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Monday, June 2, 2014

China, la civilización que sedujo a los reyes de Francia





EFE | Fecha: 05/26/2014



Juanjo Rodríguez

París, 26 may (EFE).- La civilización china fue durante siglos una gran desconocida en Occidente y, salvo los testimonios de algunos raros aventureros como Marco Polo, su cultura originaba historias mitológicas que poco tenían que ver con la realidad.

Fue el Rey Sol, Luis XIV, en 1688, el primero en iniciar una serie de intercambios culturales y diplomáticos oficiales, cuyos frutos se pueden contemplar a partir de mañana en la exposición "China en Versalles", organizada en la antigua residencia de los borbones franceses.

La muestra, que podrá verse hasta el próximo 26 de octubre, se inscribe en las conmemoraciones del 50 aniversario del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Su comisaria, la conservadora Marie-Laure de Rochebrune, ha reunido en ella cerca de 150 obras que ilustran la fructífera relación iniciada por Luis XIV y el emperador Kangxi y que se prolongó luego hasta la Revolución Francesa.

Al presentar la exhibición, Rochebrune resaltó hoy haber querido celebrar este aniversario de una manera especial, para mostrar que en el pasado "hubo ya relaciones diplomáticas muy importantes entre China y Francia a partir del reinado de Luis XIV".

La exposición comienza con una sala dedicadal, al Rey Sol, en la que se recuerda el envío de la primera delegación de jesuitas a la corte del emperador Kangxi, en representación suya.

Así debutaron los primeros intercambios franco-chinos y llegaron luego las primeras adquisiciones a Francia, entre ellas una copa de jade blanco de la época Ming.

En Versalles se pueden contemplar también ahora porcelanas, cuadros, muebles y telas procedentes de China y que los Borbones utilizaban en sus estancias privadas, ya que en público, tanto Luis XIV como sus sucesores, debían mostrar productos franceses en apoyo a las manufacturas nacionales.

La intensa relación entre ambos países no sólo continuó tras la muerte del Rey Sol, sino que se intensificó bajo los reinados de Luis XV y Luis XVI, en especial gracias a la labor de Henri-Léonard Bertin, ministro de los dos monarcas, quien continuó apoyando a los jesuitas e intercambió abundante correspondencia con ellos.

La exposición revela, asimismo, como esta "fiebre" por el gusto oriental llegó a toda la corte, en la que Luis XV hizo pintar cuadros de caza con temática oriental y coleccionó piezas de porcelana de las que solo se conserva una fuente de perfume blanca con bordes dorados.

La porcelana fue otra de las pasiones de su hijo, Luis XVI, que coleccionó vasijas y jarrones de distintas épocas procedentes de China, así como otras piezas producidas en la fábrica de Sèvres, al suroeste de París, especialistas en hacer cerámica a imitación del estilo oriental.

Su esposa, la reina María Antonieta, compartió su interés por el arte y la cultura china y conservó en sus aposentos privados exquisitas piezas de porcelana, entre ellas dos jarras azules con montura dorada, una fuente de porcelana y bronce dorado y varias vasijas procedentes de Sévres.

Estos intercambios culturales se produjeron en buena parte gracias a la Compañía de las Indias francesa, creada por Luis XIV, y principal importadora de muebles, porcelanas, sedas y otros productos, siempre con el inestimable apoyo de Bertin.

Los productos procedentes de China eran codiciados por la nobleza del siglo XVIII, pero la realeza quiso igualmente adaptar aquellas piezas al gusto galo y comenzó a encargar a la Manufactura Real de Sèvres piezas de estilo oriental, en las que se añadía el característico refinamiento francés de la época.

Estas piezas fueron particularmente amadas por las hijas de Luis XV, a quienes su padre gustaba obsequiar con ese tipo de regalos, que también son visibles en el recorrido de la exposición. EFE

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EFE | Fecha: 05/26/2014


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