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Friday, September 4, 2009

La Ordenación de mujeres: Un continuo debate.

Pastora Adventista del S.D. Rebecca Brillhart


La Ordenación de mujeres: Un continuo debate.


Por Pr. Colin D. Standish.





Todo comenzó en septiembre de 1973 en Camp Mohaven, Ohio.

Una conferencia sobre el papal de las mujeres en la iglesia fue organizada por consejo de ciertos líderes de la Asociación General bajo el liderazgo del que fuera entonces director del Instituto de Investigación Bíblica. Los teólogos fueron quienes parecían haber abierto la puerta a los proponentes, urgiendo la ordenación de las mujeres. En Camp Mohaven, reportaron que: “La Biblia ni defiende ni prohíbe la ordenación de mujeres al ministerio, y que por lo tanto, éste era un asunto que compete a las normas eclesiásticas y administrativas.” Adventist Affirm, otoño del año 1989, Pág. 42.




Esta conclusión influyó para que el temade la ordenación de las mujeres, fuera colocado en la agenda del Consejo Anual de Octubre del año 1973. No carece de importancia el hecho de que ese tema fuera introducido en ese momento, cuando el pastor Robert Pierson, presidente de la Asociación General, en ese entonces, apoyado por el pastor Kenneth Wood quien era en esa época editor de la Review and Herald (actualmente Adventist Review – La Revista Adventista, edición inglesa- estaba tratando de traer un poderoso reavivamiento y reforma a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Como resultado, el asunto ha sido presentado un número de veces ante el Consejo Anual, y en año 1990 llegó a ser quizás el tema de mayor enfoque en la sesión de la Asociación general en Indianápolis.


Antes de la sesión de la Asociación General del año 1975 en Viena, Austria, ante la cual fui delegado, había escuchado pequeños rumores respecto a la ordenación de mujeres; pero, no tenía idea alguna del Consejo de Mohaven del año 1973.


No obstante, sorprendentemente me vi envuelto en el debate antes de la convocada sesión de la Asociación General en al año 1975. Un número de comités organizados para lograr objetivos determinados son establecidos para dialogar y someter temas importantes antes de cada sesión de la Asociación General. A causa de que era el presidente del Columbia Union College, situado a tan sólo una milla de la entonces sede de la Asociación General (ASOCIACIÓN GENERAL) y probablemente en razón de la ubicación de éste, fui escogido en lugar de cualquier otro presidente de universidad para sentarme en tales comités.


Un comité de esa naturaleza estaba constituido por cuarenta o cincuenta personas, muchas con antecedentes denominaciones, pero incluyendo algunos laicos bajo la presidencia de uno de los vicepresidentes de la ASOCIACIÓN GENERAL.


Después de los preliminares, el presidente indicó que había cuatro temas que serían enfocados por el comité, uno de los cuales, era la ordenación de mujeres. Tenía la esperanza de que no sería colocado en ese comité, pero no sólo fui asignado a él; si no que el presidente se volvió y dijo: “Colin, quiero que lo presidas.”


Rogué ser relevado de ese cometido, pero él se mostró inflexible. Recuerdo haber orado, “¿Señor, qué haré?” mientras caminaba hacia el alojamiento que compartía con diez o doce miembros del comité más grande, quienes también habían sido designados para unirse a este sub-comité.


La secretaria del presidente del comité había sido nombrada como miembro de éste y de inmediato le dimos la responsabilidad de ser también la secretaria del nuestro. Le dije al comité que la única forma que sabia en que podríamos tratar este tema, era investigando el consejo dado por la Inspiración, un concepto al cual los miembros del mismo consintieron. De esta manera dividimos el grupo en dos, pidiendo a la mitad investigar todo lo que pudiese ser establecido usando la Biblia y a la otra mitad lo que podría ser determinado mediante el Espíritu de Profecía. Sugería que los que usaran el Espíritu de Profecía aprovecharan la ayuda para investigar cualquier información que pudiesen descubrir sobre este tópico. Debemos tener presente que esto ocurrió mucho tiempo antes de la llegada del CD ROM, en el cual casi todos los escritos del Espíritu de Profecía están disponibles.


