- Fundado en España en 1928, por Josemaría Escrivá de Balaguer, el Opus Dei (en latín “la obra de Dios”) es una de las organizaciones más poderosas y controvertidas del catolicismo, y se ha extendido por gran parte del mundo.
Edgar González Ruiz* / Revista Contralínea
En lo referente a la moral sexual y familiar, es un grupo muy conservador; pero sus proyectos no radican en el activismo y las protestas públicas, sino sobre todo en la formación educativa y profesional de sus integrantes, entre los que hay personas influyentes en la vida política y económica.
Como los Legionarios de Cristo, posee universidades y escuelas para las elites, pero a diferencia de éstos, no se ha visto involucrado en escándalos de abusos sexuales, si bien ha recibido otro tipo de críticas por parte de exintegrantes, o de investigadores.
Una de éstas es que sus integrantes o simpatizantes suelen participar en asuntos políticos, y siempre desde posiciones derechistas, al apoyar incluso a gobiernos dictatoriales de esa filiación.
Otro señalamiento es el control que, de acuerdo con exmiembros, ejerce sutil o abiertamente sobre sus adeptos, al inducir actitudes y decisiones personales.
Sus integrantes se dividen en varias categorías de acuerdo con su compromiso con la organización (“numerarios”: que viven en soltería, casas del Opus Dei, al que dedican tiempo completo, “supernumerarios”: que pueden estar casados, y ser cooperadores o donantes).
La “santa intransigencia”
Escrivá de Balaguer plasmó sus ideas en obras como Camino, forja y surco, donde además de exhortar alcultivode virtudes, para buscar la “santidad dentro el mundo”, convocaba a usar la “santa intransigencia” e incluso la “santa pillería” para defender los principios religiosos.
Escribió: “No podemos cruzarnos de brazos cuando una sutil persecución condena a la Iglesia a morir de inedia, relegándola fuera de la vida pública y, sobre todo, impidiéndole intervenir en la educación, la cultura, en la vida familiar […] No son derechos nuestros: son de Dios, y a nosotros, los católicos, él los ha confiado… ¡para que los ejercitemos!” (Surco, punto 310).
“¡Ojalá se haga cada día más fuerte tu fanatismo por la fe, única defensa de la única verdad!” (ídem, punto 933).
“Donde no te llegue la inteligencia, pide que te alcance la santa pillería, para servir más y mejor a todos” (ídem, punto 942).
“[…] No caben cesiones en el dogma, en nombre de una ingenua ‘amplitud de criterio’, porque, quien así actuara, se expondría a quedarse fuera de la Iglesia y, en lugar de lograr el bien para otros, se haría daño a sí mismo”. (ídem, punto 939).
También, aconsejó a los jóvenes integrantes del Opus Dei a adquirir prestigio profesional para usarlo con el tiempo en beneficio de sus ideales religiosos:
“Para ti, todavía joven y que acabas de emprender el camino, este consejo: como Dios se lo merece todo, procura destacar profesionalmente para que puedas después propagar tus ideas con mayor eficacia” (ídem, punto 928).
Prescribe también que: “Es necesario contrarrestar con denuedo esas ‘libertades de perdición’, hijas del libertinaje, nietas de las malas pasiones, biznietas del pecado original…, que descienden, como se ve, en línea recta del diablo” (ídem, punto 720).
Una larga historia
A lo largo de sus más de 80 años de existencia, el Opus Dei ha mostrado no sólo una gran capacidad de crecimiento, sino una estabilidad mayor que la de otros grupos católicos, como los Legionarios de Cristo.
Estos últimos, fundados en 1941, ya en 1997, al cumplir poco más de medio siglo, enfrentaban cuestionamientos demoledores contra la figura de su fundador, Marcial Maciel, pues algunos de sus exdiscípulos e incluso de sus hijos lo acusaron de abusos sexuales, lo que deshizo las expectativas de su posible canonización, su imagen fue retirada de los recintos de esa orden, lo mismo que fue prohibido todo culto a su persona.
En el caso del Opus Dei, Escrivá ya fue canonizado, en 2002, y hasta ahora las principales críticas provenientes de exintegrantes y analistas de ese grupo se refieren a lo que describen como su autoritarismo, la rigidez de sus normas, la intromisión en la vida personal de sus integrantes, su participación en el mundo empresarial y su injerencia en asuntos políticos, que incluye su alianza con la dictadura franquista y el apoyo de gente de ese grupo a gobiernos derechistas de América Latina.
