en la vida judía y sus costumbres.

La educación griega puso un gran énfasis sobre los deportes. Los judíos revisionistas incorporaron jue-gos, carreras, sesiones de luchas y concursos de todo tipo en las escuelas judías, a pesar de que la ley judía severamente se oponía a estas innovaciones. Uno de los Sumos Sacerdotes llamado Jasón introdu-jo los juegos olímpicos en Judea y construyó un gimnasio para este propósito en el corazón de la ciudad cerca del templo. La juventud judía acudía en masa a este santuario olímpico ubicado dentro de sus propios confines. Maestros de los deportes griegos fueron contratados para enseñar sus juegos. Los jud-íos llenaron el estadio. Incluso los Sacerdotes descuidaron sus deberes en el templo para poder partici-par en los juegos.

En ese entonces había un motivo de vergüenza para los judíos. La circuncisión, uno de los distintivos de la singularidad judía para Dios, se hacía ahora una marca de vergüenza bajo la influencia de los griegos debido a que a los participantes de los juegos olímpicos se les exigía competir desnudos. Para prevenir las burlas, los competidores judíos se sometían a una operación especial que disimulaba la circuncisión. Aprovecho para comentarles y de pronto les cause una pequeña sorpresa, que los deportes competitivos son contrarios al sistema de educación de Dios. Y ahora este símbolo de su singularidad para Dios era un recuerdo constante de su nueva idolatría.

Tal vez para beneficio de aquellos para los cuales este concepto es nuevo, les puedo referir Filipenses 2:3, el cual dice: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria…”. No debe haber ninguna duda que los deportes son una forma de contienda organizada. Después de todo, fueron los Griegos los que los in-ventaron, especialmente los juegos Olímpicos, para poder mantener a sus soldados preparados para la batalla.

Muchas personas que han jugado o que han observado los deportes más dramáticos, reconocen la abier-ta brutalidad física y la contienda, tanto entre los jugadores como entre los observadores. Pero los mis-mos principios están en juego en deportes con menos contacto físico. Los jugadores siempre tratan de vencer a su oponente en vez de cooperar con él o ella.

Y aun existe la competencia que es contraria al espíritu de Cristo. Muchas personas piensan que la competencia es algo bueno, porque enseña algunas buenas lecciones. Pero amigos, todos los deportes competitivos están centralizados en sacar ventaja de la debilidad de otro para poder ganar el punto o para poder ganar el juego. Este no es el principio de Cristo, quien nos pide que nos ayudemos los unos a los otros en el camino al cielo.

Además, los deportes competitivos están llenos de vanidad. El ganador se llena de gloria, especialmente si es un evento de importancia nacional o internacional. Pero aun en la escuela primaria cristiana local, el ganador es el que resulta elegido para el próximo juego, y es el equipo donde a todos les gustaría estar. Esta vanidad aumenta el orgullo y la arrogancia, un espíritu que es contrario a los principios del cielo.

Además, muchos deportes involucran engaños. Usted comete un fraude y después lo hace con otro. Es-to es quebrantar el mandamiento de Jesús que dice: “No hablarás falso testimonio”.

Algunos dicen que usted no puede evitar la competencia en este mundo. Aun cuando esto puede ser verdad, el cristiano puede evitarla tanto como sea posible y puede minimizar su participación. Cierta-mente no tiene por qué llenar su mente con deportes. Los deportes competitivos y los juegos se han vuelto para esta generación lo que fueron para los judíos durante el imperio Griego. Son una forma de idolatría, la cual ha sido santificada y aprobada por las iglesias, por los pastores, y por los profesores. ¿Cómo podemos tener tan poco discernimiento? ¿Cómo podemos guiar a nuestros hijos a Jesús cuando primero los guiamos a un espíritu competitivo y de supremacía sobre los demás?

Si usted quiere saber más sobre esto, pida nuestro sermón “Como los Ídolos de las Naciones”. Se lo en-viaremos con mucho gusto.

