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Wednesday, March 25, 2009

¿Se encamina Obama al fin del bloqueo contra Cuba?


Claridad en Nuestra América
Carlos Rivera Lugo/Especial para Claridad

Grandes expectativas han levantado en ciertos círculos unos cambios recientes en la política de Estados Unidos hacia Cuba contenidos en unas órdenes del Ejecutivo estadounidense que modifican ligeramente las restricciones de viaje y de comercio con la isla antillana. A instancias del representante Demócrata puertorriqueño José Serrano, dichas medidas fueron convoyadas en la ley de presupuesto federal aprobada por el Congreso, para así evitar cualquier intento de obstrucción por parte de los legisladores de origen cubano y otros aliados suyos que se oponen férreamente a cualquier cambio en las relaciones de Wáshington con La Habana. Sin embargo, para el gobierno cubano dichas medidas, más allá de representar un revés inmediato para los elementos contrarrevolucionarios cubanos residentes en Estados Unidos, deja intacto el criminal bloqueo de hace casi medio siglo.

Por ejemplo, el viernes pasado el viceministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera de Cuba, Ricardo Guerrero, declaró a periodistas que las nuevas iniciativas de Wáshington eran un gesto “minúsculo” y abogó por el cese total del embargo. Asimismo, en una columna firmada por Orlando Oramas León, publicada el lunes en el diario oficial Granma, se insiste en que las medidas tomadas por la administración de Obama “en la práctica no modifican el cerco que sucesivas administraciones han mantenido contra nuestro pueblo”.

La demanda a favor del fin al bloqueo estadounidense contra Cuba ha adquirido en los últimos tiempos una fuerza francamente incontenible. En la Magna Cumbre de América Latina y el Caribe celebrada en diciembre pasado en Brasil, se recibió unánimemente al presidente cubano Raúl Castro en lo que fue interpretado como el fin de facto al aislamiento del gobierno de La Habana en la región, según promovido por Estados Unidos a partir de 1960. Al concluir dicha histórica Cumbre, los jefes de Estado o gobierno presentes pidieron el cese del embargo estadounidense a Cuba.

“Pedimos al gobierno de Estados Unidos –leía la Declaración– que cumpla con lo dispuesto en 17 resoluciones sucesivas aprobadas en la Asamblea General de las Naciones Unidas y ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene contra Cuba”.

Desde entonces, nueve presidentes latinoamericanos han visitado Cuba (Argentina, Ecuador, Chile, Guatemala, Panamá, Honduras, República Dominicana y Venezuela), los cuales han repetido su pedido al nuevo presidente de Estados Unidos, Obama, para que ponga fin cuanto antes al bloqueo. La semana pasada el mandatario de Costa Rica, Oscar Arias, y el presidente electo de El Salvador, Mauricio Funes, anunciaron que sus países estarán reanudando vínculos diplomáticos con Cuba.

En su reciente reunión con el presidente Obama, el mandatario brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva formalizó su pedido para que se ponga fin al bloqueo de Cuba, planteándole que su continuidad no tiene justificación alguna.

Por su parte, Patrick Manning, el primer ministro de Trinidad y Tobago, país sede de la Quinta Cumbre de las Américas, a celebrarse entre el 17 y el 19 de abril, aseguró que el fin del bloqueo contra Cuba será uno de los temas que se estarán debatiendo. Admitiendo que “es un asunto que está en la boca de todos”, advirtió que, sin embargo, no se pretende “acorralar” a Obama, aunque sí expresó esperanzas de que en esta Cumbre se dejen establecidas las bases para que Cuba participe en futuras convocatorias.

Sin embargo, el presidente venezolano Hugo Chávez Frías ha reiterado en varias ocasiones en que insistirá con firmeza en el fin del bloqueo estadounidense contra Cuba durante la Cumbre de Trinidad y Tobago. Asimismo, criticó la ausencia de Cuba en dicho cónclave. “¿Por qué no está Cuba si es amiga de todos nosotros?, no podemos seguir aceptando las imposiciones del imperio americano, este continente tiene que ser libre”, expresó este pasado domingo en su habitual programa radial “Aló Presidente”.
Esta postura común latinoamericana se extiende hasta el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, quien se declaró en estos días a favor de la reintegración inmediata e incondicional de Cuba al organismo interamericano.