Uno de los mayores escándalos en que se ha visto involucrado el Opus Dei fue el de la empresa española Rumasa (Ruiz Mateos, SA), en 1983. El fundador de la misma, involucrada en multimillonarias operaciones fraudulentas, y su director, hasta que fue expropiada por el gobierno español, era José María Ruiz-Mateos, miembro supernumerario del Opus Dei desde 1963.
Admitió haber dado alrededor de 4 mil millones de pesetas a la obra en los 23 años de vida de Rumasa.
De acuerdo con algunos de sus críticos, mientras que en la esfera de los negocios el Opus Dei adopta criterios liberales y pragmáticos, en el de la sexualidad, la procreación y la vida familiar, se apega estrictamente a normas religiosas que considera acordes con una pretendida “ley natural”.
Como los Legionarios de Cristo, posee universidades y escuelas para las elites, pero a diferencia de éstos, no se ha visto involucrado en escándalos de abusos sexuales, si bien ha recibido otro tipo de críticas por parte de exintegrantes, o de investigadores.
Una de éstas es que sus integrantes o simpatizantes suelen participar en asuntos políticos, y siempre desde posiciones derechistas, al apoyar incluso a gobiernos dictatoriales de esa filiación.
Otro señalamiento es el control que, de acuerdo con exmiembros, ejerce sutil o abiertamente sobre sus adeptos, al inducir actitudes y decisiones personales.
Sus integrantes se dividen en varias categorías de acuerdo con su compromiso con la organización (“numerarios”: que viven en soltería, casas del Opus Dei, al que dedican tiempo completo, “supernumerarios”: que pueden estar casados, y ser cooperadores o donantes).
La “santa intransigencia”
Escrivá de Balaguer plasmó sus ideas en obras como Camino, forja y surco, donde además de exhortar alcultivode virtudes, para buscar la “santidad dentro el mundo”, convocaba a usar la “santa intransigencia” e incluso la “santa pillería” para defender los principios religiosos.
Escribió: “No podemos cruzarnos de brazos cuando una sutil persecución condena a la Iglesia a morir de inedia, relegándola fuera de la vida pública y, sobre todo, impidiéndole intervenir en la educación, la cultura, en la vida familiar […] No son derechos nuestros: son de Dios, y a nosotros, los católicos, él los ha confiado… ¡para que los ejercitemos!” (Surco, punto 310).
“¡Ojalá se haga cada día más fuerte tu fanatismo por la fe, única defensa de la única verdad!” (ídem, punto 933).
“Donde no te llegue la inteligencia, pide que te alcance la santa pillería, para servir más y mejor a todos” (ídem, punto 942).
“[…] No caben cesiones en el dogma, en nombre de una ingenua ‘amplitud de criterio’, porque, quien así actuara, se expondría a quedarse fuera de la Iglesia y, en lugar de lograr el bien para otros, se haría daño a sí mismo”. (ídem, punto 939).
También, aconsejó a los jóvenes integrantes del Opus Dei a adquirir prestigio profesional para usarlo con el tiempo en beneficio de sus ideales religiosos:
“Para ti, todavía joven y que acabas de emprender el camino, este consejo: como Dios se lo merece todo, procura destacar profesionalmente para que puedas después propagar tus ideas con mayor eficacia” (ídem, punto 928).
Prescribe también que: “Es necesario contrarrestar con denuedo esas ‘libertades de perdición’, hijas del libertinaje, nietas de las malas pasiones, biznietas del pecado original…, que descienden, como se ve, en línea recta del diablo” (ídem, punto 720).
Una larga historia
A lo largo de sus más de 80 años de existencia, el Opus Dei ha mostrado no sólo una gran capacidad de crecimiento, sino una estabilidad mayor que la de otros grupos católicos, como los Legionarios de Cristo.
Estos últimos, fundados en 1941, ya en 1997, al cumplir poco más de medio siglo, enfrentaban cuestionamientos demoledores contra la figura de su fundador, Marcial Maciel, pues algunos de sus exdiscípulos e incluso de sus hijos lo acusaron de abusos sexuales, lo que deshizo las expectativas de su posible canonización, su imagen fue retirada de los recintos de esa orden, lo mismo que fue prohibido todo culto a su persona.
En el caso del Opus Dei, Escrivá ya fue canonizado, en 2002, y hasta ahora las principales críticas provenientes de exintegrantes y analistas de ese grupo se refieren a lo que describen como su autoritarismo, la rigidez de sus normas, la intromisión en la vida personal de sus integrantes, su participación en el mundo empresarial y su injerencia en asuntos políticos, que incluye su alianza con la dictadura franquista y el apoyo de gente de ese grupo a gobiernos derechistas de América Latina.