El abandono de las normas fomentado por los líderes liberales condujo a una indiferencia general e in-cluso el rechazo de las verdades fundamentales de la fe judía. “Por un acto de su propio pueblo”, es-cribió un historiador, “Jerusalén renunció a su aislamiento de larga existencia y se puso en sintonía con el gran mundo helénico”. La creciente fascinación con la cultura helénica trajo disminución del interés en las antiguas leyes judías y sus costumbres. Poco a poco las cosas que hacían a los judíos distintos, su propia identidad, llegó a estar abierta para discusión. Aún los judíos conservadores comenzaron a cuestionar sus tradicionales creencias antiguas. Se preguntaban si las enseñanzas del judaísmo estaban en realidad correctas. Veían que sus creencias antiguas estaban en conflicto con el razonamiento griego. Aún más, los griegos eran tan “exitosos”. ¿No podría ser la bendición de Dios que ellos fueran tan beneficiosos para la economía judía? Gradualmente reemplazaron la definición divina sobre el éxito con ideas griegas. Comenzaron a preguntarse si realmente Dios exigía abnegación y si Dios estaría realmente interesado en el hombre de alguna forma. Ustedes pueden ver que estas dos cosas van mano a mano. ¿Cómo podemos nosotros entender que Dios nos ama profundamente y se sacrificó a sí mismo por nosotros si nosotros mismos no tenemos deseo de ayudar a otros y sacrificarnos por ellos? La ab-negación es una de las formas a través de la cual Dios nos ayuda a entender Su amor por nosotros. Dios ordenó el sacrificio para ayudarnos a comprender los principios del cielo.

Sin embargo en la sociedad actual el auto-sacrificio raramente es practicado. Construimos grandes casas para nuestro uso personal y entonces tenemos que comprar todo tipo de muebles. Después tenemos que mantenerlos y hacer que funcionen adecuadamente. La idea parece ser que cuanto más grande sea la casa, mejor. ¿No sería mejor que colocáramos estos recursos en la obra de Dios y que viviéramos en forma simple, aun si tuviéramos recursos como para comprar casas más extravagantes que las que ne-cesitamos en verdad?

Las escuelas rabínicas de los judíos continuaron operando. Pero cuando los rabinos entrenados en Ale-jandría tuvieron dominio sobre el currículo, el adiestramiento en estas escuelas se vio comprometido en gran manera. Cada vez eran menos prácticos, menos bíblicos, y más teóricos. Había un énfasis en el es-tudio de los filósofos griegos en vez de los profetas judíos. Los deportes, los juegos, la riqueza y el lujo fueron ensalzados. La motivación mundana reemplazó el servicio en la causa de Dios.

Año tras año la Palabra de Dios se estudiaba menos mientras que el currículo educativo se movía hacia el intelectualismo y el racionalismo. Año tras año el hombre fue exaltado y se pensaba menos en Dios. El rabino graduado era alabado y el no educado era despreciado. La ceremonia aumentó cuando la de-voción disminuyó. No nos causa ningún asombro que Jesús jamás haya asistido a las escuelas de los rabinos o al seminario teológico de Jerusalén. ¿Qué sucedería hoy si los ministros se rehusaran a asistir al seminario tal como lo hizo Jesús? ¿Serían más piadosos? ¿Predicarían más de las Escrituras? ¿Estarían más dispuestos a predicar sobre los principios distintivos de nuestro mensaje en vez de ideas ecuménicas que apenas se centralizan en el amor y en la unidad?

En Judea aumentó la ceremonia y disminuyó la piedad. Más énfasis fue puesto sobre el Mishnah y el Guemará. El Mishnah era un comentario sobre la Biblia que añadía muchas leyes y ceremonias. El Guemará era un comentario sobre el Mishnah que añadía aun más normas y reglas. Había un dicho en “Éticas de los Padres”, otro comentario, que era más o menos así: “Un niño de cinco años debía estudiar la Biblia, a los diez el Mishnah y a los quince el Guemará. A medida que el estudiante avanzaba en años y se incrementaba su habilidad mental, estudiaba menos la Palabra de Dios y más los escritos del hombre.

