Señor Director:
En estos días en que el Papa Benedicto XVI destaca la importancia de los sindicatos, es importante pensar en el efecto que tendrá la llegada de un gigante como Wal-Mart a nuestro país. Tan sólo el 2 de febrero, el Papa citaba un pasaje de la Encíclica Laborem Excercens, en que destaca a las organizaciones sindicales como "un elemento indispensable de la vida social, especialmente en las modernas sociedades industrializadas".
Wal-Mart parece discrepar, y es así como combate activamente la formación de sindicatos, violando derechos fundamentales de sus trabajadores. En Estados Unidos es práctica común que sus supervisores reciban manuales y adiestramiento para combatir la sindicalización de sus funcionarios. Tan sólo en 2005, la cadena de supermercados decidió cerrar una sucursal en Quebec cuando sus empleados se organizaron sindicalmente. Por esta acción, la Junta del Trabajo de Quebec obligó a Wal-Mart a indemnizar a sus trabajadores. Se trataba del primer local de la cadena que logró sindicalizarse en Norteamérica.
De hecho, una de las pocas partes del mundo en que Wal-Mart cuenta con sindicatos es China, donde debió ceder a las presiones del gobierno. Curioso cómo la compañía respeta los derechos de los trabajadores para hacer negocios con un régimen totalitario mientras niega esas mismas prerrogativas a sus empleados en países democráticos.
Afortunadamente, nuestra Constitución garantiza el derecho a la sindicalización. Es de esperar que Wal-Mart lo respete, pese a que en otras partes del mundo no sea así.
GONZALO BAEZA
En estos días en que el Papa Benedicto XVI destaca la importancia de los sindicatos, es importante pensar en el efecto que tendrá la llegada de un gigante como Wal-Mart a nuestro país. Tan sólo el 2 de febrero, el Papa citaba un pasaje de la Encíclica Laborem Excercens, en que destaca a las organizaciones sindicales como "un elemento indispensable de la vida social, especialmente en las modernas sociedades industrializadas".
Wal-Mart parece discrepar, y es así como combate activamente la formación de sindicatos, violando derechos fundamentales de sus trabajadores. En Estados Unidos es práctica común que sus supervisores reciban manuales y adiestramiento para combatir la sindicalización de sus funcionarios. Tan sólo en 2005, la cadena de supermercados decidió cerrar una sucursal en Quebec cuando sus empleados se organizaron sindicalmente. Por esta acción, la Junta del Trabajo de Quebec obligó a Wal-Mart a indemnizar a sus trabajadores. Se trataba del primer local de la cadena que logró sindicalizarse en Norteamérica.
De hecho, una de las pocas partes del mundo en que Wal-Mart cuenta con sindicatos es China, donde debió ceder a las presiones del gobierno. Curioso cómo la compañía respeta los derechos de los trabajadores para hacer negocios con un régimen totalitario mientras niega esas mismas prerrogativas a sus empleados en países democráticos.
Afortunadamente, nuestra Constitución garantiza el derecho a la sindicalización. Es de esperar que Wal-Mart lo respete, pese a que en otras partes del mundo no sea así.
GONZALO BAEZA