"La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos". Ellen G. White.
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Saturday, June 11, 2011
SE PROCLAMA EL SÁBADO MAS PLENAMENTE
Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. (Apoc. 14: 6, 7).
Al empezar el tiempo de angustia fuimos henchidos del Espíritu Santo cuando salimos a proclamar más plenamente el sábado. . .
El comienzo del "tiempo de angustia" mencionado entonces, no se refiere al momento cuando comiencen a caer las plagas, sino a un corto período que transcurre precisamente antes que caigan, mientras Cristo está en el santuario. En ese tiempo, cuando se esté terminando la obra de la salvación, vendrá aflicción sobre la tierra, y las naciones se airarán, aunque serán mantenidas en jaque para que no impidan la realización de la obra del tercer ángel. En ese tiempo descenderá la "lluvia tardía" o refrigerio de la presencia del Señor, para dar poder a la voz fuerte del tercer ángel, y preparar a los santos para que puedan subsistir mientras sean derramadas las siete postreras plagas.*
El ángel de Apocalipsis 14. . . presenta un mensaje que debe ser proclamado al mundo justamente antes que Cristo venga en las nubes del cielo. . . Precisamente antes de ese tiempo, entonces, la atención de la gente debe ser dirigida hacia la pisoteada ley de Dios, que está contenida en el arca del pacto. . .
Se dan cuenta de que en lugar de guardar el séptimo día, el que Dios santificó y ordenó que se guardara como día de reposo, están guardando el primer día de la semana. Pero desean sinceramente hacer la voluntad de Dios, y comienzan a investigar la Escritura para encontrar la razón del cambio. Al no hallar base bíblica para esa costumbre, surge la pregunta: ¿Aceptaremos una verdad que se ha vuelto impopular y obedeceremos los mandamientos de Dios, o seguiremos con el mundo y obedeceremos los mandamientos de los hombres? Con las Biblias abiertas lloran y oran, y comparan un pasaje con otro hasta que, convencidos de la verdad, asumen con plena conciencia su lugar como guardadores de los mandamientos de Dios.
Maranata,p. 168
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