Después de varias horas de investigación convocamos de nuevo la reunión. Los que investigaban la Biblia habían concluido que no había en ella ninguna evidencia acerca de la ordenación de mujeres. Los que buscaban en el Espíritu de Profecía presentaron una declaración para nuestra consideración: “Las mujeres que están deseosas de consagrar algo de su tiempo al servicio del Señor deberían ser designadas para visitar a los enfermos, cuidar de los jóvenes, y ministrar a las necesidades de los pobres. Deberían ser apartadas para esta obra por medio de la oración y la imposición de manos.” Advent Review and Sabbath Herald 07-09-1895 The Duty of the Minister and the People .


Debe notarse, que éste era un servicio de media jornada y que estaba en el contexto de un artículo referente a la forma en que los laicos deben apoyar la obra del ministro. Aunque el pasaje en ninguna manera se refiere a la ordenación de ministros y con frecuencia la imposición de manos no está asociada con la ordenación (por ejemplo, la imposición de las manos sobre el enfermo), no obstante, el subcomité recomendó al comité en general que se le prestara consideración a la ordenación de mujeres para el cargo de diaconisa. El subcomité señaló que no había ningún consejo divino que apoyara la ordenación de mujeres como ancianos o pastores.


No obstante no estaba preparado para la reacción hostil al reporte cuando éste fue leído. El presidente, dirigiéndose a su secretaria, quien había leído el reporte, dijo: “No te coloqué en ese comité para que trajeses esa clase de reporte.” Luego con gran firmeza dijo: “Esta es la dirección que estamos tomando debemos movernos hacia la ordenación de mujeres pastores.” Mi preocupación no fue mejor cuando ofrecí un corto discurso en el cual señalé que no podíamos imitar las costumbres que el mundo estaba siguiendo. Expliqué que en el tiempo del establecimiento dela nación judía, era la costumbre en el medio oriente, ordenar sacerdotes y sacerdotisas. Esto era el verdadero paganismo egipcio, y era tradicional de los paganos cananeos que rodeaban la nación israelita. Señalé que tener diosas y sacerdotisas era parte del concepto del balance de las fuerzas cósmicas en el universo que pone los cimientos de la teología del paganismo. Fue la misma teología que promovió el equilibrio del bien y el mal, de la verdad y el error. Esa teología es maldita para el Dios del universo. Por esa razón, quedé perplejo cuando el director de ministerial de la Asociación General dijo:

“No me importa si viene del paganismo o no, estamos moviéndonos en esa dirección.”


Corto tiempo después se tomó un voto y quedé estupefacto de que sólo otro hombre además de mí, votaran contra la recomendación para proseguir el tema de la ordenación de mujeres pastores. ¿Qué había sucedido al resto de mi comité que había votado menos de una hora antes unánimente para apoyar el reporte que habíamos presentado? Parecía que las pocas palabras emotivas de dos altos funcionarios de la ASOCIACIÓN GENERAL tenían más valor que cualquier que cualquier cosa que pudiéramos hallar en la Biblia o en el Espíritu de Profecía.


En ese momento, supe la dirección obvia en la que nos estábamos moviendo. Indiscutiblemente, mi sorpresa aumentó por el hecho de que había considerado a esos hombres como dos de los líderes más conservadores de la ASOCIACIÓN GENERAL de esa época.


Esa acción y otros eventos subsiguientes me han convencido de que la batalla concerniente a la ordenación de las mujeres no es entre dos compresiones diferentes de pasajes de las Escrituras o del Espíritu de Profecía; si no entre aquellos que con seguridad basan su fe y prácticas en la Palabra de la inspiración, y aquellos que están dispuestos a seguir los conceptos equivocados de la sociedad y los argumentos sutiles del razonamiento humano.


