Publicado marzo 18, 2011
| EFE
Washington – El presidente de EE.UU., Barack Obama, parte hoy hacia Brasil, la séptima economía del mundo y la primera etapa en una gira por América Latina que la Casa Blanca ha descrito como "emblemática".
La Casa Blanca otorga especial importancia a este viaje, a pesar de que se produce en una difícil coyuntura internacional, dada la situación que vive Japón tras el terremoto de hace una semana y la crisis de Libia.
El mandatario estadounidense partirá esta noche de Washington, acompañado de su familia, para llegar mañana a Brasilia, donde tras una ceremonia de bienvenida le aguarda una intensa reunión bilateral con su colega brasileña, Dilma Rousseff.
"Vemos una enorme convergencia de intereses entre Brasil y Estados Unidos, y un momento enorme de oportunidades", señaló esta semana el consejero adjunto de Seguridad Nacional de EE.UU., Ben Rhodes.
Washington quiere aprovechar el enorme potencial económico de la relación bilateral con un país que se ha convertido en la séptima potencia económica y cuyos intercambios comerciales con Estados Unidos se han doblado en la pasada década.
Después de que China haya superado a EE.UU. como principal comprador de las exportaciones brasileñas, Washington quiere recuperar la iniciativa y está interesado, según ha indicado la Casa Blanca, en desarrollar la colaboración en especial en infraestructuras -en especial a la vista de las inversiones que Brasil tiene previstas para las Olimpiadas y el Mundial de Fútbol- y energía.
Brasil cuenta con reservas de petróleo que equivalen al doble de las estadounidenses, y encara la perspectiva de convertirse en exportador neto. Además, los presidentes abordarán la colaboración en energía nuclear.
Aunque EE.UU. asegura que una de las grandes vertientes del viaje es fomentar la creación de empleo en su territorio y apuntalar su recuperación económica, la conversación con Rousseff no se limitará a estos aspectos.
Los dos gobernantes hablarán también acerca de Irán.
El año pasado, ambos países registraron un distanciamiento a raíz, entre otros factores, del apoyo del entonces presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, al programa nuclear iraní y a la propuesta de mediación brasileña para evitar la imposición de sanciones de la ONU contra Teherán.
Rousseff ha mostrado una posición más moderada y la Casa Blanca ha destacado el respeto de las sanciones impuestas el pasado mayo por parte brasileña, así como los comentarios de la presidenta brasileña sobre los derechos humanos en Irán.
Los dos mandatarios abordarán también las aspiraciones de Brasil a ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, y Obama podría anunciar su respaldo, lo que representaría un gesto de que las tensiones del año pasado -sobre Irán, pero también sobre Cuba y cuestiones comerciales- han quedado atrás.
Obama buscará destacar la importancia que otorga a Brasil en un discurso que pronunciará el domingo, ya en Río de Janeiro, en un lugar emblemático de la ciudad que la Casa Blanca aún no ha querido desvelar.
Según Rhodes, en ese discurso el presidente "dará la bienvenida a un Brasil que desempeña un papel sustancial en el escenario mundial".
Si en Brasilia, donde Obama también participará en un foro con empresarios, se abordarán sobre todo las relaciones bilaterales con la clase política y financiera del país, Río de Janeiro representará una oportunidad para "interactuar" con el pueblo brasileño, en palabras del responsable de la política para América Latina en la Casa Blanca, Dan Restrepo.
Así, Obama y su familia acudirán por la mañana del domingo a visitar el Cristo de Corcovado, la imagen emblemática de la ciudad.
En Brasil se ha apuntado que el presidente también visitará una favela, aunque por motivos de seguridad la Casa Blanca no ha querido confirmar cuál -se conjetura que podría ser la Ciudad de Dios o Santa Marta- o siquiera si ese evento tendrá lugar.
La gira presidencial continuará el lunes en Santiago, donde se reunirá con el mandatario chileno, Sebastián Piñera, para tratar de cuestiones económicas y, sobre todo, la cooperación en el ámbito de la energía nuclear.
Precisamente hoy, Chile y EE.UU. suscribieron un acuerdo en este sentido titulado "Memorándum de entendimiento y cooperación relativo a la utilización de energía nuclear con fines pacíficos", que ha suscitado críticas por parte de la oposición al Gobierno de Piñera.
En Santiago, Obama también pronunciará un discurso a la región.
En la última etapa, El Salvador, Obama tiene previsto reunirse con el presidente Mauricio Funes para tratar de asuntos como la inmigración, la creación de oportunidades económicas en ese país centroamericano y la seguridad ciudadana.
