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Saturday, March 29, 2014

Ahora no es el tiempo de decir “paz y seguridad”.

 

No es necesario que vayamos a países lejanos para ser misioneros de Dios. A nuestro alrededor hay campos que están “blancos para la siega” y quien quiera recogerá “fruto para vida eterna”...

 Id a donde podáis ser una bendición para los demás. Id a donde podáis fortalecer alguna iglesia débil. Poned en uso las fuerzas que Dios os ha dado.

Sacudid de vosotros el letargo espiritual. Trabajad con toda vuestra fuerza para que podáis salvar vuestras propias almas y las de otros. Ahora no es el tiempo de decir “paz y seguridad”. Para dar este mensaje no se necesitan oradores elocuentes. Ha de proclamarse la verdad en toda su punzante severidad. Se necesitan hombres de acción, hombres que trabajen con energía dedicada e inagotable en favor de la purificación de la iglesia y la amonestación del mundo.

Ha de llevarse a cabo una gran obra; han de trazarse planes más amplios; ha de salir una voz para despertar a las naciones. Los individuos cuya fe es débil y vacilante no son los que llevarán adelante la obra en este tiempo de grave crisis. Necesitamos valor de héroes y fe de mártires.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, p. 174,175
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