Desde entonces, la determinación del movimiento feminista dentro de la iglesia Adventista del Séptimo Día ha sido incesante. Asistí al Consejo Anual del año 1990 en el cual feministas protestaron con carteles que demandaban la ordenación de las mujeres. Algunos declararon públicamente que la decisión que se tomara en ese asunto determinaría si sus diezmos fuesen devueltos a la denominación. Esas son presiones que muchos líderes parecen impotentes de resistir.




¿Qué dice la Inspiración?



Recordemos que las Escrituras no hablan directamente de la ordenación de las mujeres. Sin embargo, podemos ver a Dios a través de todas las Escrituras ordenando hombres para llenar el papel de sacerdote. Como el esposo es la cabeza de la familia, así el hombre es el líder natural de las familias en la congregación que constituye la iglesia..

“Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo que falta, y pusieses ancianos por las villas, así como yo te mandé: El que fuere sin crimen, marido de una mujer, que tenga hijos fieles que no estén acusados de disolución, ó contumaces.” Tito 1:5-6.

“A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor parirás los hijos; y á tu marido será tu deseo, y él se enseñoreará de ti.” Génesis:3:16.

“Mas quiero que sepáis, que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios la cabeza de Cristo.” 1Cor:11:3.

“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito á la mujer enseñar, ni tomar autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio.

Porque Adam fué formado el primero, después Eva;

Y Adam no fué engañado, sino la mujer, siendo seducida, vino á ser envuelta en transgresión:

Empero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en la fe y caridad y santidad, con modestia.” 1 Timoteo 2:11-15.


“En la creación Dios la había hecho igual a Adán. Si hubiesen permanecido obedientes a Dios en concordancia con su gran ley de amor, siempre hubieran estado en mutua armonía; pero el pecado había traído discordia, y ahora la unión y la armonía podían mantenerse solo mediante la sumisión del uno o del otro. Eva había sido la primera en pecar, había caído en tentación por haberse separado de su compañero, contrariando la instrucción divina. Adán pecó a sus instancias, y hora ella fue puesta en sujeción a su marido. . .” El Hogar Adventista, Pág. 100.


Aunque ”no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” Gálatas 3:28.

Parece que Dios le ha dado funciones diferentes al hombre y a la mujer. La sociedad ha rebajado la labro de la madre haciendo que otras actividades sean más importantes que el cuidado de sus hijos. Sin embargo, las mujeres, las mujeres no deben considerarse inferiores porque el hombre sea la cabeza de la familia, ya que Cristo-aunque era igual al Padre-se sometió a Él como un siervo, reconociéndolo como su cabeza. Véase Filipenses 2:6:-9; 1 Corintios 11:3.


“Junto a su esposo, Eva había sido perfectamente feliz en su hogar edénico; pero, a semejanza de las inquietas Evas modernas, se lisonjeaba con ascender a una esfera superior a la que Dios le había designado. En su afán de subir más allá de su posición original, descendió a un nivel más bajo. Resultado similar alcanzará las mujeres que no están dispuestas a cumplir alegremente los deberes de su vida de acuerdo con el plan de Dios...” El Hogar Adventista, Pág. 100.


A pesar de que la Inspiración no ordena que la mujer sea la cabeza espiritual, hay numerosas apelaciones tanto a las mujeres como a los hombres para que ayuden a la iglesia en muchos aspectos de ministerios médico y espiritual.




El movimiento feminista.




Por casi seis mil años el pueblo de Dios ha resistido el ejemplo pagano, pero en esta era de ecumenismo, y de los engaños finales de Satanás, muchas iglesias han capitulado. Y ahora parece que nuestra amada iglesia mundial, está a punto de tomar una decisión tal. La hermana White ha aclarado la situación tanto como es posible hacerlo: “Aquellos que se sienten llamados a unirse al movimiento a favor de los derechos de la mujer, y a la así llamada reforma del vestido, deberían cortar toda conexión con el mensaje del tercer ángel. El espíritu que acompaña al uno no puede estar en armonía con el otro.” Testimonios, tomo 1, Pág. 457.


