Publicado el Jueves, 14 Enero 2016 09:00
El Foro Arrupe del mes de enero estuvo dedicado a analizar la situación del cambio climático y a valorar los resultados de la Cumbre del Clima (COP 21), celebrada en París el pasado mes de diciembre de 2015. Para ello, tuvimos el privilegio de contar con Juan López de Uralde, militante ecologista desde hace décadas y flamante nuevo diputado en el Congreso.
De hecho, López de Uralde comenzó recordando una nota personal. En 2009, siendo él director de Greenpeace-España, participó en un acto de protesta durante la Cumbre del Clima de Copenhague, fruto del cual fue detenido y encarcelado por tres semanas. Fue en ese periodo donde maduró su reflexión acerca de las relaciones entre el ecologismo social y la ecología política, viendo límites y posibilidades de cada una de ellas. No es casualidad, pues, que ahora milite en un partido político ecologista y que desde ahí siga intentado luchar por la Tierra.
La introducción al tema se dividió en dos partes. El primer momento se dedicó a presentar laproblemática del cambio climático, básicamente debido al aumento de las concentraciones de CO2 y otros gases de efecto invernadero, por el aumento de emisiones, por un lado; y a la disminución de los sumideros, debido a la tala de árboles y bosques y a la acidificación de los océanos, por otro lado. Las evidencias del aumento de la temperatura son bastante claras desde el punto de vista científico, pero empiezan a ser ya evidentes por la multiplicidad de fenómenos anómalos observable s a simple vista a través de algunos indicios: deshielo de glaciares, cambios en la floración, incendios, sequías, aumento del nivel del mar…
La segunda parte de la introducción se centró en presentar los resultados de la Cumbre del Clima de París. Para ello, recordó algunos de los precedentes: Cumbre de Río (1992), Protocolo de Kioto (1997) y Cumbre de Copenhague (2009). Desde esa experiencia, se pueden sacar dos consecuencias. Una, la dificultad de lograr acuerdos vinculantes, justos y ambiciosos. Dos, la necesidad de “descarbonizar la economía”, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles e impulsando un cambio en el modelo energético. Respecto alAcuerdo de París, López de Uralde destacó cinco puntos principales: [1] se fija como objetivo el aumento de 1,5ºC en la temperatura; [2] el Acuerdo es vinculante, pero los objetivos nacionales no lo son; [3] se establece un mecanismo de revisión cada cinco años; [4] hay un compromiso de financiación de 100.000 millones de dólares anuales; [5] no se menciona en el texto final el compromiso de abandonar los combustibles fósiles. En resumen, un resultado agridulce: “Mucho peor de lo que necesitamos, pero mucho mejor de lo que podría haber sido”.
El animado coloquio que siguió a la introducciónsuscitó numerosas preguntas. Algunas fueron más técnicas, como las referidas, por ejemplo, al cómputo de las emisiones nacionales, al influjo de la caída de los precios del petróleo, a las posibilidades del grafeno o a la absorción de CO2 en el suelo. Otras cuestiones aludieron a la aplicación del Acuerdo de París: en una economía global, no cumplir lo firmado puede dar una ventaja competitiva; lo cual, unido al carácter no vinculante de los objetivos nacionales, puede conducir al fracaso total. Sobrevoló la pregunta de si ya estamos llegando tarde y, al mismo tiempo, de si estamos dispuestos a modificar nuestros hábitos de vida. Se recordaron ejemplos conocidos, como el papel de Al Gore, como la política verde y transpartidista de la ciudad de Vitoria-Gasteiz o como la iniciativa “Un millón de acciones” del Ministerio español. También se plantearon cuestiones referidas a la relación entre la ecología y la política de partido, así como a la presencia de los cristianos en los movimientos sociales y ecologistas, y en los partidos políticos.
Aquí os dejamos un video-resumen con las declaraciones de Juan López de Uralde (2:30 minutos).
Y, para quien tenga más tiempo, la grabación de toda la sesión del Foro Arrupe del mes de enero (1:30 horas).
La introducción al tema se dividió en dos partes. El primer momento se dedicó a presentar laproblemática del cambio climático, básicamente debido al aumento de las concentraciones de CO2 y otros gases de efecto invernadero, por el aumento de emisiones, por un lado; y a la disminución de los sumideros, debido a la tala de árboles y bosques y a la acidificación de los océanos, por otro lado. Las evidencias del aumento de la temperatura son bastante claras desde el punto de vista científico, pero empiezan a ser ya evidentes por la multiplicidad de fenómenos anómalos observable s a simple vista a través de algunos indicios: deshielo de glaciares, cambios en la floración, incendios, sequías, aumento del nivel del mar…
La segunda parte de la introducción se centró en presentar los resultados de la Cumbre del Clima de París. Para ello, recordó algunos de los precedentes: Cumbre de Río (1992), Protocolo de Kioto (1997) y Cumbre de Copenhague (2009). Desde esa experiencia, se pueden sacar dos consecuencias. Una, la dificultad de lograr acuerdos vinculantes, justos y ambiciosos. Dos, la necesidad de “descarbonizar la economía”, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles e impulsando un cambio en el modelo energético. Respecto alAcuerdo de París, López de Uralde destacó cinco puntos principales: [1] se fija como objetivo el aumento de 1,5ºC en la temperatura; [2] el Acuerdo es vinculante, pero los objetivos nacionales no lo son; [3] se establece un mecanismo de revisión cada cinco años; [4] hay un compromiso de financiación de 100.000 millones de dólares anuales; [5] no se menciona en el texto final el compromiso de abandonar los combustibles fósiles. En resumen, un resultado agridulce: “Mucho peor de lo que necesitamos, pero mucho mejor de lo que podría haber sido”.
El animado coloquio que siguió a la introducciónsuscitó numerosas preguntas. Algunas fueron más técnicas, como las referidas, por ejemplo, al cómputo de las emisiones nacionales, al influjo de la caída de los precios del petróleo, a las posibilidades del grafeno o a la absorción de CO2 en el suelo. Otras cuestiones aludieron a la aplicación del Acuerdo de París: en una economía global, no cumplir lo firmado puede dar una ventaja competitiva; lo cual, unido al carácter no vinculante de los objetivos nacionales, puede conducir al fracaso total. Sobrevoló la pregunta de si ya estamos llegando tarde y, al mismo tiempo, de si estamos dispuestos a modificar nuestros hábitos de vida. Se recordaron ejemplos conocidos, como el papel de Al Gore, como la política verde y transpartidista de la ciudad de Vitoria-Gasteiz o como la iniciativa “Un millón de acciones” del Ministerio español. También se plantearon cuestiones referidas a la relación entre la ecología y la política de partido, así como a la presencia de los cristianos en los movimientos sociales y ecologistas, y en los partidos políticos.
Aquí os dejamos un video-resumen con las declaraciones de Juan López de Uralde (2:30 minutos).
Y, para quien tenga más tiempo, la grabación de toda la sesión del Foro Arrupe del mes de enero (1:30 horas).
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