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Monday, December 21, 2009

Concordato, El Patronato Nacional San Rafael y el Opus Dei


PROGRAMAS RADIALES - 12 de Marzo 2005


Concordato: Privilegios, Crímenes e Impunidad


Amigos de “Luz Más Luz” que hoy nos acompañan y a todos los que lo hacen por primera vez:

En el 1997, hace ya ocho años, antes de partir a un viaje a la ciudad-Estado Vaticano, que está ubicado en Roma, capital de Italia, donde reside la Santa Sede de la secta cristiana llamada católica, apostólica y romana, recordamos, como hoy, y ustedes pueden verificarlo en la prensa de esa época, en la de los primeros meses de ese año 1997, precisión que le hacemos para facilitarle la tarea a quienes les interese constatar lo que vamos a decir a continuación, el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez quiso dárselas de más listo de la cuenta, y a tal efecto, formuló unas declaraciones respecto al Concordato y su carácter, diciendo textualmente: “El Concordato es apenas un acuerdo de carácter educativo y respecto al matrimonio por lo que no puede decirse que la Iglesia Católica reciba ningún beneficio “extra” por vía del mismo”, agregando que “no le corresponde a la Iglesia Católica pedir su anulación dado que es un acuerdo entre el Estado Vaticano y el Estado dominicano, por lo que sería éste (o sea, el Estado dominicano, nota nuestra) el único llamado a pedir su anulación”.

Por lo general, las personas se ofenden cuando se les dice mentirosa, pero en este caso, como ustedes pueden darse cuenta, y corriéndonos el riesgo de que el Cardenal se ofenda, lo cierto es, que si nos apegamos a la verdad de los hechos ocurridos en tan sólo estos últimos ocho años, sin contar los 43 anteriores que suman los 51 años, que tiene de firmado el Concordato, han sido los hechos en el transcurso del tiempo que han dejado al Cardenal como una persona que ha mentido deliberadamente, o en el mejor de los casos, que ignora la manera como su iglesia se desenvuelve, a pesar de ocupar tan alto puesto dirigente en la misma, lo que contrastaría enormemente con el carácter autoritario y absolutista, centralizador, que refleja en su comportamiento como jerarca de esa secta cristiana.

Aunque la iglesia cristiana católica continúa hoy reiterando las mentiras en torno al Concordato, que hace ocho años planteó de nuevo el cardenal López Rodríguez, para enfrentar el creciente cuestionamiento de la sociedad dominicana, como resultado de la campaña iniciada para poner fin a dicho Concordato, por ser lesivo al país y pueblo dominicanos, dado que mediante el mismo la iglesia cristiana católica es una beneficiaria parásita y privilegiada del Estado dominicano; y aunque esta iglesia y su jerarquía continúa insistiendo en negar la mina inagotable de oro que es el Concordato para ella, la iglesia cristiana católica, sociedad anónima, como entendidos en estos asuntos denominan a la iglesia cristiana católica, porque actúa como un consorcio financiero capitalista en lo atinente a los asuntos económicos; como sucediera a fines del año pasado cuando el secretario del Episcopado y Arzobispo, el segundo después del Cardenal, el monseñor de la orden de los jesuitas, Francisco Arnaiz, insistiera, en un programa de televisión, en negar los irritantes y ofensivos para la nación que resultan los privilegios que, conforme el Concordato y sus anexos, el Vicariato Castrense y el Patronato Nacional San Rafael, reciben y a los que esta iglesia se aferra sin escatimar ningún pudor, entre los que cuentan: estar eximida, tanto la iglesia como sus curas de pagar impuesto sobre la renta, así como de recibir el beneficio de testamentos, amén de no pagar tampoco impuestos por herencia como se le exige a todo ciudadano dominicano e institución existente en el territorio nacional; privilegios como el pago por parte del Estado de sus escuelas privadas y universidades y centros especializados de enseñanza, pago del personal docente y de limpieza de estos centros, así como subvención de seminarios, conventos y parroquias, construcción de iglesias; además de colocar, el Concordato, en manos de la iglesia cristiana católica, la enseñanza pública que cubre el Estado con el presupuesto nacional; o como la sujeción de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional al sistema de Vicariato Castrense, pasando todos los obispos a ser generales de brigada sin excepción, a menos que no sea el Cardenal López Rodríguez, que es mayor general, y el resto del clero cuyos miembros son oficiales desde primer teniente en adelante y perciben, tanto el sueldo correspondientes a esos rangos con los otros privilegios que de los mismos se derivan; tiene además la iglesia cristiana católica la administración de los hospitales públicos y centros privados subvencionados por el Estado, como la Plaza de la Salud, a través de cuyo patronato, el Cardenal tiene asignado y percibe decenas de millones de pesos del presupuesto nacional. Y, como si todo esto fuera poco, también efectúan los matrimonios canónicos, que son otra fuente de dinero para esa iglesia por concesión del Estado mediante el Concordato.

