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Thursday, April 23, 2009

El FMI advierte: "Creemos que la crisis está lejos de acabar"


Los efectos de la crisis


El FMI advierte: "Creemos que la crisis está lejos de acabar"


El director gerente del Fondo Monetario Internacional valora algunas de las medias tomadas pero cree que quedan "largos meses" de dificultades económicas


ELPAÍS.com / AGENCIAS - Madrid / Washington - 23/04/2009


Más malas noticias y peores perspectivas para la economía mundial. Ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI) puso cifras a la mayor recesión desde los años treinta, anunció una caída del 1,3% en el Producto Interior Bruto (PIB) a escala global y aplazó la recuperación hasta 2011, además de pintar un panorama especialmente negativo para España.


Hoy, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, ha insistido en que, pese a algunas señales positivas en la economía estadounidense, el fin de la crisis "está lejos", y alertó de que quedan "largos meses" de dificultades económicas. "Tenemos unos meses largos de dificultades económicas por delante", ha insistido.

A pesar de la mezcla de indicios económicos positivos y negativos, "creemos que la crisis está lejos de acabar", ha declarado Strauss-Kahn en una rueda de prensa en Washington, en vísperas de la asamblea semestral de ese organismo y el Banco Mundial. En cualquier caso, ha asegurado, la recuperación vendrá de EE UU.

Cada revisión de las previsiones del FMI, institución a la que se acusa de no haber sabido prever la crisis y que salió revitalizada de la pasada cumbre del G-20 en Londres, supone nuevos datos negativos para el futuro próximo de la economía y en este caso, como se demostró ayer, no podía ser menos.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó el miércoles que la economía mundial se contraerá un 1,3% este año y que crecerá un 1,9% en 2010. A pesar de este panorama, Strauss-Kahn ha señalado que "la recuperación todavía puede suceder en el primer semestre de 2010", siempre que los gobiernos tomen las medidas que el FMI recomienda, entre ellas que EE UU y Europa ayuden a los bancos a librarse de los activos tóxicos.