Uno de los mayores escándalos en que se ha visto involucrado el Opus Dei fue el de la empresa española Rumasa (Ruiz Mateos, SA), en 1983. El fundador de la misma, involucrada en multimillonarias operaciones fraudulentas, y su director, hasta que fue expropiada por el gobierno español, era José María Ruiz-Mateos, miembro supernumerario del Opus Dei desde 1963.
Admitió haber dado alrededor de 4 mil millones de pesetas a la obra en los 23 años de vida de Rumasa.
De acuerdo con algunos de sus críticos, mientras que en la esfera de los negocios el Opus Dei adopta criterios liberales y pragmáticos, en el de la sexualidad, la procreación y la vida familiar, se apega estrictamente a normas religiosas que considera acordes con una pretendida “ley natural”.
Testimonios
María del Carmen Tapia, quien perteneció 18 años a ese grupo, concluyó que “[…] es la organización más conservadora, retrógrada y sectaria de la Iglesia católica romana […]. Una iglesia dentro de la Iglesia, con todas las características de una secta”.
En algunas páginas de internet, exintegrantes de ese grupo ofrecen sus testimonios y críticas.
Reza uno de éstos testimonios, de un hombre que fue numerario en México durante 25 años: “Quise mucho a la obra, la defendí ante mis compañeros de la universidad […] Ante mis colegas, familiares y amigos […] mis queridos exhermanos: ¿cómo no quieren que haya tantos numerarios deprimidos, tristes, neuróticos y enrarecidos si quieren luchar contra el mundo a través de un sistema de reglas y normas? Cualquier siquiatra sabe que eso es sicopatogénico. No hay sistema, por mucho que lo haya construido un santo, que venza a eso que en la ascética cristiana se llama ‘mundo’”. (http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=15980).
Otro testimonio, referente a una exintegrante, describe: “Su primera cita fue casi a los 30 años de edad. Era la primera vez que un hombre la invitaba al cine y tuvo que llamar a una amiga para preguntarle quién era ese Woody Allen. Nunca había salido con nadie del sexo opuesto, tampoco había oído hablar de ese director y mucho menos había visto sus películas. Nunca antes había ido al cine sin pedir permiso. Inés fue durante 13 años miembro del Opus Dei, la misteriosa orden católica cuestionada por su forma de acumular poder y fortuna con el declarado objetivo de buscar ‘la santidad en la vida cotidiana’”.
De acuerdo con este testimonio, los centros del Opus Dei “funcionan casi como réplicas de los monasterios medievales y donde la autoflagelación, por ejemplo, es una práctica diaria. ‘La Obra’, como la llaman desde dentro, es una de las instituciones más poderosas de la Iglesia, con una estructura férrea, inquisidora….”, que contempla “los castigos corporales, la obligación de entregar sus sueldos, la imposibilidad de leer lo que querían los integrantes o prohibiciones tan absurdas como la de quedarse a solas en un ascensor con alguien del sexo opuesto, entre muchas reglas insólitas para alguien de afuera” (Ximena Sinay, “A Diós rogando. La tortura de vivir en el Opus Dei”, TXT Revista textual, año 2, número 57, Buenos Aires, 16 de abril de 2004).
Estrategias
Usualmente, el Opus Dei evita participar como institución en las manifestaciones del activismo estridente o agresivo, que otros grupos ejercen en las calles o en los medios de comunicación, y prefiere actuar mediante la influencia sobre sus integrantes, y en los altos círculos del poder.
En diferentes países de América Latina, los numerarios y supernumerarios son gente influyente en las esferas políticas, profesionales y académicas, fuertemente imbuidos de la idea de defender la primacía del catolicismo contra la secularización de la sociedad, y exhiben un estilo de vida austero, ordenado y controlado por sus superiores dentro de ese grupo.
A sus convicciones religiosas y capacidad intelectual muchos de sus integrantes suman una gran ambición en la esfera profesional o académica, y una capacidad de adaptación que los conduce a seguir trayectorias ascendentes en esos ámbitos, donde usan su influencia para promover ideas conservadoras.
A tono con sus ideas, las mujeres del Opus Dei evitan las modas provocativas, incluso los vestidos sin mangas y las faldas cortas, al igual que quedarse a solas con personas del sexo opuesto, y tradicionalmente en las escuelas que ha fundado esa organización, al menos en los niveles elementales, hay separación de sexos.
Personas pertenecientes o vinculadas al Opus Dei, por ejemplo exalumnos de sus escuelas profesionales o empresariales, son simpatizantes o activistas de partidos de la derecha y de otras organizaciones de esa filiación política.
