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Saturday, December 28, 2013

Dos Papas, un portavoz y un año histórico



12/27/2013





[Translate to Spanish:] Padre Federico Lombardi

El director de la Sala de Prensa del Vaticano, Federico Lombardi, traza un balance del año 2013. Recuerda la histórica renuncia de Benedicto XVI y los primeros meses del Papa Francisco

àndres Beltramo àlvarez
Ciudad del Vaticano

Federico Lombardi fue uno de los protagonistas del 2013 en El Vaticano. Al portavoz de la Santa Sede le tocó explicar al mundo la sorpresiva renuncia de Benedicto XVI. Ocupó un puesto clave a la hora de relatar el Cónclave, la elección del Papa Francisco y los primeros meses de su pontificado. En entrevista con el Vatican Insider traza un balance de los últimos 12 meses, que quedarán estampados en la historia de la Iglesia.



¿Cómo vivió este año 2013?

Lo he vivido como un año de grandes novedades, evidentemente caracterizado por este cambio entre los dos Papas y con el inicio muy dinámico e intenso, también de gran entusiasmo, del pontificado del Papa Francisco. La renuncia del Papa Benedicto y el tiempo previo al Cónclave, ahora mirando hacia atrás, fueron la preparación de un nuevo comienzo con pontificado que es el aspecto relevante de este año, que se proyecta en el futuro de los próximos años en vida de la Iglesia. Un año de pasado hacia un renovado impulso de evangelización.



¿Cómo recibió la noticia de la renuncia de Benedicto XVI?

La recibí con una grande admiración por el Papa. Aprecié y aprecio al Papa Benedicto XVI al cual serví con mucha dedicación y con gran amor. Su fe y su lucidez, su coherencia al afrontar las responsabilidades hizo para mí inmediatamente clara su decisión. El texto de su declaración era perfectamente claro, detrás del cual no tenía que buscar nada más sino aquello que estaba dicho bien en esas líneas. Una decisión que recibí con admiración y acepté sin dificultad, incluso con la conciencia que era una decisión nueva en la historia de la Iglesia y por lo tanto que iba a ser recibida con gran conmoción. Pero para mí era una decisión coherente con la gran fe, humildad y responsabilidad del Papa Benedicto. Me sentí inmediatamente investido por la responsabilidad, que me tocaba a mí, de presentarla, de explicarla con gran serenidad.



¿Tuvo la impresión que estaba asistiendo a hechos que cambiarían la historia para siempre?

No se si soy una persona que puede parecer fría y racional, aunque creo tener mi sensibilidad profunda, busco controlarla y guiarla. Todos vivimos muchos momentos que son importantes, determinantes para nuestras vidas, para nuestras comunidades, para la Iglesia. Los debemos vivir todas con gran responsabilidad, con valentía y confianza. Me ha tocado dar muchas noticias difíciles, a veces feas, a veces buenas. Dí la noticia en la Radio Vaticana de la muerte de Juan Pablo II, comuniqué la noticia del arresto de Paolo Gabriele (mayordomo del Papa, por el “vatileaks” ndr). Nos ha tocado dar muchas noticias tristes, bellas, dramáticas y cada una tiene su peso. Yo debo vivirlas en ese momento con su significado y debo desarrollar el servicio de ofrecerlas con simpleza y claridad, para que las pueda comprender el público. No debo dejarme dominar por la emoción de las cuestiones excepcionales.



La elección del Papa Francisco no estaba en los planes de muchos observadores. ¿Se sorprendió?

Siempre el final de un pontificado, sea por la muerte como en otros casos, sea por la renuncia como en este, es siempre una noticia extraordinaria. Lo mismo el anuncio de un nuevo pontificado. Recuerdo la elección de Juan Pablo II que era el primer Papa no italiano, venido de un país lejano, fue también una emoción grandísima. Para mí vivir aquí en la sala de prensa vaticana el anuncio del Papa Francisco y escuchar que era un hermano de congregación me provocó una emoción muy particular, pero me tuve que recuperar en tiempo breve justamente para continuar mi servicio en modo suficientemente objetivo.



¿Cuánto cree que los orígenes del Papa están influyendo en los primeros pasos del pontificado?

Puede existir una diferencia de carácter entre una personalidad latinoamericana y las del norte de Europa o asiáticas. En este sentido una espontaneidad, una comunicabilidad o una sencillez, una cordialidad, una popularidad de Francisco uno la puede colocar en su origen. Otro aspecto importante y que viví en la Jornada Mundial de la Juventud que tuvo lugar en Brasil es la perspectiva sobre la Iglesia universal presente en el Papa y que en muchos aspectos es claramente no europea. Esto se siente y es ciertamente una de las cosas queridas por los cardenales en su elección, como un enriquecimiento de la experiencia de la Iglesia con un pontífice que proviene de otra parte del mundo, del Continente donde existen más católicos. Por eso tiene la posibilidad de ver situaciones de la Curia Romana, modos tradicionales de expresarse del papado y del gobierno romano desde otro punto de vista y poder insertar elementos de comportamiento nuevos que ayudan a comprender la universalidad de la Iglesia en un modo novedoso. Sin revoluciones que signifiquen rechazos violentos al pasado sino con un enriquecimiento de estilo, de modo de ser, de comunicar y de actuar que manifiestan la variedad de la experiencia católica en el mundo.

 
El Papa Francisco ya se convirtió en una especie de ícono mediático, al mismo tiempo parece existir una cierta magnificación sobre detalles y gestos suyos, más bien anecdóticos. ¿No advierte demasiado afán por exagerar?

Ciertamente. Esto es una cosa de la cual no nos sorprendemos, sabemos bien cómo la comunicación en el mundo de hoy se alimenta a veces de exageraciones o mitos que se crean. Lo importante es comprender qué es lo esencial. En este caso el Papa ha anunciado con gran fuerza y eficacia el tema del amor de Dios para todos, sin barreras y sin límites. Lo ha comunicado como algo que alcanza directamente todas las personas, algo que se traduce en la eliminación de cualquier tipo de barrera, sea en el lenguaje sea en el trato humano, eso hace pasar muy bien el mensaje que, a final de cuentas, es el modo de ser del Papa.

Porque llega justo al corazón de la gente, esto suscita una enorme gratitud, un sentido interior de alegría y de afecto que atrae hacia este anunciador. En torno a esto existe toda una cantidad de imágenes, de gestos y detalles que a veces son exagerados más allá de la intención del Papa mismo. Esto es parte un poco del folclore de la comunicación y de la imaginación de la gente. A veces es la expresión de un entusiasmo y una alegría, por lo tanto debe ser visto con una sonrisa. Como la idea que el Papa salga de noche a encontrar a los pobres de Roma, no es verdad pero corresponde a una actitud interior y deseo suyo. De todas maneras no es real. Se necesita sólo comprender el significado de estas exageraciones que a veces tienen un fundamento pero, de hecho, van más allá. Lo importante es que pase el mensaje central y ese ha pasado.

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