¿Qué creen ustedes que esto le hizo a los principios del Santuario, que estaban diseñados para proteger el pueblo de Dios de la mundanalidad y enseñarles el camino de la salvación? En la mente judía estas cosas comenzaron a ser cada vez menos importantes. La fidelidad hacia la Ley de Dios era vista como demasiado rígida y restrictiva. Se asistía cada vez menos a los servicios en el templo. Las sencillas ver-dades del mensaje del Santuario dejaron de impresionar sus mentes.

Las concesiones liberales (el bajar las normas) no traen paz y unidad. Hacia el segundo siglo antes de Cristo, la degeneración de la fe judía llevó a graves conflictos internos que crearon una reacción. Aquellos que se opusieron a esta liberalización se juntaron y crearon los Chasidim o “Los Piadosos”. El conflicto entre los liberales y los conservadores empujó a ambas partes a extremos opuestos que no podían comprenderse los unos con los otros. Los conservadores culparon a los liberales de retroceder “violando la Ley” y de “pecado pavoroso”. Los liberales acusaron a los conservadores de necedad al querer conservar los antiguos hitos y de socavar el progreso, la prosperidad y la estabilidad nacional. Como pueden ver, los conservadores que trataban de sostener los principios históricos eran acusados de causar desunión. ¿Le suena esto familiar?

Las discusiones surgieron en todos los frentes. Los desacuerdos sobre deportes, comida, medicina del mundo, y los problemas filosóficos crearon la discordia general. Ambas partes lucharon por la influencia política. Los liberales helenistas querían que uno de su grupo reemplazara al Sumo Sacerdote con-servador y pronto la pregunta en juego fue si realmente era necesario que el Sumo Sacerdote fuera un descendiente de Aarón, llevando esto al temor de que los liberales pudiesen profanar el alto cargo.

El pueblo en general adoptó el camino intermedio. Disfrutó de los lujos, refinamientos, entretenimientos tales como el drama y el teatro, y los deportes siempre presentes, pero desaprobó los extremos excesos liberales porque no quería romper su conexión con el pasado. Algunos incluso llegaron a razonar que como los judíos eran el objeto de especial afecto de Dios, estos cambios a la sociedad, respaldados por la fuerza económica, eran en realidad bendiciones de Dios y que debían ser aceptados.

El conflicto y la contienda en Jerusalén con sus intrigas políticas llamaron la atención de Antíoco Epí-fanes, el cual marchó sobre Jerusalén en el año 169 a.C. Antíoco profanó el templo, e hizo que el guar-dar el Sábado y la circuncisión sean crímenes capitales, mientras que forzaba a los Judíos a participar del festival pagano a Dionisio. La revuelta de los Macabeos y sus subsiguientes enfrentamientos fi-nalmente permitieron volver a tomar el templo y la nación Judía volvió a estar bajo el control de los conservadores. Pero la infiltración de los principios Griegos jamás fue erradicada. El enemigo había te-nido éxito.

Los judíos se alejaron de Dios otra vez. Y para suplir su falta de espiritualidad, los rabinos conservado-res hicieron la religión judía mucho más legalista a fin de restringir el progreso del helenismo. Sin embargo, los líderes religiosos habían perdido el verdadero objetivo de su religión. Multiplicaron las ceremonias sin entender su propósito real. Mientras tanto, ya la iglesia judía había llegado a estar en tal situación que una reforma completa era esencialmente imposible. En la época de Jesús, era obvio que incluso Él no podría cambiarlos y tuvo que comenzar una nueva iglesia.

“Al apartarse los judíos de Dios, la fe se había empañado y la esperanza casi había dejado de iluminar lo futuro. Las palabras de los profetas no eran comprendidas”. Las influencias de la cultura, la filosofía y el estilo de vida pagano, habían destruido tanto la vida de los judíos que cuando Jesús vino a ellos, solo unas pocas almas humildes le reconocieron y le dieron la bienvenida. Incluso las masas que lo seguían diariamente buscaban un reino temporal, y cuando fueron amenazadas por los líderes religiosos, le abandonaron.