Algunos de los mismos temas que fueron defendidos fuertemente en los movimientos de los derechos femeninos en los años 1860, son vigorosamente promovidos hoy, pero el movimiento feminista de hoy día ha ido más allá de los objetivos que tenía en los años de 1860. La ordenación de las mujeres al liderazgo de la iglesia ha sido fuertemente debatida y llevada a cabo en bastantes denominaciones protestantes.


Este asunto fue enfatizado por una observación publicada en un periódico australiano: “La reevaluación por el feminismo de la religión institucionalizada y la iglesia influenciada por éste, la sinagoga, y los que asisten a las mezquitas, ha estado en marcha en su forma actual por más de treinta años.” Sydney Morning Herald, 25 de Agosto de 1987.

El artículo continuó citando a la única mujer teóloga en Australia: “Ella ve las Escrituras, como tan condicionadas a la naturaleza patriarcal de las sociedades en el tiempo en que fueron escritas, que su lenguaje y sus suposiciones básicas acerca de la sociedad son discriminatorios. Supongo que la Biblia tendrá que desaparecer progresivamente, es un lenguaje post-cultural.” Ibíd. Seguramente tales observaciones no deberían ser ignoradas por un pueblo que declara haber aceptado la Biblia como el único fundamente de su fe y práctica.




El feminismo en el adventismo.


Se han hecho serios esfuerzos, para oponerse a la trágica intrusión del feminismo en la iglesia Adventista del Séptimo Día. En el año 1987 el tema de la ordenación de la mujer fue la base del establecimiento de una nueva publicación, Adventist Affirm. La primera edición hizo muchas preguntas importantes, relacionadas con el asunto de la ordenación de la mujer, contestadas con excelentes declaraciones bíblicas.

En el otoño de 1989, una publicación completa de Adventist Affirm fue nuevamente dedicada a un estudio de nuestros editores mejor conocidos por su postura basada en la Biblia contribuyeron, incluyendo al fallecido Dr. Gerhard Hasel, al Dr. C. Mervin Maxwell, a Laure Damsteegt, al Dr. Gordon Hyde, a la Dra. Mercedes Dyer, y al Dr. Raymond Holmes. La Hermana Damsteegt presentó un informe muy penoso sobre uno de los muchos debates acerca de la ordenación de las mujeres, éste en particular sostenido en Cohuta Springs, en julio de 1989.


En ese artículo ella describió un arreglo preparado y discutido apresuradamente, que condujo a una decisión incorrecta. El acuerdo, el cual fue eventualmente votado en la sesión de la ASOCIACIÓN GENERAL en el año de 1990, fue que, las mujeres no serían ordenadas, pero que podrían funcionar en todos los aspectos como ministros, cumpliendo el mismo papel que los ministros varones, incluyendo el oficiar en: Bautismos, dedicaciones, casamientos, funerales, ect. Es difícil comprender la ingenuidad de la mayoría de los que votaron por estas soluciones tan comprometedoras.

Las feministas no estarán satisfechas hasta que no logren el proceso completo de ordenación. Este voto las llevó un paso más cerca de su objetivo final.


Miremos el desarrollo de este movimiento de igualdad femenina. Su historia es parecida a la de muchas iglesias caídas del protestantismo.
1) En iglesias liberales grandes, una mujer fue primeramente designada, no para ser obrera bíblica, sino como parte del cuerpo pastoral.
2) Finalmente fue llamada pastor.
3) Luego fue ordenada como pastor de una iglesia local.
4) Entonces, recibió aprobación para ejecutar las mismas funciones de un pastor ordenado. Y finalmente. 5) Será ordenada como ministro.


Es inteligente notar la dirección de los argumentos. Cuando se ejerce la presión para permitir que las mujeres realicen las mismas labores que un ministro, se garantiza, que esto no es una ordenación. Pero, más tarde, en razón deellas están cumpliendo los mismos deberes de un ministro, se argumenta que están desempeñando estas funciones, por lo tanto, serán ordenadas al ministerio. Pareciera que muchas personas tienen poca percepción de las consecuencias que a la larga tendrán las consecuencias a corto plazo.


