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Monday, September 30, 2013

Conflicto entre la falsa ciencia y la religión



Conflicto entre la falsa ciencia y la religión—Se me ha advertido que de aquí en adelante tendremos un conflicto constante. La así llamada ciencia y la religión serán colocadas en mutua oposición debido a que hombres finitos no comprenden el poder y la grandeza de Dios. Se me presentaron las siguientes palabras de las Escrituras: “Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos”. Hechos 20:30. Esto se verá ciertamente entre el pueblo de Dios, y habrá quienes serán incapaces de percibir las verdades más admirables e importantes para este tiempo, verdades que son esenciales para su propia seguridad y salvación, en tanto que los asuntos que comparados con ellas son como meros átomos, las cuestiones que escasamente tienen un grano de verdad, serán considerados intensamente y serán magnificados por el poder de Satanás para que parezcan tener la más grande importancia.

El discernimiento moral de estos hombres está enfermo; no sienten su necesidad del ungimiento celestial necesario para que puedan discernir las cosas espirituales. Se consideran demasiado sabios para errar. Los hombres que no poseen una experiencia diaria en las cosas de Dios no actuarán con sabiduría al tratar con las responsabilidades sagradas; tomarán equivocadamente el error por luz y declararán que el error especioso es luz, tomarán equivocadamente los fantasmas por cosas reales, y las cosas reales por fantasmas, y llamarán a un mundo un átomo y a un átomo un mundo. Caerán en engaños y errores que Satanás ha preparado como redes ocultas para enredar los pies de los que piensan que pueden andar guiados por su sabiduría humana sin la gracia esencial de Cristo. Jesús no quiere que el hombre vea a “los hombres como árboles... que andan” sino que desea que vea todas las cosas claramente. Hay un solo remedio para el alma pecadora, y a menos que ésta lo reciba, los hombres aceptarán un error tras otro hasta que sus sentidos queden pervertidos.—Manuscrito 16, 1890. 


El Evangelismo, p.431
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