Thu, 12/02/2010 - 16:08 Ruben Sanchez
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La publicación escalonada de los cables de la diplomacia norteamericana que están ofreciendo los rotativos El País, The New York Times y The Guardian no solo ha sacado los colores a más de un presidente de gobierno. También nos ha permitido saber que en España, por ejemplo, miembros de su gobierno central obstaculizaron procesos judiciales que perjudicaban a Estados Unidos. Por una vez, los ciudadanos hemos podido ver lo que solo un buen periodismo de investigación nos muestra muy de vez en cuando.
¿Qué pasaría si alguien de la administración adventista también filtrara documentos comprometedores? ¿Qué consecuencias tendría para la iglesia? De hecho, no sería la primera vez. En tiempos de Folkenberg, una fuente anónima hizo llegar a la revista Spectrum ciertos documentos que luego se tradujeron en amplios artículos.
La transparencia es un concepto que cada día gana más adeptos y que las nuevas tecnologías están contribuyendo a fomentar. No obstante, en la Iglesia Adventista del Séptimo Día podría quedar mucho por hacer. Todos conocemos de primera, segunda o tercera mano muchos casos en los que los administradores de nuestra iglesia se han saltado la moral y la ética en beneficio de su propio interés. Estos casos se han explicado con más o menos detalle pero debido a la falta de periodismo dentro de nuestra iglesia, no se acaba publicando una versión de los hechos contrastada y rigurosa.
En un reciente artículo escrito por Soledad Gallego-Díaz publicado en El País a propósito de los wikileaks, se dice que para un comportamiento cívico, todo ciudadano debe formularse las siguientes preguntas:
1- ¿Quién decide por mí?
2- ¿Cómo ha llegado a esta decisión?
3- ¿Qué datos maneja y que objetivos persigue en mi nombre?
¿Hace falta preguntarse esto para ser un buen miembro de iglesia comprometido con el evangelio?
¿Cree el lector que su iglesia le proporciona las herramientas adecuadas para poder responder a estas tres preguntas?
¿Considera el lector que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es suficientemente transparente?
¿Siente el lector que la iglesia le proporciona información relevante? ¿O simplemente propaganda?
Si los miembros son los que sostienen la iglesia con sus diezmos, ofrendas y tiempo, ¿opina el lector que los administradores deberían rendir cuentas, ya sea ante los miembros o un órgano independiente?
¿Piensa el lector que los mecanismos de los que dispone la iglesia funcionan a la hora de garantizar el proceder ético y moral de nuestros dirigentes?
Estas no son preguntas retóricas. Son cuestiones con las que espero iniciar una conversación constructiva entre todos los lectores de Café Hispano. Por supuesto, el lector es libre de plantear otros interrogantes y ofrecer su respuesta.
Café Hispano quiere aprovechar esta ocasión para conocer la opinión del lector y así poder seguir ofreciendo artículos de interés.
También queremos hacer notar al lector que hable inglés el artículo recientemente publicado en Spectrum por James Coffin titulado "Haciendo que todos rindamos cuentas".
Finalmente, si usted cree que puede filtrar alguna información que serviría para tener una iglesia más saludable, escríbame a rubensabate@yahoo.com Su anonimato, si así me lo pide, está garantizado.
¡Adelante! ¡Este post lo hacen los lectores!
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Fuente
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