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Monday, September 15, 2008

«La Iglesia no reivindica el papel del Estado»

Lunes, 15-09-08
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J. V. B. ENVIADO ESPECIAL
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LOURDES. En su discurso a los obispos de Francia, un país a la vanguardia de muchos problemas pero también de muchas soluciones, Benedicto XVI recordó su encuentro con el presidente Nicolás Sarkozy en el palacio del Elíseo, en el que ambos respaldaron explícitamente el concepto de «laicidad positiva» como nuevo paradigma de coexistencia colaborativa entre las religiones y los Estados.
El Papa celebró que en Francia «los presupuestos sociopolíticos de la antigua desconfianza, o incluso de hostilidad, se desvanecen paulatinamente», creando una notoria mejora en el clima de convivencia. El Santo Padre insistió en que «La Iglesia no reivindica el papel del Estado, ni quiere sustituirle». La Iglesia «es una sociedad basada en convicciones, que habla con libertad y dialoga con la misma libertad con el deseo de alcanzar la libertad común».
Según el Papa, «una sana colaboración entre la comunidad política y la Iglesia, realizada en el respeto a la independencia y a la autonomía de cada una en su propio terreno, presta un servicio al ser humano, orientado a su desarrollo personal y social».
Ese mismo servicio a las personas y a la verdad es también la guía del diálogo ecuménico y del diálogo interreligioso, que Benedicto XVI abordó extensamente en su encuentro con los obispos de Francia. Según el Santo Padre, «la construcción de puentes entre las grandes tradiciones eclesiales cristianas y el diálogo con las otras tradiciones religiosas exigen un esfuerzo real de conocimiento recíproco, pues la ignorancia destruye mucho más de lo que construye».
Redescubrir a Dios
Las palabras de un Papa que manifestaba su amor por Francia resultaban estimulantes para los 186 obispos galos, que le consideran casi un compatriota. Benedicto XVI recordó que en 2004, «el año anterior a mi elección a la sede de Pedro, tuve la alegría de venir a vuestro país para presidir la conmemoración del 60 aniversario del desembarco de Normandía». Con aquellas ceremonias «Francia celebraba entonces su liberación temporal después de una guerra cruel. Ahora tiene que empeñarse en una auténtica liberación espiritual. El hombre necesita siempre liberarse de sus temores y de sus pecados. Necesita redescubrir que Dios no es su enemigo, sino su creador lleno de bondad».
Benedicto XVI concluirá hoy su peregrinación a Lourdes con una misa especial para los enfermos en la explanada de la basílica, durante la cual impartirá el sacramento de la unción de los enfermos.
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