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Saturday, September 8, 2012

La “pasión social” del Prefecto para la Doctrina de la Fe



El nuevo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Ludwig Müller, ha concedido una larga entrevista al periódico “L’Osservatore Romano”. He aquí la respuesta dedicada a su experiencia en América Latina, en la que el arzobispo alemán que Benedicto XVI ha querido nombrar al frente del ex-Santo Oficio explica cómo puede existir una teología de la liberación “correcta”.

Usted tiene muchos contactos con América latina: ¿cómo nació esta relación?

He visitado muy a menudo América Latina, el Perú, pero también otros países. En 1988 fui invitado a participar en un seminario con Gustavo Gutiérrez. Fui allá con cierta reserva como teólogo alemán, entre otras cosas porque conocía bien las dos declaraciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la teología de la liberación publicadas en 1984 y 1986.

Sin embargo he podido constatar que es preciso distinguir entre una teología de la liberación equivocada y una correcta. Considero que toda buena teología tiene que ver con la libertad y la gloria de los hijos de Dios. Siendo esto así, sin embargo hay que rechazar una mezcla de la doctrina de una auto-redención marxista con la salvación dada por Dios.

Por otra parte debemos preguntarnos sinceramente: ¿cómo podemos hablar del amor y de la misericordia de Dios frente al sufrimiento de tantas personas que no tiene comida, agua y asistencia sanitaria, que no saben cómo dar un futuro a sus propios hijos, donde verdaderamente falta la dignidad humana, donde los derechos humanos son ignorados por los poderosos? A final de cuentas eso es posible solamente si se está dispuesto también a estar con las personas, aceptarlas como hermanos y hermanas, sin paternalismo desde arriba.

Si nos consideramos como familia de Dios, entonces podemos contribuir a hacer que estas situaciones indignas del hombre cambien y mejoren. En Europa, después de la segunda guerra mundial y las dictaduras, construimos una nueva sociedad democrática gracias también a la doctrina social católica. Como cristianos debemos subrayar que provienen del cristianismo los valores de justicia, solidaridad y dignidad de la persona que fueron introducidos en nuestras Constituciones.

Yo mismo vengo de Maguncia. Allí, al inicio del siglo XIX, hubo un gran obispo, el barón Wilhelm Emmanuel von Ketteler, que tuvo que ver con el comienzo de la doctrina y de las encíclicas sociales. Un niño católico de Maguncia lleva la pasión social en la sangre, y yo no me quedo atrás. Ha sido éste el horizonte desde el que me he acercado a los países de América Latina. Durante quince años he estado allá dos o tres meses cada año, viviendo en condiciones muy sencillas. Al principio para un ciudadano de Europa central exige un esfuerzo grande. Pero cuando se aprende a conocer a la gente personalmente y se ve cómo vive, entonces se puede aceptarlo.

También he viajado a Suráfrica con nuestros Domspatzen, el famoso coro que el hermano del Papa ha dirigido durante treinta años. He podido dar conferencias en diversos seminarios y universidades, no sólo en América Latina, sino también en Europa y Norteamérica. Y esto es lo que he podido experimentar: en cualquier parte estás en casa; donde hay una altar, Cristo está presente; en cualquier parte que estés, formas parte de la gran familia de Dios

L'Osservatore Romano, 26 de julio de 2012
Traductor: Juan Miguel Zaldua, SJ

Para leer en italiano la entrevista completa clique aquí .

Para leer el texto Mis experiencias con la Teología de la Liberación clique aquí .


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