J. Jaime Hernández Corresponsal| El Universal
Viernes 20 de febrero de 2015
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante la clausura de la cumbre contra el extremismo, celebrada en Washington. (Foto: CAROLYN KASTER. AP )
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Corrupción y déficit democrático son su caldo de cultivo, advierte. Clausura cumbre de más de 60 países en Washington
Washington.— Si el miércoles Barack Obama fue enfático al rechazar que Estados Unidos y sus aliados estén en guerra contra el islam, ayer no fue menos vehemente al señalar que la desigualdad, la marginación, el déficit democrático, la falta de respeto a derechos humanos y la corrupción se han convertido en caldo de cultivo de un resentimiento que explotan las organizaciones terroristas para reclutar a un ejército de jóvenes olvidados por el sistema.
Al participar como orador principal de la cumbre contra el extremismo violento en el Departamento de Estado, Obama agradeció la participación de más de 60 países en un cónclave que ayer se dio a la tarea de desmenuzar las causas detrás de un fenómeno que ha hecho sonar la señal de alarma en todo el mundo, particularmente tras los atentados en París y en Copenhague.
Ante un auditorio de dignatarios y funcionarios de distinto nivel, Obama demandó la colaboración de todos para combatir una amenaza extremista que se nutre del resentimiento, de la marginación de millones, de la falta de educación y oportunidades, del flagelo de la corrupción y de una desigualdad sin precedentes en las últimas décadas. “Tenemos que encarar y resolver los agravios políticos que aprovechan los terroristas”, dijo. “Cuando las personas son oprimidas y se les niegan sus derechos humanos, particularmente a lo largo de líneas sectarias o étnicas; cuando se silencia el disenso, se alimenta el extremismo violento. Se crea un ambiente que es propicio para que los terroristas lo exploten”, enfatizó.
Entre las claves para salir de ese pozo de resentimiento que hoy explotan los terroristas, Obama apuntó contra la desigualdad social, que se da lo mismo en naciones ricas que pobres. O contra el fenómeno de la corrupción que se ha convertido en el enemigo identificado de la sociedad civil, particularmente entre los jóvenes.
“Tenemos que intensificar nuestros esfuerzos contra la corrupción”, dijo Obama al apelar a los países ricos, pero también a los países de economías emergentes “para crear estructuras de gobernanza y transparencia, de forma que toda asistencia prestada en realidad funciona y llega a las personas”.
El presidente hizo una mención especial del sentimiento de afrenta que anida entre las comunidades de inmigrantes en Estados Unidos y Europa.
“Tenemos que asegurarnos de que la gente, de nuestras diversas sociedades acoja verdaderamente y respete (a los inmigrantes) de todos los credos y orígenes”, consideró Obama en alusión a los barrios marginados que se han convertido en incubadoras de terroristas ante la falta de oportunidades, ante el rechazo de las mayorías hacia las minorías raciales y ante el desencanto de miles de jóvenes que han sido olvidados.
Destacó la libertad de religión como pilar esencial de la lucha contra el terrorismo. “Cuando las personas son libres de vivir su religión como quieren, eso ayuda a que las sociedades diversas permanezcan cohesionadas”, subrayó el presidente.
Poco antes de Obama, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-mon, se sumó a este llamado colectivo para combatir la corrupción y la injusticia “que son un abono poderoso para el resentimiento” de miles de jóvenes.
Ban anunció que el organismo a su cargo planea celebrar en los próximos meses una reunión global con líderes religiosos de todo el mundo para “mandar un mensaje poderoso de tolerancia, solidaridad y reconciliación”.
A su vez, el secretario de Estado, John Kerry, insistió en la necesidad de fortalecer el papel de la sociedad civil, particularmente con las mujeres.
“Necesitamos aumentar voces creíbles para educar con respeto a todas las religiones. Necesitamos combatir la desigualdad, la marginación, la corrupción. Necesitamos una estrategia de largo plazo. No de cinco años. Quizá de 30 años”, dijo Kerry.
En este mismo foro participó el secretario del Interior de Francia, Bernard Cazeneuve, quien se declaró convencido, “más que nunca”, de que tenemos que hacer frente todos a esta amenaza de la radicalización.
“Esta amenaza terrorista no tiene precedente. El terrorismo de hoy es más difuso que nunca. Está en muchas partes. Con centenares de franceses que han sido reclutados”, reconoció Cazeneuve, al insistir en la obligación de Francia y sus aliados “de luchar contra esta campaña de reclutamiento”.
“Tenemos que estar sobre el terreno. Detectando la forma en que la radicalización se ha extendido. Evitando que la gente que es coptada abandone el país para sumarse a los ejércitos del Estado Islámico (EI) o Al-Qaeda”, enfatizó.
Con información de agencias
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