¿Se pueden imaginar cuán triste debió haberse sentido el cielo al ver la reacción de los judíos hacia Jesús? Imagínense su horror al ver el odio dirigido a Cristo. Imagínense a los ángeles, que ministraban a Jesús, descorazonados cuando Él fue perseguido por los sacerdotes, cuando Él padecía angustia en el Getsemaní, cuando era azotado por los romanos y colgado en una cruel cruz. Imagínense el impacto y el asombro de los seres celestiales cuando los líderes de la iglesia se burlaron de Él y lo ridiculizaron allí cuando colgaba en esa cruz. ¡Increíble! Satanás había sido tan sutil y tan hábil para cautivar las mentes de los judíos con todas esas concesiones liberales y luego creando un conflicto que les impidió volver al equilibrio de la verdad. Tal vez sea difícil imaginarlo, pero ¿es posible que Satanás esté trabajando para hacer las mismas cosas en la iglesia de Dios hoy? Aunque sea difícil aceptarlo, sí, lo está haciendo. Veamos como.

En nuestros días, ha habido una pérdida similar de los puntos principales de la verdad en la iglesia de Dios y las similitudes son fenomenales. Por ejemplo, para cumplir con los niveles de acreditación, nuestros profesores asisten a seminarios evangélicos y seculares para obtener certificados de estudios superiores (nada menos que tradición griega) y luego traen estas enseñanzas evangélicas a nuestras ins-tituciones comprometiendo el entrenamiento de los pastores más jóvenes.

Años atrás, los liberales sabían que la única forma de cambiar la iglesia era controlando el sistema edu-cativo. Esto lo han hecho con éxito. Nuestros colegios han reemplazado la agricultura con el concepto pagano griego de juegos y deportes y han tratado de ser como las escuelas seculares tanto como les ha sido posible. ¿Se han dado cuenta que muchas iglesias tienen gimnasios construidos al lado del estacio-namiento? Las características distintivas del sistema educativo de Dios que debía diferenciar a nuestro sistema educativo del sistema del mundo han sido eliminadas en gran parte. Ahora, los currículos académicos hacen menos énfasis en la Biblia y más en las enseñanzas de la teología evangélica y ecuménica.

De la misma manera que los Judíos, hemos desarrollado una mentalidad de entretenimiento que incluye servicios de culto de adoración al estilo de celebración, mímica y payasos, películas y teatro, parques de atracciones, juegos de computadora, la música con ritmos bailables y los deportes siempre presentes. Muchos de nosotros vivimos en un ambiente de ciudad donde estos espectáculos están más fácilmente disponibles. Al igual que los judíos, la opulencia consume nuestro tiempo y energías, dejando poco tiempo para Dios y para la familia. Muchos están más preocupados en hacer dinero que en su vida espi-ritual o la salvación eterna de otros. Y muchos de nosotros tratan de ser como los mundanos que están a nuestro alrededor tanto como les sea posible. Y muchos de nosotros tratan de parecerse lo más posible al mundo que los rodea.

De la misma manera que los Judíos, muchos ahora cuestionan las características distintivas de nuestra fe. Muchos líderes “progresistas” (como les gusta ser llamados a los liberales) están decididos a incor-porar la cultura religiosa evangélica en nuestro estilo de vida Adventista y eliminar totalmente la fe de nuestros padres. Muchos de nosotros hemos llegado a avergonzarnos de los distintivos de nuestra fe y como esos atletas judíos, queremos esconderlos o minimizarlos. Es interesante notar que distintivos judíos, tales como el sábado y la circuncisión, una vez “negociables”, finalmente llegaron a ser blanco de la represión bajo Antíoco. ¿Resultarán concesiones similares en la persecución de aquellos que de-fienden nuestras verdades distintivas que Dios nos ha confiado, quizás incluso por aquellos de nuestra propia fe? Hoy, los conflictos entre liberales y conservadores han llegado al punto donde a menudo no pueden comprenderse.
El plan de Dios de verdadera educación, diseñado para fortalecer la fidelidad de Su pueblo a Dios y a Su ley, está casi extinguido por completo hoy. A excepción de pocas escuelas de sostén propio como el Instituto Hartland, donde los jóvenes aprenden los principios bíblicos de nuestra fe, no habría ningún lugar para que la juventud evitara, lo que Dios llama los necios principios griegos (véase 1ª Corintios 1:18-28) que prevalecen en nuestras instituciones de enseñanza. Estas concesiones han destruido la educación en nuestra denominación al punto que muchos graduados tienen muy poca, o carecen en ab-soluto de motivación, para servir en la causa de Dios.

