UNA META QUE ALCANZAR
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. (1 Tes. 5: 23).
Cuando Pablo escribió: "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo", no exhortó a su hermanos a que trataran de alcanzar una norma imposible de lograr; no oró para que pudieran recibir bendiciones que Dios no estaba dispuesto a dar. Sabía que todos los que estuvieran en condiciones de salir en paz al encuentro de Jesús, deberían poseer un carácter puro y santo.*
Si los adventistas del séptimo día practicaran lo que profesan creer, si fueran sinceros en la aplicación de la reforma sanitaria, ciertamente serían un espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres. Y manifestarían mucho mayor celo por los que permanecen en la ignorancia de la verdad.
Debieran verse mayores reformas entre la gente que pretende aguardar la próxima aparición de Cristo. La reforma sanitaria debiera hacer entre nuestros hermanos una obra que todavía no ha hecho. Hay quienes debieran despertar al peligro que implica el comer carne, que todavía están comiendo carne de animales, poniendo de ese modo en peligro su salud física, mental y espiritual. Muchos que actualmente están convertidos a medias con respecto al consumo de carne, se apartarán del pueblo de Dios, para no andar más con él.
El poder dominante del apetito será la ruina de miles que, si hubieran vencido en este aspecto, habrían dispuesto de poder moral para lograr la victoria sobre toda otra tentación de Satanás. Pero los esclavos del apetito no lograrán perfeccionar el carácter cristiano. La constante desobediencia del hombre, por seis mil años, ha dado como fruto la enfermedad, el dolor y la muerte. Y a medida que nos acerquemos al fin del tiempo, las tentaciones de Satanás para complacer el apetito serán más fuertes y difíciles de vencer.
Una y otra vez se me ha mostrado que Dios está tratando de llevarnos de vuelta, paso a paso, hacia su plan original, es a saber, que el hombre subsista dependiendo de los productos naturales le la tierra. El consumo de carne será abandonado oportunamente entre los que esperan la venida del Señor; la carne dejará de formar parte de su régimen alimentario.
Maranata, Ellen G. White, pagina 60.