Un número de autores han tratado de enfocar los problemas de la ordenación de las mujeres. Recientemente, Raymond Holmes ha discutido las profundas implicaciones de ésta ordenación en su impresionante libro The tip of An Iceberg. En su libro, el Dr. Holes coloca el tema en el contexto de la autoridad eclesiástica. El dice: “La autoridad institucional de la iglesia nunca puede reemplazar a la Palabra de Dios. La autoridad de la iglesia es derivada, no inherente. Mientras la iglesia sea fiel a la Biblia, su autoridad es evidente. Pero cuando ésta ya no sea fiel a la Biblia, su autoridad puede ser impugnada. Los adventistas creen en la infabilidad de las Escrituras, no en la infabilidad de los administradores, del clero, de los educadores, de los teólogos, del personal de experiencia, de los comités o de las juntas de iglesia.”


“El oficio” pastoral y la Palabra de Dios no pueden ser separados el uno del otro. Si el oficio es separado de la Palabra, éste no tiene existencia válida. El papel sacerdotal (de siervo) del ministerio no puede ser separado de la función profética (de reprensión). Cuando el ministro deja de ser un profeta, es decir un predicador de la verdad bíblica, puede continuar siendo reconocido como sacerdote pero éste ya no ejerce el oficio de la Palabra. El ministro puede tener autoridad institucional, pero no tiene autoridad divina, y la iglesia institucional donde el ministerio no está en armonía con la Palabra, no tiene autoridad divina para efectuar la imposición de las manos para ordenar a nadie.” C. Raymond Holmes, The Tip of An Iceberg, Pág. 40. Acerca de la ordenación de las mujeres, Holmes dijo: “Hemosvisto que en la sociedad cristiana, a las mujeres se les dieron sus lugares legítimos, como fueron establecidos en la creación, y que la sociedad cristiana sirvió para confrontar la denigración que la sociedad pagana hace de la mujer. También hemos visto que había varias mujeres, de las cuales muchas, que merecieron el encomio de Pablo, ayudaban en ministerios en la iglesia primitiva, y esas mujeres y los hombres disfrutaban de completa igualdad espiritual.

Sin embargo, también hemos visto que a las mujeres se les ha prohibido ejercitar un papel de liderazgo en la congregación. Debe hacerse una clara distinción entre el oficio y la función. Dios está llamando a las mujeres al ministerio; pero no la posición del liderato en el cual la autoridad es ejercitada sobre los hombres. Sin duda ésta es la razón, por la cual, Elena de White cuyo llamado al ministerio fue excepcional, no vaciló en profetizar y exhortar, mientras que nunca persiguió la ordenación al oficio eclesiástico. En este sentido, como también en otros, su vida y ministerio estuvieron en armonía con las Escrituras.” Ibíd. Pág. 150.

El Dr. Holmes trata el tema de “la división”. Algunos reconocen la naturaleza conflictiva del tema de la ordenación de las mujeres. En vez de buscar soluciones que requieren una sumisión a las Escrituras, recurren a las tácticas propias de un estadista. En otras palabras, se busca una solución política tal y como el arreglo comprometedor que se hizo en Indianápolis durante la sesión de la ASOCIACIÓN GENERAL, cuando se rechazó la ordenación de mujeres, mientras que se les permitía ejecutar las funciones de un ministro sin la ordenación. Como fue predicho, la bien intencionada tentativa de mantener felices a ambos lados, ha fracasado, porque ha proporcionado la base para futuros conflictos como ocurre inevitablemente con casi todos los compromisos.



“Las soluciones políticas no pueden resolver los asuntos bíblicos. El ceder a la agenda feminista acerca de la ordenación de las mujeres, nos aleja de la fidelidad a la Escritura.” Ibíd. Pág. 130. ¡Cuán precisa ha resultado esta última declaración del pastor Holmes! Cualquier solución mediante una concesión nunca es la solución de Dios y jamás resuelve el problema. Debe haber una reafirmación de un carácter moral y espiritual entre los líderes que toman las decisiones en la iglesia de Dios.

