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Tuesday, January 26, 2010

Hay que evitar la “haitianización” del país

Haití carece de desarrollo social e institucional y está ubicado en la posición #12 del ranking de los sesenta “Estados Fallidos”



Ramón Nuñez Ramirez

Ramón Nuñez Ramirez es graduado de Ingenieria Civil y Economía, ExPresidente del Colegio de Ingenieros, productor y conductor de programas de panel hace dos decadas, fue Director de Prensa de Colorvisión y Telesistema Dominicano. En la actualidad es miembro de la Junta Monetaria.



martes, 26 de enero de 2010, 01:00 a.m.

Así como se ha dado la voz de alerta acerca de la “mexicanización” del país, entendido como el peligro de caer en una situación donde los carteles de la droga y el crimen organizado dominan territorios y estamentos del poder, de igual manera la “haitianizacion” es sinónimo de pobreza extrema, carencia de instituciones, infraestructuras desechas, ausencia de cohesión social y aunque la RD dista años luz de la actual situación Haitiana, lo cierto es que debemos trabajar aceleradamente para alejarnos de ese estadio y construir una sociedad con mayor equidad y oportunidades para superar la pobreza.

Haití es el país más pobre del continente y compite con varios países de África, 80% de la población por debajo de la línea de la pobreza, 54% por debajo de la extrema pobreza, con una esperanza de vida de 60.78 años, mortalidad infantil de 59.69 por cada mil nacidos, con una tasa de analfabetismo de 47% y un ingreso percapita (PPA) de US$1,300 anuales. Haití carece de desarrollo social e institucional, y está ubicado en la posición #12 del ranking de los sesenta “Estados Fallidos”, con el cataclismo del 12 de enero se convirtió en un estado y una sociedad colapsada que se mantiene simplemente por la ayuda internacional y la presencia militar de los EU y los cascos azules de la ONU.

República Dominicana dista mucho de su vecino, nos encontramos con 41% de la población por debajo de la pobreza, el 12.6% por debajo de la extrema pobreza, con una esperanza de vida de 73.7 años, mortalidad infantil de 25.96 por cada mil nacidos, tasa de analfabetismo de 11%, ingreso percapita (PPA) de US$8,200 anuales y un Índice de Desarrollo Humano mayor en 50% al de Haití.

Comparados con Haití nos encontramos muchos peldaños por encima en términos económicos y sociales, nuestras instituciones funcionan con fallas, pero funcionan, la educación básica tiene una cobertura de 92%, una seguridad social en marcha, la sociedad civil dispone de millares de organizaciones, algunas de mucho peso especifico en la opinión publica, adecuada inversión extranjera, miembros del DR-CAFTA y de la Asociación con la UE, lideres en turismo, zonas francas y en agricultura orgánica de la región, conciencia colectiva de la importancia del medio ambiente y una estabilidad política que supera las cuatro décadas, sin embargo en el mapa del mundo y del continente estamos por debajo del promedio en muchas variables sociales.

En el mundo de la globalización no podemos darnos el lujo de contar con 11% de analfabetismo, cuando varios países del continente de similar o menor desarrollo lo han erradicado, o de contar con un promedio de escolaridad de apenas 7.4 años y una asimetría en la distribución del ingreso que mantiene en la pobreza a 3.2 millones de dominicanos y dominicanas y un millón de indigentes, mientras exhibimos como un gran logro cincuenta años con tasas de crecimiento superiores a la media regional.

República Dominicana está condenada a contar en su territorio con una inmigración creciente que abarata el mercado laboral, aumenta los niveles de pobreza y abate los índices educativos y de salud, con esa variable que no podemos controlar estamos obligados como sociedad a resolver una serie de problemas y a reducir drásticamente los niveles de pobreza so riesgo de perder los logros de las ultimas décadas y más que nada perder la batalla de la competitividad.

En la guerra contra el narcotráfico el país puede llegar a una situación de violencia y dominio de los carteles similar al México de hoy, es decir la “mexicanización”, pero si no resolvemos el problema eléctrico, mejoramos el gasto social invirtiendo mas y mejor en salud, educación e infraestructura, elevamos la eficiencia e institucionalidad del estado, si no logramos armonizar las altas tasas de crecimiento con una reducción sostenida de la pobreza, entonces corremos el riesgo de que a la vuelta de unas cuantas décadas estemos en una situación parecida a la de Haití, es decir la “haitianizacion” del país.
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