En México, entre los políticos que han pasado por escuelas del Opus se cuentan el exdirigente nacional del Partido Acción Nacional, César Nava, y el jefe de la Oficina de la Presidencia, Gerardo Ruiz Mateos, egresado de un curso de Alta Dirección en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa, así como el ex gobernador del Estado México y actual candidato a la Presidencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto, que estudió derecho en la Universidad Panamericana donde también “tuvo una breve estancia como profesor” (Francisco Cruz y Jorge Toribio Montiel, Negocios de familia, Temas de Hoy, México, 2009, p. 157)
En algunas páginas de internet, exintegrantes de ese grupo ofrecen sus testimonios y críticas.
Reza uno de éstos testimonios, de un hombre que fue numerario en México durante 25 años: “Quise mucho a la obra, la defendí ante mis compañeros de la universidad […] Ante mis colegas, familiares y amigos […] mis queridos exhermanos: ¿cómo no quieren que haya tantos numerarios deprimidos, tristes, neuróticos y enrarecidos si quieren luchar contra el mundo a través de un sistema de reglas y normas? Cualquier siquiatra sabe que eso es sicopatogénico. No hay sistema, por mucho que lo haya construido un santo, que venza a eso que en la ascética cristiana se llama ‘mundo’”. (http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=15980).
Otro testimonio, referente a una exintegrante, describe: “Su primera cita fue casi a los 30 años de edad. Era la primera vez que un hombre la invitaba al cine y tuvo que llamar a una amiga para preguntarle quién era ese Woody Allen. Nunca había salido con nadie del sexo opuesto, tampoco había oído hablar de ese director y mucho menos había visto sus películas. Nunca antes había ido al cine sin pedir permiso. Inés fue durante 13 años miembro del Opus Dei, la misteriosa orden católica cuestionada por su forma de acumular poder y fortuna con el declarado objetivo de buscar ‘la santidad en la vida cotidiana’”.
De acuerdo con este testimonio, los centros del Opus Dei “funcionan casi como réplicas de los monasterios medievales y donde la autoflagelación, por ejemplo, es una práctica diaria. ‘La Obra’, como la llaman desde dentro, es una de las instituciones más poderosas de la Iglesia, con una estructura férrea, inquisidora….”, que contempla “los castigos corporales, la obligación de entregar sus sueldos, la imposibilidad de leer lo que querían los integrantes o prohibiciones tan absurdas como la de quedarse a solas en un ascensor con alguien del sexo opuesto, entre muchas reglas insólitas para alguien de afuera” (Ximena Sinay, “A Diós rogando. La tortura de vivir en el Opus Dei”, TXT Revista textual, año 2, número 57, Buenos Aires, 16 de abril de 2004).
Estrategias
Usualmente, el Opus Dei evita participar como institución en las manifestaciones del activismo estridente o agresivo, que otros grupos ejercen en las calles o en los medios de comunicación, y prefiere actuar mediante la influencia sobre sus integrantes, y en los altos círculos del poder.
En diferentes países de América Latina, los numerarios y supernumerarios son gente influyente en las esferas políticas, profesionales y académicas, fuertemente imbuidos de la idea de defender la primacía del catolicismo contra la secularización de la sociedad, y exhiben un estilo de vida austero, ordenado y controlado por sus superiores dentro de ese grupo.
A sus convicciones religiosas y capacidad intelectual muchos de sus integrantes suman una gran ambición en la esfera profesional o académica, y una capacidad de adaptación que los conduce a seguir trayectorias ascendentes en esos ámbitos, donde usan su influencia para promover ideas conservadoras.
A tono con sus ideas, las mujeres del Opus Dei evitan las modas provocativas, incluso los vestidos sin mangas y las faldas cortas, al igual que quedarse a solas con personas del sexo opuesto, y tradicionalmente en las escuelas que ha fundado esa organización, al menos en los niveles elementales, hay separación de sexos.
Personas pertenecientes o vinculadas al Opus Dei, por ejemplo exalumnos de sus escuelas profesionales o empresariales, son simpatizantes o activistas de partidos de la derecha y de otras organizaciones de esa filiación política.
En México, entre los políticos que han pasado por escuelas del Opus se cuentan el exdirigente nacional del Partido Acción Nacional, César Nava, y el jefe de la Oficina de la Presidencia, Gerardo Ruiz Mateos, egresado de un curso de Alta Dirección en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa, así como el ex gobernador del Estado México y actual candidato a la Presidencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto, que estudió derecho en la Universidad Panamericana donde también “tuvo una breve estancia como profesor” (Francisco Cruz y Jorge Toribio Montiel, Negocios de familia, Temas de Hoy, México, 2009, p. 157)
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