26.02.13
A las 5:55 PM, por Andrés Beltramo
Del Vatican Insider (ITA)
Es la “universidad rebelde” de Perú. Sobre ella pesa una sanción emitida por la Santa Sede. Por voluntad papal tiene prohibido ostentar sus títulos de “Pontificia” y “Católica”. Todos sus profesores de teología se encuentran inhabilitados. Pero nada de eso ha impedido a sus autoridades recibir el apoyo explícito de dos personajes de primer nivel en El Vaticano: los prefectos de las congregaciones para la Doctrina de la Fe y para la Educación Católica, Gerhard Ludwig Müller y Zenon Grocholewski.
El pasado viernes 22 de febrero, a escasos seis días de la conclusión del presente pontificado, ambos prefectos recibieron en audiencia al rector de esa casa de estudios, Marcial Rubio Correa, y al vicerrector académico, Efraín Gonzales de Olarte. Estuvieron presentes también los secretarios de la Doctrina de la Fe, Luis Francisco Ladaria, y de la Educación Católica, Angelo Vincenzo Zani.
La cita fue publicitada por el sitio web institucional de la ex Pontificia Universidad Católica del Perú, que difundió una fotografía. Pero no precisó el contenido la “cordial conversación”, como la calificó en un breve comunicado.
El encuentro sorprendió a propios y extraños en la Curia Romana. Todo parece indicar que se llevó a cabo sin la aprobación de la Secretaría de Estado. Lo cual podría configurarse en una clamorosa desobediencia. Especialmente después de la reunión de alto nivel que tuvo lugar a inicios de febrero pasado y de la cual salió muy mal parado el prefecto Müller.
Se trató de una “interdicasterial” convocada por el secretario de Estado, Tarcisio Bertone, cuyo principal objetivo fue analizar la validez de una carta enviada por el “guardián de la ortodoxia” al arzobispo limeño y gran canciller de la universidad, Juan Luis Cipriani Thorne, a fines de enero.
Con esa carta el prefecto pretendió echar abajo la decisión de Cipriani de no renovar el permiso eclesiástico para dictar clases a todos los profesores del Departamento de Teología de la ex PUCP. Pero la misiva estaba viciada de origen. Porque no respetó ninguno de los requisitos de una comunicación oficial, ni desde el punto de vista formal ni desde el punto de vista jurídico. Por lo tanto la “interdicasterial” la consideró inválida.
Por eso y como resultado de ese análisis, la Santa Sede mandó a Perú una carta que declaró legítima la determinación del arzobispo de no conceder los permisos para enseñar teología católica a los profesores de ese claustro universitario.
Todo basado en una sanción aplicada con el aval del Papa y que mantiene su plena vigencia jurídica por la contumaz negativa de la Asamblea Universitaria a reformar sus estatutos para adherir a la normatividad vaticana sobre las instituciones de educación superior católicas: la constitución apostólica “Ex Corde Ecclesiae”.
Según pudo confirmar el Vatican Insider, desde hace ya varios meses y desde sus posiciones en El Vaticano, tanto Müller y Grocholewski han intentado por varios medios revertir la sanción contra la universidad, para lograr que recupere el uso de sus títulos. Sobre este tema los prefector han tenido una fluida comunicación con el prepósito general de la Compañía de Jesús, la orden de los jesuitas, Adolfo Nicolás Pachón.
La cita fue publicitada por el sitio web institucional de la ex Pontificia Universidad Católica del Perú, que difundió una fotografía. Pero no precisó el contenido la “cordial conversación”, como la calificó en un breve comunicado.
El encuentro sorprendió a propios y extraños en la Curia Romana. Todo parece indicar que se llevó a cabo sin la aprobación de la Secretaría de Estado. Lo cual podría configurarse en una clamorosa desobediencia. Especialmente después de la reunión de alto nivel que tuvo lugar a inicios de febrero pasado y de la cual salió muy mal parado el prefecto Müller.
Se trató de una “interdicasterial” convocada por el secretario de Estado, Tarcisio Bertone, cuyo principal objetivo fue analizar la validez de una carta enviada por el “guardián de la ortodoxia” al arzobispo limeño y gran canciller de la universidad, Juan Luis Cipriani Thorne, a fines de enero.
Con esa carta el prefecto pretendió echar abajo la decisión de Cipriani de no renovar el permiso eclesiástico para dictar clases a todos los profesores del Departamento de Teología de la ex PUCP. Pero la misiva estaba viciada de origen. Porque no respetó ninguno de los requisitos de una comunicación oficial, ni desde el punto de vista formal ni desde el punto de vista jurídico. Por lo tanto la “interdicasterial” la consideró inválida.
Por eso y como resultado de ese análisis, la Santa Sede mandó a Perú una carta que declaró legítima la determinación del arzobispo de no conceder los permisos para enseñar teología católica a los profesores de ese claustro universitario.
Todo basado en una sanción aplicada con el aval del Papa y que mantiene su plena vigencia jurídica por la contumaz negativa de la Asamblea Universitaria a reformar sus estatutos para adherir a la normatividad vaticana sobre las instituciones de educación superior católicas: la constitución apostólica “Ex Corde Ecclesiae”.
Según pudo confirmar el Vatican Insider, desde hace ya varios meses y desde sus posiciones en El Vaticano, tanto Müller y Grocholewski han intentado por varios medios revertir la sanción contra la universidad, para lograr que recupere el uso de sus títulos. Sobre este tema los prefector han tenido una fluida comunicación con el prepósito general de la Compañía de Jesús, la orden de los jesuitas, Adolfo Nicolás Pachón.
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