Pero hoy nuestro propósito, al iniciar el programa rememorando todos estos engaños, no es poner sobre el tapete, de nuevo, el carácter leonino de los privilegios que recibe esta iglesia cristiana por encima y a costa de los ciudadanos y de otras instituciones religiosas o sin fines de lucro. Si algo ha logrado el cada vez más amplio movimiento que demanda que se anule el Concordato en estos ocho últimos años, es dejar al desnudo que, apoyándose en el Concordato Vaticano-Trujillo, con su Patronato Nacional San Rafael y el Vicariato Castrense, la iglesia cristiana católica es la única beneficiaria de ese acuerdo, que sólo se traduce en aumento de las cuantiosas ganancias monetarias del negocio religioso llamado iglesia cristiana católica y sus altas jerarquías, mediante el pillaje y saqueo del Estado dominicano, así como que se trata de un acuerdo ilegal e ilegítimo, anticonstitucional y que lesiona la soberanía nacional.

Pero lo que queremos destacar hoy, es cómo el pleno ejercicio de la estructura para-militar confesional (cuando decimos confesional nos referimos a que se trata de una confesión o secta, en este caso, la secta cristiana católica, que se va creando en la medida en que se pone en práctica el Concordato con su Vicariato Castrense y Patronato Nacional San Rafael), hoy por hoy, coloca este tutelaje y manejo de las principales instancias del Estado dominicano por parte de la iglesia cristiana católica, sin lugar a dudas, como responsable principal, tanto del comportamiento de los miembros de las diferentes instancias del Estado incluidos y en primer orden los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, así como del nivel de desarrollo, estancamiento o retroceso de las principales instituciones estatales, como serían las secretaría de educación, de salud pública, la de agricultura, entre otras.

Y así como fue en pleno ejercicio de esa estructura paramilitar confesional que la iglesia cristiana católica comprometió deliberadamente a las Fuerzas Armadas dominicana con la matanza de Palma Sola, para sellar con sangre, el paso del control absoluto, de manos del dictador Trujillo a las de la iglesia cristiana católica, con el incendio de la cárcel de Higüey, donde mueren importantes testigos del crimen de violaciones de más de 200 niños, así como su prostitución y perversión, responsabilidad que recae sobre el presidente del episcopado dominicano, Benito de la Rosa Carpio, quien fungía como obispo de esa diócesis durante todos los años en que se estuvieron perpetrando estas violaciones, la iglesia cristiana católica sella con fuego el compromiso de la Policía Nacional con la consigna acuñada por el Cardenal López Rodríguez de “mano dura contra la delincuencia famélica”, pero que, en realidad, no ha sido más que la conculcación de los derechos de los ciudadanos, igual que con el sistema de fusilamiento de ciudadanos con los famosos “intercambios de disparos”, mientras, por otra parte favorece la impunidad de los corruptos, tanto, desde las diferentes instancias gubernamentales como en su propio seno. El tema es apasionante, pero, definitivamente, es imposible agotarlo en una sola entrega, por eso, continuaremos en una próxima vez.


El Patronato Nacional San Rafael y el Opus Dei


Nada mejor para formarnos una idea exacta sobre lo que es la institución del Patronato Nacional San Rafael para la región fronteriza y otros lugares, que conocer el reglamento que regula hasta los mínimos detalles de éste.

Comencemos por conocer lo que este reglamento define como naturaleza, origen y denominación del patronato.

“Artículo I. El Patronato Nacional San Rafael es una institución creada para patrocinar y fomentar el mejoramiento religioso, cultural y material de la región fronteriza y otros lugares de la República Dominicana.

Art. 2.- Quedó constituido con arreglo a las disposiciones de la Ley No. 4859 de fecha 21 de febrero de 1958, en virtud de un contrato firmado el 10 de marzo del mismo año, entre el Estado Dominicano, representado por el Excelentísimo Señor Presidente de la República, Generalísimo Héctor Bienvenido Trujillo Molina, la Jerarquía de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana en la Republica Dominicana, debidamente representada por el Excelentísimo y Reverendísimo Señor Arzobispo de Santo Domingo y Primado de las Indias Monseñor Ricardo Pittini, y la Obra (entiéndase, el Opus Dei, nota nuestra) de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana con sede en España, representada por el Excelentísimo y Reverendísimo Señor Arzobispo de Zaragoza, Monseñor Doctor Casimiro Morcillo, Presidente de la Obra.

Art. 3-Se ha denominado a la institución creada, «Patronato Nacional San Rafae1», para la Región Fronteriza y otros lugares.

En cuanto a la estructura orgánica de este patronato, tenemos:

Capítulo III

Art. 11.- El Patronato estructuralmente se compone de dos organismos: El Patronato mismo y la Comisión Ejecutiva.

Art. 12.- Son miembros del Patronato las personalidades y funcionarios siguientes:

1°.- El Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, "Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva”, Presidente Vitalicio.

2°.- El Excelentísimo Señor Presidente de la República y el General Doctor Rafael Leonidas Trujillo Martínez, Vicepresidentes.