Hace algunos años, escribí una carta al presidente de la ASOCIACIÓN GENERAL de aquel entonces expresándole mis preocupaciones y predicciones respecto al movimiento de la ordenación de las mujeres.

La carta fue escrita desde British Columbia, después de haber leído un artículo especial redactad por un antiguo moderador de la Iglesia de Canadá. Él estaba defendiendo a aquella iglesia contra la presión de ordenar, a conocidos ministros homosexuales. Fue obvio que en años anteriores la iglesia de Canadá había capitulado a la presión para la ordenación de mujeres. Ahora, un comité especial había recomendado la posibilidad de ordenar algunas lesbianas y homosexuales en esa iglesia. El concilio en pleno había de tomar esa decisión más tarde durante aquel año. En mi carta al entonces presidente de la ASOCIACIÓN GENERAL expresé en parte: “No soy profeta, pero como estudiante de historia, puede predecir que si la batalla por la ordenación de las mujeres en la iglesia adventista se gana, la siguiente batalla será sobre la ordenación al ministerio de homosexuales y lesbianas. Pueden decir “imposible”; yo digo, “inevitable”. Si observamos las tendencias en nuestra iglesia, podemos ver como siguen casi sin fallar, las de otras iglesias. Simplemente estamos más atrasados que ellos unos veinte años. Estoy orando para que Dios prevalezca en este asunto. Tenemos que detenernos en alguna parte. Creo que no debemos permitir irnos casi a pique. Toda la jerga teológica no pueden producir un “así dice el Señor”, para proseguir en la dirección en que parecemos estar moviéndonos en la ordenación de las mujeres.


“Tampoco está bien decir que muchas de nuestras mujeres están actuando en varias partes del mundo con plena autoridad pastoral. Esto no significa que apoyemos esta situación. Aunque esta sea difícil, tendremos que retroceder de tal dirección.” Carta al pastor Neal Wilson, 30 de mayo de 1988. Sin embargo no tengo la mejor duda de que si las mujeres son ordenadas al ministerio, el siguiente campo de batalla será la presión del grupo de homosexuales activosdentro de la iglesia, agitando para obtener la ordenación al ministerio adventista del séptimo día de muchos de entre sus filas. Creo que sólo el retorno de nuestro Señor nos salvará de que este proyecto se convierta en una realidad.


Vamos a resumir lo que ha sucedido desde que la ASOCIACIÓN GENERAL del año 1990 rechazó proponer la ordenación de las mujeres como pastores, pero ingenuamente cedió a la presión de los delegados de la División Norteamericana, para tener la autoridad de permitir a las mujeres cumplir los mismos deberes, como los pastores de sexo masculino. En verdad, sin el apoyo mundial, las mujeres ya estaban realizando estas funciones en Norteamérica antes de la sesión de la ASOCIACIÓN GENERAL del año 1990. La Asociación del Sureste de California estaba casi lista para declararse en rebelión total con una acción que habría desafiado la decisión tomada por la sesión de la ASOCIACIÓN GENERAL del año 1990, ordenando unilateralmente mujeres pastores.


Algunos creen que sólo la intervención del pastor Tom Mostert, presidente de la Unión del Pacífico, salvó a la asociación de proseguir con sus planes de ordenar mujeres a pesar del voto de la sesión de la ASOCIACIÓN GENERAL. Si su decisión hubiese estado de acuerdo con la Palabra de Dios hubiera sido apropiada; pero estando completamente fuera de armonía con la Palabra de Dios, representaba un paso monumental hacia la rebelión en contra de la iglesia de Dios. No obstante, el asunto permaneció como un problema socio-político. Los principios bíblicos no fueron esenciales cuando posteriormente se tomo la decisión de no en contra del cuerpo de la iglesia, pero, la agitación continua y finalmente los lideres de la División Norteamericana votaron unanimente, para urgir que esta reconsideración a la ordenación de las mujeres, fuera determinada en la sesión de la ASOCIACIÓN GENERAL del año 1995. Es interesante notar que la División Norteamericana está dispuesta a dividir posiblemente a la IASD, pidiendo que cada división tenga el derecho de determinar si debe ordenar o no a las mujeres como pastores.


