DANIEL DEL PINO Roma 30/04/2011 08:00
Ulloullo alquila apartamento en Roma. "Muy confortable y completamente amueblado [...] con conexión a internet, [...] ideal para una pareja". A 300 metros de la plaza de San Pedro del Vaticano. Aunque si están pensando en mudarse a Italia, descarten esta oferta. Ulloullo sólo lo alquila por dos noches: desde hoy hasta el lunes. ¿Suena extraño? Todo es relativo. Juan Pablo II sólo será beatificado una vez. Este domingo. Y a la espera de que la santificación caiga del cielo, los romanos tratan de aprovechar la coyuntura. Son cientos las ofertas como esta que se pueden encontrar en las páginas web italianas de alquiler. La mayoría, escondidas bajo un apodo para no tentar a la suerte.
Porque estas cosas no están bien vistas ni siquiera para el fisco italiano, que no sólo se está dedicando a investigar a los rentistas esporádicos, sino que ha tenido que poner un límite a los precios abusivos de algunos hostales y albergues que han hecho crecer las camas y los precios de sus habitaciones para el fin de semana más esperado del año por la comunidad católica. La multa, desde los 300.000 euros hasta el cierre del establecimiento, no parece una tontería.
La habitación en un hotel modesto ha pasado de 60 a 280 euros
Desde que se conoció la fecha, los precios de los hoteles fuori e dentro le mura (por aquello de la separación entre Roma y El Vaticano por una muralla) han subido como la espuma. En un hotel de dos estrellas a diez minutos de San Pedro, lo que un fin de semana de abril sin beatos puede salir a 60 euros la noche, de pronto pasó a 280. En la Santa Sede, los precios saltaron los muros. Hasta 370 euros. Aunque también hay gangas de última hora: en páginas como booking.com se pueden encontrar habitaciones en sótanos a 130 euros.
Vuelos de alto coste
El problema será cómo llegar. La compañía de bajo coste Ryanair ofrece vuelos por 375 euros de sábado a domingo. En las aerolíneas convencionales, como Iberia, el vuelo de última hora costará 588. Y no sólo los hosteleros o las compañías aéreas saldrán ganando. El Ayuntamiento de Roma se llevará un pico gracias al nuevo impuesto (de uno a tres euros) que pagan desde enero todos los turistas por cada noche de hotel.
Volar estos días a Roma no baja de los 375 euros ni en las low cost
Mientras tanto, en San Pedro, el negocio está que arde. Los tradicionales puestos de Via di Porta Angelica, una de las principales hacia la plaza, se han llenado de insignias, rosarios, monedas, camisetas, postales y platos con el retrato de Karol Wojtyla. Y entre recuerdo y recuerdo, un batallón de personas ofrece visitas exprés por los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina 30 euros más caras que la oficial: de 15 a 45. La diferencia, según ellos, es que sus clientes se saltan la cola. Aunque también hay atracciones gratis: la muestra de sangre de Juan Pablo II que la Santa Sede ha decidido exponer al público.
Ayer, sin embargo, la cosa estaba tranquila en San Pedro. A mediodía, cientos de curiosos hacían las compras de última hora: "Vamos a por la sudadera que mañana no vamos a poder", gritaba una chica andaluza a su grupo de amigas. Otros, en los aledaños de la plaza, saboreaban una pizza al taglio y una cerveza sentados en la acera antes de seguir con las visitas guiadas. Eran cientos los fieles que se acercaron al lugar del evento y múltiples las lenguas. También en el metro, donde la concesionaria del servicio, Atac, explica en varios idiomas en las pantallas de los vagones qué paradas estarán abiertas y cuáles son las mejores salidas.
La vorágine beatificadora coincide con otro evento menos celestial. Es el primero de mayo, el día del trabajador. Y para celebrarlo, el Gobierno regional, en contra de los sindicatos, ha decidido que las tiendas romanas que quieran podrán abrir. Tantos peregrinos no pueden quedarse desamparados.
Porque estas cosas no están bien vistas ni siquiera para el fisco italiano, que no sólo se está dedicando a investigar a los rentistas esporádicos, sino que ha tenido que poner un límite a los precios abusivos de algunos hostales y albergues que han hecho crecer las camas y los precios de sus habitaciones para el fin de semana más esperado del año por la comunidad católica. La multa, desde los 300.000 euros hasta el cierre del establecimiento, no parece una tontería.
La habitación en un hotel modesto ha pasado de 60 a 280 euros
Desde que se conoció la fecha, los precios de los hoteles fuori e dentro le mura (por aquello de la separación entre Roma y El Vaticano por una muralla) han subido como la espuma. En un hotel de dos estrellas a diez minutos de San Pedro, lo que un fin de semana de abril sin beatos puede salir a 60 euros la noche, de pronto pasó a 280. En la Santa Sede, los precios saltaron los muros. Hasta 370 euros. Aunque también hay gangas de última hora: en páginas como booking.com se pueden encontrar habitaciones en sótanos a 130 euros.
Vuelos de alto coste
El problema será cómo llegar. La compañía de bajo coste Ryanair ofrece vuelos por 375 euros de sábado a domingo. En las aerolíneas convencionales, como Iberia, el vuelo de última hora costará 588. Y no sólo los hosteleros o las compañías aéreas saldrán ganando. El Ayuntamiento de Roma se llevará un pico gracias al nuevo impuesto (de uno a tres euros) que pagan desde enero todos los turistas por cada noche de hotel.
Volar estos días a Roma no baja de los 375 euros ni en las low cost
Mientras tanto, en San Pedro, el negocio está que arde. Los tradicionales puestos de Via di Porta Angelica, una de las principales hacia la plaza, se han llenado de insignias, rosarios, monedas, camisetas, postales y platos con el retrato de Karol Wojtyla. Y entre recuerdo y recuerdo, un batallón de personas ofrece visitas exprés por los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina 30 euros más caras que la oficial: de 15 a 45. La diferencia, según ellos, es que sus clientes se saltan la cola. Aunque también hay atracciones gratis: la muestra de sangre de Juan Pablo II que la Santa Sede ha decidido exponer al público.
Ayer, sin embargo, la cosa estaba tranquila en San Pedro. A mediodía, cientos de curiosos hacían las compras de última hora: "Vamos a por la sudadera que mañana no vamos a poder", gritaba una chica andaluza a su grupo de amigas. Otros, en los aledaños de la plaza, saboreaban una pizza al taglio y una cerveza sentados en la acera antes de seguir con las visitas guiadas. Eran cientos los fieles que se acercaron al lugar del evento y múltiples las lenguas. También en el metro, donde la concesionaria del servicio, Atac, explica en varios idiomas en las pantallas de los vagones qué paradas estarán abiertas y cuáles son las mejores salidas.
La vorágine beatificadora coincide con otro evento menos celestial. Es el primero de mayo, el día del trabajador. Y para celebrarlo, el Gobierno regional, en contra de los sindicatos, ha decidido que las tiendas romanas que quieran podrán abrir. Tantos peregrinos no pueden quedarse desamparados.
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