(Juan 17: 3.)
Evítense conjeturas en la búsqueda de Dios.
El talento humano y las conjeturas humanas mediante investigaciones han tratado de descubrir a Dios; pero las conjeturas han demostrado que en sí mismas no son sino conjeturas. El hombre no puede descubrir a Dios mediante investigaciones. Este problema no ha sido dado a los seres humanos. Todo lo que el hombre necesita conocer y puede conocer de Dios ha sido revelado en su Palabra y en la vida de su Hijo, el gran Maestro.
Recuerden los hombres que tienen un gobernante en los cielos, un Dios con quien no se puede jugar. El que esfuerza su razón en un intento de ensalzarse a sí mismo y describir a Dios, descubrirá que hubiera sido mucho mejor que permaneciera como un humilde suplicante ante Dios, que confesara que sólo es un falible ser humano.
Dios no puede ser entendido por los hombres. Los caminos y las obras de Dios son inescrutables. Podemos hablar en cuanto a las revelaciones que él ha hecho de sí mismo en su Palabra, pero fuera de esto digamos de él: Tú eres Dios, y tus caminos son inescrutables.
Hay un conocimiento de Dios y de Cristo que deben poseer todos los que son salvados. "Esta es la vida eterna -dijo Cristo-: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado".
La pregunta que debemos estudiar es: ¿qué es verdad, la verdad para este tiempo, que debe ser albergada, amada, honrada y obedecida? Los partidarios de la ciencia han sido derrotados y se han descorazonado en su esfuerzo por descubrir a Dios. Lo que necesitan preguntar es: ¿qué es verdad? (MS 124, 1903).
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