Saturday, January 30, 2016

El verdadero comienzo de la reforma


Los esfuerzos de nuestros obreros que enseñan la temperancia no tienen bastante alcance para desterrar la maldición de la intemperancia. Una vez formados los hábitos es difícil vencerlos. La reforma debe empezar con la madre antes del nacimiento de sus hijos; y si se siguieran fielmente las instrucciones de Dios, no existiría la intemperancia.

Debiera ser el esfuerzo constante de cada madre conformar sus hábitos con la voluntad de Dios, a fin de cooperar con él en proteger a sus hijos de los vicios destructores de la salud y la vida que existen en la actualidad. Sin dilación pónganse las madres en la debida relación con su Creador, para que por su gracia ayudadora levanten alrededor de sus hijos un baluarte contra la disipación y la intemperancia. Si las madres siguiesen esa conducta, verían a sus hijos actuar como el joven Daniel, y alcanzar una alta norma de moralidad e inteligencia, siendo una bendición para la sociedad y un honor para su Creador.

CONSEJOS SOBRE EL RÉGIMEN ALIMENTICIO, p.266.

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