Por otra parte, La Habana recibió en estos días la tercera visita en los últimos doce meses del comisario europeo de Desarrollo, Louis Michel. Dos semanas antes, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, se manifestó a favor del fin del bloqueo estadounidense, por vía de un emisario suyo quien se reunió en La Habana con el Presidente cubano. Asimismo, en su visita reciente a Wáshington para entrevistarse con la nueva jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, el ministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Moratinos, le solicitó expresamente al gobierno de Obama que pusiera fin cuanto antes al embargo existente contra Cuba.

Así las cosas, la cita próxima de Obama con sus pares latinoamericanos y caribeños en Puerto España, capital de Trinidad y Tobago, será una prueba de fuego en su intención de proyectar un cambio fundamental en la política exterior de Wáshington en comparación con su predecesor George W. Bush, a quien se denunció por su relativo abandono de las relaciones con la región y la pérdida significativa de su tradicional influencia en ésta. Y dentro de esta prueba de fuego, sin duda, no hay cuestión más significativa que su postura hacia Cuba.

No obstante, algunos analistas sostienen que el levantamiento del embargo supone la revisión o la eliminación de varias leyes, lo que requeriría su discusión al interior del proceso legislativo estadounidense, ya de por sí bastante complicado con las iniciativas de la nueva administración para atender la actual crisis económica por la que atraviesa el país. En ese sentido, hay dudas de que Obama esté dispuesto a gastar parte de su capital político en torno al tema cubano cuando su prioridad está en torno a sus políticas económicas, las cuales han sido objeto de bastantes críticas. Sobre todo, sus opositores de derecha alegan que éstas constituyen un intento velado del nuevo gobierno por encaminar al país hacia un modelo socialista de tipo europeo occidental.

Aun así, hay quienes esperan que Obama se tome alguna iniciativa importante sobre Cuba en la Cumbre de Trinidad y Tobago. El gobierno estadounidense inicia en estos días una ofensiva diplomática en la América Latina que, entre otros asuntos, incluirá consultas acerca de la esperada distensión entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba. Por una parte, el vicepresidente Joseph Biden asistirá, en primer lugar, a la VII Cumbre de Líderes Progresistas, de orientación social demócrata, que sesionará en Viña del Mar, Chile, entre el 27 y 28 de marzo. En el evento estarán presentes las presidentas de Argentina y Chile, Cristina Fernández y Michelle Bachelet, respectivamente, así como los mandatarios de Brasil y Uruguay, Lula da Silva y Tabaré Vázquez. También estarán presentes el secretario general de la OEA, Insulza, y el presidente español José Rodríguez Zapatero. Luego el 30 de marzo, Biden participará de una reunión en San José, Costa Rica, con los presidentes Oscar Arias (Costa Rica), Álvaro Colom (Guatemala), Manuel Zelaya (Honduras), Martín Torrijos (Panamá) y Antonio Saca (El Salvador). También estará presente el presidente-electo de El Salvador, Mauricio Funes. El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, ha declinado asistir.

Por otra parte, este miércoles la jefa de la diplomacia estadounidense Hillary Clinton, viajaría a Ciudad de México en su primera visita a la América Latina desde que asumió el cargo. El objetivo principal de la cita mexicana será tratar una serie de asuntos bilaterales con el gobierno de Felipe Calderón, con cuyo gobierno se han vivido una serie de fricciones recientes. México se convierte en estos momentos en una preocupación mayor que Cuba respecto a la seguridad nacional estadounidense, debido a los crecientes efectos desestabilizadores, tanto internos como externos, de la guerra entre los carteles mexicanos de la droga. Ello ha tenido como resultado la percepción creciente en Wáshington de que México se va acercando peligrosamente a ser un “Estado fallido”, es decir, un país con un Estado de derecho declinante y la ausencia de una autoridad gubernamental central con legitimidad y efectividad.

El gobierno de Obama nombró recientemente al diplomático veterano en la América Latina, Jeffrey Davidow, como asesor para la Cumbre de las Américas en Puerto España. De ahí el peso de unas declaraciones suyas aparecidas en la prensa colombiana, en las que Davidow advierte que “no esperen grandes anuncios” del presidente estadounidense en esa Cumbre. Incluso, Thomas Shannon, el actual subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, pareció coincidir cuando igualmente informó que “si bien la Cumbre será una excelente oportunidad para iniciar un diálogo sobre los temas que más preocupan, los presidentes deberán enfocarse en los temas propios de la cita, como los energéticos y los medioambientales y no distraerse con otros, entre ellos el de Cuba.”

crivera@hostos.edu


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