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Friday, September 12, 2008

La Señal Que Distingue Al Pueblo De Dios

LA SEÑAL QUE DISTINGUE AL PUEBLO DE DIOS

Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico. (Eze. 20: 12).

Así como el sábado fue la señal que distinguía a Israel cuando salió de Egipto para entrar en la Canaán terrenal, así también es la señal que ahora distingue al pueblo de Dios cuando sale del mundo para entrar en el reposo celestial.

La observancia del sábado es el medio dispuesto por Dios para reservar el conocimiento de sí mismo y para establecer una distinción entre sus súbditos fieles y los transgresores de su ley.

El sábado. . . pertenece a Cristo. . . Y como lo hizo todo, creó también el sábado. Por él fue apartado como un monumento recordativo de la obra de la creación. Nos presenta a Cristo como Santificador tanto como Creador. Declara que el que creó todas las cosas en el cielo y en la tierra, y mediante quien todas las cosas existen, es cabeza de la iglesia, y que por su poder somos reconciliados con Dios. Porque, hablando de Israel, dijo: "Díles también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico", es decir, que los hace santos. Entonces el sábado es una señal del poder de Cristo para santificarnos. Es dado a todos aquellos a quienes Cristo hace santos. Como señal de su poder santificador, el sábado es dado a todos los que por medio de Cristo llegan a formar parte del Israel de Dios. . . A todos los que reciban el sábado como señal del poder creador y redentor de Cristo, les resultará una delicia. . . El sábado les indica las obras de la creación cómo evidencia de su gran poder redentor. Al par que recuerda la perdida paz del Edén, habla de la paz restaurada por el Salvador. Y todo lo que encierra la naturaleza, repite su invitación: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar".

El sábado es el broche áureo que une a Dios con su pueblo.

Maranata, E. G. W., p.242.