Bob Menéndez
J. SCOTT APPLEWHITE / AP
Será cierto que Bob Menéndez fue el blanco de una operación montada por la Dirección de Inteligencia del régimen castrista con el propósito de destruir al senador? En una carta dirigida al Departamento de Justicia, Stephen Ryan, el abogado de Menéndez, afirma que La Habana inventó un escándalo que presentaba al senador cubanoamericano como un adicto a prostitutas menores de edad contratadas para bacanales en la República Dominicana por un generoso benefactor de las campañas del congresista.
Entiendo que los alegatos de Menéndez susciten el escepticismo de los que leen las acusaciones del demócrata como una maniobra aparatosa que busca desviar la atención de los graves problemas legales que gravitan sobre el senador. Estos incrédulos están hartos de políticos que intentan tapar sus delitos e inmoralidades pintándose como víctimas de temibles conspiraciones urdidas por sus enemigos.
Pero en este caso, aunque Menéndez quisiera utilizar la supuesta operación de la DI castrista para silenciar a sus críticos o para neutralizar sus urticarias legales, las pruebas reunidas por investigadores de la CIA respaldan algunas denuncias hechas por el senador y su abogado. Sabemos, además, que Menéndez lleva años en la mirilla de los servicios especiales cubanos. La razón es sencilla: es el enemigo más poderoso de la mafia de los Castro en el Senado. Presidente de la Comisión senatorial de Relaciones Exteriores, al demócrata de New Jersey le sobra poder para anular o torpedear iniciativas de la Casa Blanca (o de otros senadores) encaminadas a suavizar el embargo estadounidense contra Cuba. En Ruse: Undercover with FBI Counterintelligence, un libro publicado en el 2008 que detalla las aventuras de Robert Eringer como agente doble del FBI, Eringer cuenta que funcionarios del régimen castrista le pidieron en varias ocasiones que les proporcionara información dañina sobre Menéndez. Pretendían usarla para elaborar una campaña que “desenmascararía y desacreditaría” a Menéndez.
Según Ryan, en la operación armada hace dos años contra el senador, la Dirección de Inteligencia basó el guión de su obra difamatoria en algunos hechos reales: las vacaciones que el senador tomaba en Quisqueya. Menéndez viajó varias veces a la República Dominicana como invitado de un amigo benefactor, el oftalmólogo Salomón Melgen, quien ha recaudado más de un millón de dólares para las campañas electorales de Menéndez (Melgen es a su vez objeto de una investigación por su facturación al Medicare). El senador puso los viajes. La inteligencia castrista puso los testigos falsos y las rameras menores de edad que supuestamente fornicaban con un senador federal.
Ryan afirma que a fin de difundir su invento la DI creó a “Pete Williams”. Este personaje se hacía pasar por un informante confiable y trató de convencer al FBI y a medios de comunicación que poseía información en la cual se demostraba que Menéndez participaba en orgías dominicanas con menores. Al principio, el único medio que le compró el cuento a Williams fue el Daily Caller, un diario de derechas que solamente se publica en Internet. El Daily Caller le dio toda la prominencia posible al cuento. Luego, algunos comentaristas de Fox News se hicieron eco de la infamia.
Lamentablemente la carta del abogado de Menéndez no sustenta sus acusaciones contra el régimen de los Castro. Ni contra los adversarios domésticos del senador. Según la misiva, prominentes republicanos enemigos de Menéndez colaboraron con agentes cubanos en una “conspiración criminal” cuyo objetivo era despojar al senador de su escaño en el Congreso. ¿Son alegatos con fundamento o se trata de una operación del equipo legal de Menéndez concebida para desactivar la bomba de relojería de una investigación en torno al supuesto tráfico de influencias que involucra a Menéndez y al Dr. Melgen? Tiene la palabra el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.
J. SCOTT APPLEWHITE / AP
Será cierto que Bob Menéndez fue el blanco de una operación montada por la Dirección de Inteligencia del régimen castrista con el propósito de destruir al senador? En una carta dirigida al Departamento de Justicia, Stephen Ryan, el abogado de Menéndez, afirma que La Habana inventó un escándalo que presentaba al senador cubanoamericano como un adicto a prostitutas menores de edad contratadas para bacanales en la República Dominicana por un generoso benefactor de las campañas del congresista.
Entiendo que los alegatos de Menéndez susciten el escepticismo de los que leen las acusaciones del demócrata como una maniobra aparatosa que busca desviar la atención de los graves problemas legales que gravitan sobre el senador. Estos incrédulos están hartos de políticos que intentan tapar sus delitos e inmoralidades pintándose como víctimas de temibles conspiraciones urdidas por sus enemigos.
Pero en este caso, aunque Menéndez quisiera utilizar la supuesta operación de la DI castrista para silenciar a sus críticos o para neutralizar sus urticarias legales, las pruebas reunidas por investigadores de la CIA respaldan algunas denuncias hechas por el senador y su abogado. Sabemos, además, que Menéndez lleva años en la mirilla de los servicios especiales cubanos. La razón es sencilla: es el enemigo más poderoso de la mafia de los Castro en el Senado. Presidente de la Comisión senatorial de Relaciones Exteriores, al demócrata de New Jersey le sobra poder para anular o torpedear iniciativas de la Casa Blanca (o de otros senadores) encaminadas a suavizar el embargo estadounidense contra Cuba. En Ruse: Undercover with FBI Counterintelligence, un libro publicado en el 2008 que detalla las aventuras de Robert Eringer como agente doble del FBI, Eringer cuenta que funcionarios del régimen castrista le pidieron en varias ocasiones que les proporcionara información dañina sobre Menéndez. Pretendían usarla para elaborar una campaña que “desenmascararía y desacreditaría” a Menéndez.
Según Ryan, en la operación armada hace dos años contra el senador, la Dirección de Inteligencia basó el guión de su obra difamatoria en algunos hechos reales: las vacaciones que el senador tomaba en Quisqueya. Menéndez viajó varias veces a la República Dominicana como invitado de un amigo benefactor, el oftalmólogo Salomón Melgen, quien ha recaudado más de un millón de dólares para las campañas electorales de Menéndez (Melgen es a su vez objeto de una investigación por su facturación al Medicare). El senador puso los viajes. La inteligencia castrista puso los testigos falsos y las rameras menores de edad que supuestamente fornicaban con un senador federal.
Ryan afirma que a fin de difundir su invento la DI creó a “Pete Williams”. Este personaje se hacía pasar por un informante confiable y trató de convencer al FBI y a medios de comunicación que poseía información en la cual se demostraba que Menéndez participaba en orgías dominicanas con menores. Al principio, el único medio que le compró el cuento a Williams fue el Daily Caller, un diario de derechas que solamente se publica en Internet. El Daily Caller le dio toda la prominencia posible al cuento. Luego, algunos comentaristas de Fox News se hicieron eco de la infamia.
Lamentablemente la carta del abogado de Menéndez no sustenta sus acusaciones contra el régimen de los Castro. Ni contra los adversarios domésticos del senador. Según la misiva, prominentes republicanos enemigos de Menéndez colaboraron con agentes cubanos en una “conspiración criminal” cuyo objetivo era despojar al senador de su escaño en el Congreso. ¿Son alegatos con fundamento o se trata de una operación del equipo legal de Menéndez concebida para desactivar la bomba de relojería de una investigación en torno al supuesto tráfico de influencias que involucra a Menéndez y al Dr. Melgen? Tiene la palabra el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.
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