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Saturday, October 10, 2015

El santuario terrenal “era figura de aquel tiempo presente,."


En los tiempos patriarcales, el ofrecimiento de sacrificios relacionados con el culto divino recordaba perpetuamente el advenimiento de un Salvador; y lo mismo sucedía durante toda la historia de Israel con el ritual de los servicios en el santuario. En el ministerio del tabernáculo, y más tarde en el del templo que lo reemplazó, mediante figuras y sombras se enseñaban diariamente al pueblo las grandes verdades relativas a la venida de Cristo como Redentor, Sacerdote y Rey; y una vez al año se le inducía a contemplar los acontecimientos finales de la gran controversia entre Cristo y Satanás, que eliminarán del universo el pecado y los pecadores. Los sacrificios y las ofrendas del ritual mosaico señalaban siempre hacia adelante, hacia un servicio mejor, el celestial. El santuario terrenal “era figura de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios;” y sus dos lugares santos eran “figuras de las cosas celestiales;” pues Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, es hoy “ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que el Señor asentó, y no hombre.” Hebreos 9:9, 23; 8:2.

Profetas y Reyes, p.504,505

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