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Saturday, September 6, 2014

Los hijos y los nietos se habían olvidado del carácter sagrado de la ley de Dios


La ida de Esdras a Jerusalén fué muy oportuna. Era muy necesaria la influencia de su presencia. Su llegada infundió valor y esperanza al corazón de muchos que habían trabajado durante largo tiempo en medio de dificultades. Desde el regreso de la primera compañía de desterrados, bajo la dirección de Zorobabel y Josué, como setenta años antes, se había hecho mucho. Se había acabado el templo y los muros de la ciudad habían sido parcialmente reparados. Sin embargo quedaba todavía mucho por hacer.

Buen número de los que habían regresado a Jerusalén en años anteriores, habían permanecido fieles a Dios mientras vivieron, pero una proporción considerable de los hijos y de los nietos se habían olvidado del carácter sagrado de la ley de Dios. Aun algunos de los hombres a quienes se habían confiado responsabilidades vivían en pecado abierto. Su conducta contribuía mucho a neutralizar los esfuerzos hechos por otros para hacer progresar la causa de Dios; porque mientras se permitía que quedasen sin reprensión las violaciones flagrantes de la ley, la bendición del Cielo no podía descansar sobre el pueblo.


Profetas y Reyes, p.455
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