Esperamos que el liderazgo de las divisiones alrededor del mundo vea las implicaciones tan dañinas de esta acción. Por ejemplo, en mi propia ordenación, fue claramente establecido que yo había sido ordenado al ministerio mundial de la iglesia. Una declaración tal tendría que ser cambiada para las mujeres, si algunas divisiones rehúsan aceptar la ordenación de mujeres pastores. También tendríamos que esperar que se ejercería presión sobre las divisiones que inicialmente no se unieran, al poderoso esfuerzo de la división Norteamericana.





Ahora, hagamos un resumen de los resultados inevitables de una acción de la sesión de la ASOCIACIÓN GENERAL que permita que las divisiones individuales, tengan la libertad de tomar su propia decisión sobre este problema:
(1) Abriría una compuerta para que en el futuro se tomen otras decisiones que desintegrarán más la unidad de la IASD.
(2) A pesar de que se acusa a la obra de sostén propio de traer división y cisma dentro de la IASD, las abrumadoras divisiones no han venido de esa fuente sino del incesante ataque de la facción de mentalidad mundana de la iglesia, la cual, parece sentir muy poca preocupación por la desunión y la aflicción que está causando. El añadir la ordenación de las mujeres seria agregar aun otro problema, a los asuntos ya cismáticos de la naturaleza humana de Cristo, la salvación en pecado, los servicios de celebración, y PNL (Programación Neuro- Lingüística). Nuestra amada iglesia sé dividiría aun más.

Cada una de estas intrusiones son claramente prohibidas por Dios. La única razón para la existencia de la IASD, es que es una iglesia especial con un mensaje especial establecido sobre la pura e incorruptible Palabra de Dios, para llevar el Evangelio a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Cada una de estas intromisiones mencionadas anteriormente, han sido específicamente concebidas para destruir la singularidad de la IASD y descarrilarla de su misión.

(3) El votar en la Conferencia General de 1995, para que se aprueba que cada División ejercite el derecho de tomar su propia decisión acerca de la ordenación, conducirá a que otros niveles de nuestra iglesia, tales como las asociaciones e iglesias locales hagan las mismas demandas, no solamente sobre este tema sino con respecto a muchos otros. (4) Predigo que una vez que las divisiones tenga el derecho de tomar esta decisión, entonces muy pronto aquellos que inicialmente se nieguen a aceptar tal proposición en sus divisiones, también capitularán bajo la creciente presión. (5) Cuando la batalla por la ordenación de las mujeres haya sido ganada, un número aún mayor de creyentes sinceros, se separará del brazo denominacional de la iglesia. Serán condenados por aquellos cuyos votos han sido responsables de su desilusión.
(6) Una vez que la batalla por la ordenación de las mujeres sea ganada, si el tiempo durara, será la ordenación de homosexuales al ministerio. No me afecta el hecho de que algunos digan que este nunca será el caso. En décadas recientes la IASD ha mostrado poco poder moral para resistir la presión a seguir en las pisadas de las iglesias caídas del protestantismo. Ya existe un poderoso grupo homosexual que ejerce presión en el adventismo del séptimo día, y su osadía aumenta.


(7) Si esta acción destructiva fuera votada en la Asociación General de 1995, sería aun más difícil convencer a muchos adventistas fieles de que la IASD no es Babilonia. Ya los abusos en nuestra iglesia han llevado a un alarmante número de gente preocupada a llegar a esta conclusión.
(8) Una acción tal no sería, sino otro clavo en al ataúd del concepto una vez firmemente establecido de que “nosotros no tenemos otro credo que la Biblia.” Cada vez que se toman acciones que no están de acuerdo con la Inspiración, un número mayor de miembros se vuelve hacia los lideres para favorecer sus decisiones en vez de seguir la Palabra de Dios. Una apoyo semejante es fatal para sus esperanzas de vida eterna. Aún otros podrían perder la vida eterna a causa de su disgusto con los acontecimientos en la iglesia, que una vez apreciaron tanto.

