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Thursday, February 14, 2013

Resumen del Juicio sobre Marca Registrada (Adventista del Séptimo Día) en la Florida



La Corporación de la Asociación General (la persona jurídica en documento que es dueña de la propiedad de la Asociación General, no teniendo ninguna otra verdadera entidad), había demandado a la Iglesia Adventista del Séptimo Día del Evangelio Eterno (cuyo pastor es Rafael Pérez) porque tenía la frase “Adventista del Séptimo Día” en el nombre de su iglesia. La demanda judicial fue presentada ante la corte federal de Miami el 2 de diciembre de 1998 y entregada a Pérez al día siguiente.

El juicio sobre marca registrada que tuvo lugar en la Florida, comenzó el lunes 13 de marzo a las 9:30 en la corte de distrito federal en Miami. Continuó hasta el jueves en la mañana cuando terminó.

Todos los días la corte estaba llena, y la audiencia consistía casi en su totalidad de fieles creyentes quienes estaban orando para que la Asociación General perdiera el caso.

 El abogado no adventista que representaba a la Asociación General era un bautista del Sur. Los abogados que representaban al grupo de Pérez eran dos judíos reformados (Robert E. Pershes y Norman Frietland). Pero Pershes fue el abogado que principalmente se encargó del caso, fue el que estuvo más involucrado en éste, y primordialmente discutió el caso durante el juicio a favor del grupo de Pérez.

 El juez era James Lawrence King, un católico romano (ya fuera nominal o activo, no lo sabemos).

Sentados ante la mesa de la demanda al frente de la sala de la corte estaban Jeffrey Tew (un bautista del sur), Vincent Ramik y Walter Carson.

Vincent Ramik, un devoto creyente católico romano, quien desde su oficina en Annadale, Virginia, ha sido el principal instigador en asustar los adventistas fieles para que renuncien al nombre que Dios les dio y en demandar a los que se niegan a hacerlo; él es siempre el cabecilla en cada demanda judicial de marca registrada de la Asociación General. En publicaciones anteriores, hemos declarado que el Vaticano debe estar muy orgulloso de la buena obra que su hijo está llevando a cabo en la denominación adventista. Asombrosamente, a él se le paga un salario elevado para que atemorice a los adventistas históricos (aquellos a los cuales Roma les teme más) para que abandonen su fe.


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