La mejor forma de tratar con el error es presentar la verdad, y permitir que las ideas descabelladas mueran por falta de atención. Contrastada con la verdad, la debilidad del error resulta clara para toda persona inteligente. Cuanto más se repitan los asertos erróneos de los opositores, y de los que se levantan de entre nosotros para engañar a las almas, tanto mejor se sirve a la causa del error. Mientras mayor sea la publicidad que se dé a las sugestiones de Satanás, tanto más se agradará a su majestad satánica.—Testimonios para los Ministros, 165 (1892).
Evangelismo, p.125
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