La ciudad de Alepo, ubicada al norte del país, se encuentra dividida: una parte está ocupada por los rebeldes (este) y en la otra manda el régimen (oeste). El enviado de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, advirtió que la zona rebelde de esta urbe quedará totalmente destruida a fin de año.
por Cristina Cifuentes
El este de Alepo, controlado por los rebeldes, podría quedar “totalmente destruido” a fin de año si persiste la “cruel y constante” ofensiva del gobierno de Damasco respaldado por Rusia. Así de tajante fue el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, durante una conferencia de prensa realizada el jueves en Ginebra, en la que advirtió que la escala de la tragedia humana en la parte sitiada de la ciudad era inmensa y que el mundo necesitaba evitar “otra Srebrenica, otra Ruanda”. En la matanza de Srebrenica, durante la guerra de Bosnia, murieron más de 8 mil personas en 1995, mientras que un año antes, el genocidio ruandés le costó la vida a entre 500 mil y 1 millón de personas.
Cuando comenzó la guerra en 2012, Alepo era la ciudad más poblada de Siria. Ese año, los opositores al régimen se tomaron la mitad de la ciudad y, por primera vez desde el levantamiento en 2011, fueron atacados por las fuerzas del régimen. En 2013, el “Estado Islámico” tomó control de la parte este. Desde septiembre de 2015 esa área ha recibido ataques de Rusia. Las fuerzas del régimen controlan el oeste y avanzan hacia el este.
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