4°. -El Excelentísimo y Reverendísimo señor Arzobispo de Santo Domingo, Primado de las Indias, Vicepresidente, quien podrá estar representado por el Arzobispo Coadjutor.

5°.- Los Señores Secretarios de Estado de Cultos, de Educación y Bellas Artes y de Agricultura.

6°.- Los Excelentísimo Ordinarios de las regiones a que alcanzará la acción del Patronato.

7°.- El Excelentísimo Señor Arzobispo Presidente de la Obra (Opus Dei) de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana.

8°.- Tres miembros consejeros, en calidad de técnicos nombrados, dos de ellos, por el Presidente del Patronato, a propuesta del Presidente de la Organización de la Obra (Opus Dei) de Cooperación Sacerdotal Hispanoamérica y un tercero de libre designación por el Presidente del Patronato, y

9°.- Un representante de la Obra (Opus Dei) de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana, quien actuará como Secretario.


¿Es la “Obra” o el Opus Dei el arma secreta del papa actual?


La Obra o el Opus Dei es catalogada como “el arma secreta” del papa actual, Karol Wojtyla, así afirma Francois Normand en un artículo de su autoría, que titula, precisamente: “El Opus Dei, arma secreta del Papa” donde describe a esta organización. Vamos a citar algunas partes de este artículo, que les permitirá a ustedes darse una idea en qué consiste la Obra o el Opus Dei.

“Fundado por el flamante santo católico José María Escrivá de Balaguer, el Opus Dei logro del Papa Juan Pablo II el título de prelatura personal. Apodado “la santa mafia” por su carácter secreto y por su concepción del poder, maneja una red de empresas y bancos no ajenos a los escándalos financieros que jalonan la era neoliberal. El Opus Dei, que goza del apoyo incondicional del Obispo de Roma (es decir del papa, nota nuestra), se infiltra en todos los escalones de la jerarquía católica. ¿Es el ejército secreto del Papa en su tarea de reconquista católica? ¿O Juan Pablo II es un prisionero inconsciente de esa "mafia blanca"?... El Opus cultiva el secreto desde sus orígenes. En su constitución (secreta) redactada en 1950, el artículo 191 precisa que "los miembros numerarios y supernumerarios sepan bien que deberán observar siempre un prudente silencio sobre los nombres de los otros asociados y que no deberán revelar nunca a nadie que ellos mismos pertenecen al Opus." Una vez dada a conocer, la constitución desató tantas críticas, que en 1982 se redactaron nuevos estatutos, donde puede leerse (artículo 89): “Los fieles de la Prelatura no participarán de manera colectiva en las manifestaciones públicas de culto, como las procesiones, sin por ello ocultar que pertenecen a la Prelatura." A pesar de esta aparente concesión a la transparencia, el Opus continúa practicando el secreto y utilizando testaferros y sociedades pantalla, bajo el pretexto de la "humildad colectiva" y de la "eficacia apostólica".

"Como se niega a cualquier tipo de transparencia, el Opus excita la curiosidad y la hostilidad, despertando a veces basta fantasmas de complot", sostiene un biógrafo de Juan Pablo II. De muchas personas se dice que son miembros o simpatizantes de la organización. La discreción, que por una parte sirve para hacer proselitismo entre los jóvenes a espaldas de su familia y por otra ayuda a tejer una red invisible en todos los ámbitos de la sociedad, se explica en primer lugar por el contexto en que nació el Opus, en la España franquista.

Esta "Obra de Dios" u Opus Dei se parece en algunos de sus objetivos -santificar el trabajo diario- a los movimientos de la Acción Católica nacidos en Francia y en Bélgica en la misma época. Surgido en los años previos a la Guerra Civil española, el Opus quedó muy marcado por esa coyuntura, lo que explica su incondicional apego al aparato eclesiástico preconciliar, su odio obsesivo al comunismo y su gusto desmedido por la clandestinidad.”

No obstante, “En Lovaina, en cambio, el Opus perdió la batalla, gracias a la tenacidad del vicerrector, el padre Gabriel Ringlet. Este sacerdote se negó a renovar el contrato de alquiler de dos residencias para estudiantes abiertas en el campus por el Opus y le prohibió distribuir sus publicaciones mientras siguiera ocultando su identidad. La decisión fue tomada por unanimidad por el consejo administrativo de la Universidad. El padre Ringlet explica que "el Opus apunta solo a la elite de la sociedad, lo que resulta inadmisible para nuestra Universidad. No reconozco en ella mi fe. La búsqueda de la perfección encierra algo muy orgulloso y malsano. No puedo aceptar una religión que lava más blanco que el blanco... ¡el color de los sepulcros! Porque al final de ese camino encontramos siempre la exclusión, el racismo. En estos tiempos de avance de la extrema derecha, todas las precauciones son pocas contra las dictaduras espirituales."

En efecto, se trata de una dictadura que puede tomar al Papado como rehén. Esta "arma del Papa" es de doble filo, y podría volverse contra el.”
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