Ya nuestra iglesia ha ido demasiado lejos. Un paso más que nos aleje de la verdad, nos coloca en el territorio de Satanás. El día que comenzamos a nombra mujeres como pastores en vez de obreras bíblicas, ya estábamos en el terreno de Satanás; cuando ordenamos esas damas a ancianos de iglesia, esa dirección fue más firmemente confirmada; cuando consentimos en permitir que esas mujeres realizaran casi todas las funciones de un ministro, nos estábamos consolidando en contra de la Palabra de Dios.

Es necesario ahora, si esta iglesia ha de recuperar la visión y la misión que Dios ha colocado ante nosotros, anular todos esos pasos y explicar a través de las líneas inspiradas, los principios del Cielo.

Los esfuerzos recientes tanto en la División del Pacífico Sur como en la Norteamericana, para insensibilizar a sus miembros y urgir la agenda de las mujeres, deberían cesar inmediatamente. Si los líderes no tienen discernimiento moral o la firmeza para tomar una postura en este problema entonces el laicado debe buscar líderes, que solamente sigan un “así dice el Señor”. De otra manera, la compuerta que ya ha sido abierta, estará virtualmente fuera de control.



La sierva del Señor indicó, que la apostasía omega, sería de una naturaleza asombrosísima. Ciertamente la desviación, que ya hemos visto, califica como parte de la apostasía. El lado positivo, es el hecho de que la deserción de la verdad, fue predicha claramente. Ahora sabemos que estamos llegando al fin del tiempo de gracia. Este hecho es un llamado urgente a todos nosotros, para que hagamos una elección segura. Levantemos nuestras cabezas porque “nuestra redención esta cerca.” Ruego que nosotros los lectores seamos fieles a la Palabra de Dios, no desviándonos ni a la derecha ni a la izquierda, permitiendo que Cristo tome posesión completa de nuestras vidas, para que pronto podamos presenciar la venida de nuestro bendito Señor.







Este artículo fue publicado en inglés y distribuido e muchos delegados antes del Congreso mundial de la Asociación General que se celebró en Utrech, Holanda (1995). Agradecemos al Señor por la decisión en contra de la ordenación de las mujeres solicitada por la División Norteamericana. El computo del fue:
1481- ¡No a la ordenación!

673- Sí a la ordenación.



Nota del recopilador de este sitio: Este artículo fue escrito en 1995. De aquel entonces para aquí han pasado muchísimas cosas de las predichas por el Hno. Standish. Para más información ver estos sitios de internet:

1)Mujeres recibirán la misma Credencial Ministerial como los hombres en la Conferencia del Suroeste de California. “Las mujeres hacen casi el 10 por ciento de pastores en la conferencia de 60,000 miembros, la cuál sirve en cinco condados en el sur y este de Los Ángeles.” http://www.laicos.org/crendencialparamujeres.html


2)
1995:
La IASD en Sligo Park VA ordenó 3 mujeres en violación de las reglas de la denominación. http://www.religioustolerance.org/femclrg6.htm#change
(Seventh-day Adventists (Sligo Seventh-day Adventist Church in Takoma Park VA ordained three women in violation of the denomination's rules). )






3)
Presidente mundial de la Iglesia adventista lamenta acción de una Asociación para otorgar idénticas credenciales ministeriales a hombres y mujeres. http://www.adventist.org/news/data/2000/03/0954947685/index.html.es




4)
Liderazgo de la Iglesia Adventista en Norteamérica clarifica posición respecto a la ordenación http://www.adventist.org/news/data/2000/03/0956080360/index.html.es





5) La Iglesia de Sligo "ordena" mujeres al pastorado.


Estas son algunas de las cosas que suceden y que el Hno. Standish predijo con asombrosa exactitud.



Es tiempo de volver a las sendas antiguas.




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Última actualización 15 de Nov. 2,001
23/5/05



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