Entre paréntesis, existe una diferencia interesante entre la Antigua Judea y la última iglesia de Dios, el Israel moderno. Los antiguos Judíos tenían en el sumo sacerdote un líder conservador para ayudar a la causa conservadora. Nosotros no tenemos ese lujo hoy en día. Por lo tanto no podemos esperar que un cambio político en la iglesia venga a restaurar la fe una vez dada a los santos. ¡La carga descansa en us-ted y en mí! No podemos esperar por otros. Nosotros somos los que tenemos que guardar la fe, levantar la fe y revelar la fe en nuestros caracteres y vivir como si Jesús viniera muy pronto.

Los judíos estuvieron tan sumergidos en la educación y el estilo de vida griegos que por eso no pudie-ron percibir que entre ellos estaba el Prometido – Jesús el Mesías. Lo vieron como indocto y de clase baja porque Él nunca estudió en sus escuelas. Odiaban el registro público tan acertado que Él hacía de su infidelidad a la ley de Dios. Despreciaban su sencilla enseñanza sobre cómo ser salvos. Pero sobre todo estaban enojados porque Él se negó a obedecer su autoridad y a observar sus normas. Ellos tam-bién podrían haber estado enojados de que Él aceptara donaciones y quizás incluso algunos diezmos y enseñara a sus discípulos que también lo hicieran (léase Lucas 10:3-12). El sistema de educación y la filosofía griegos había destruido la capacidad de los judíos para comprender la misión de Jesús y termi-naron crucificándolo.

¿Es posible que muchos de nosotros estemos tan sumergidos en los principios mundanos (griegos) que tratamos la manifestación genuina del Espíritu Santo, de manera similar en que los judíos trataron a Cristo? ¿Es posible que muchos pierdan la lluvia tardía mientras esté cayendo a su alrededor porque se han negado a seguir el sencillo plan de educación de Dios? ¿Cuántos de entre nosotros perderán la última oportunidad de cooperar con el cielo en el mensaje de advertencia final que ha de ser dado al mundo, porque desperdician su tiempo de preparación en deportes, entretenimientos y otras ocupacio-nes mundanas?

Tal vez necesitamos considerar nuevamente nuestra relación con Cristo y con el mundo a nuestro alre-dedor para encontrar donde estamos personalmente comprometidos, y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para recuperar nuestra fe y vivir de acuerdo a ella en nuestros hogares, escuelas e iglesias. Tal vez podríamos ganar mucho al repasar el estudio de los servicios del Santuario que Dios le dio a Israel para ilustrar Sus principios de salvación. Si nosotros entendemos lo que Cristo ha hecho por nosotros y Su poderoso amor por cada uno de nosotros en particular, podríamos ver el camino a través de todas las tentaciones y atracciones que el Diablo nos lanza. Cristo y Su crucifixión tienen que ser el centro de nuestras vidas. Pero también tenemos que entender que Él quiere hacer madurar nuestra experiencia de tal manera que tengamos caracteres que lo reflejen tan completamente que nos separemos totalmente del pecado. Si ese es nuestro foco, escaparemos de los peligros del mundo y del egoísmo.

¿Cómo están ustedes? ¿Cómo estoy yo? ¿Estamos esforzándonos para ser parte del último grupo de personas que entenderán y reflejarán la plenitud del carácter de Dios a través de Jesucristo? ¿Se unirán ustedes conmigo en vivir para Jesús hoy, no importa cuánto ridículo, no importa cuánta persecución, no importa cuán difícil sea? ¿Se unirán ustedes conmigo en suplicarle a Dios por una verdadera experiencia con Jesús? ¿Se unirán ustedes conmigo en profundizar en Su palabra por la verdad?
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