Antes de regresar a Washington, rendirá sus respetos ante la tumba de monseñor Óscar Romero, en la Catedral Nacional de San Salvador, y visitará las ruinas mayas de San Andrés.
| EFE
Washington – El presidente de EE.UU., Barack Obama, parte hoy hacia Brasil, la séptima economía del mundo y la primera etapa en una gira por América Latina que la Casa Blanca ha descrito como "emblemática".
La Casa Blanca otorga especial importancia a este viaje, a pesar de que se produce en una difícil coyuntura internacional, dada la situación que vive Japón tras el terremoto de hace una semana y la crisis de Libia.
El mandatario estadounidense partirá esta noche de Washington, acompañado de su familia, para llegar mañana a Brasilia, donde tras una ceremonia de bienvenida le aguarda una intensa reunión bilateral con su colega brasileña, Dilma Rousseff.
"Vemos una enorme convergencia de intereses entre Brasil y Estados Unidos, y un momento enorme de oportunidades", señaló esta semana el consejero adjunto de Seguridad Nacional de EE.UU., Ben Rhodes.
Washington quiere aprovechar el enorme potencial económico de la relación bilateral con un país que se ha convertido en la séptima potencia económica y cuyos intercambios comerciales con Estados Unidos se han doblado en la pasada década.
Después de que China haya superado a EE.UU. como principal comprador de las exportaciones brasileñas, Washington quiere recuperar la iniciativa y está interesado, según ha indicado la Casa Blanca, en desarrollar la colaboración en especial en infraestructuras -en especial a la vista de las inversiones que Brasil tiene previstas para las Olimpiadas y el Mundial de Fútbol- y energía.
Brasil cuenta con reservas de petróleo que equivalen al doble de las estadounidenses, y encara la perspectiva de convertirse en exportador neto. Además, los presidentes abordarán la colaboración en energía nuclear.
Aunque EE.UU. asegura que una de las grandes vertientes del viaje es fomentar la creación de empleo en su territorio y apuntalar su recuperación económica, la conversación con Rousseff no se limitará a estos aspectos.
Los dos gobernantes hablarán también acerca de Irán.
El año pasado, ambos países registraron un distanciamiento a raíz, entre otros factores, del apoyo del entonces presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, al programa nuclear iraní y a la propuesta de mediación brasileña para evitar la imposición de sanciones de la ONU contra Teherán.
Rousseff ha mostrado una posición más moderada y la Casa Blanca ha destacado el respeto de las sanciones impuestas el pasado mayo por parte brasileña, así como los comentarios de la presidenta brasileña sobre los derechos humanos en Irán.
Los dos mandatarios abordarán también las aspiraciones de Brasil a ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, y Obama podría anunciar su respaldo, lo que representaría un gesto de que las tensiones del año pasado -sobre Irán, pero también sobre Cuba y cuestiones comerciales- han quedado atrás.
Obama buscará destacar la importancia que otorga a Brasil en un discurso que pronunciará el domingo, ya en Río de Janeiro, en un lugar emblemático de la ciudad que la Casa Blanca aún no ha querido desvelar.
Según Rhodes, en ese discurso el presidente "dará la bienvenida a un Brasil que desempeña un papel sustancial en el escenario mundial".
Si en Brasilia, donde Obama también participará en un foro con empresarios, se abordarán sobre todo las relaciones bilaterales con la clase política y financiera del país, Río de Janeiro representará una oportunidad para "interactuar" con el pueblo brasileño, en palabras del responsable de la política para América Latina en la Casa Blanca, Dan Restrepo.
Así, Obama y su familia acudirán por la mañana del domingo a visitar el Cristo de Corcovado, la imagen emblemática de la ciudad.
En Brasil se ha apuntado que el presidente también visitará una favela, aunque por motivos de seguridad la Casa Blanca no ha querido confirmar cuál -se conjetura que podría ser la Ciudad de Dios o Santa Marta- o siquiera si ese evento tendrá lugar.
La gira presidencial continuará el lunes en Santiago, donde se reunirá con el mandatario chileno, Sebastián Piñera, para tratar de cuestiones económicas y, sobre todo, la cooperación en el ámbito de la energía nuclear.
Precisamente hoy, Chile y EE.UU. suscribieron un acuerdo en este sentido titulado "Memorándum de entendimiento y cooperación relativo a la utilización de energía nuclear con fines pacíficos", que ha suscitado críticas por parte de la oposición al Gobierno de Piñera.
En Santiago, Obama también pronunciará un discurso a la región.
En la última etapa, El Salvador, Obama tiene previsto reunirse con el presidente Mauricio Funes para tratar de asuntos como la inmigración, la creación de oportunidades económicas en ese país centroamericano y la seguridad ciudadana.
Antes de regresar a Washington, rendirá sus respetos ante la tumba de monseñor Óscar Romero, en la Catedral Nacional de San Salvador, y visitará las ruinas mayas de San Andrés.
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