Es obra del cristiano en esta vida representar a Cristo ante el mundo, mediante una vida y un carácter que revelen al bendito Jesús. Si Dios nos ha dado luz, es para que la revelemos a otros. Pero en comparación con la luz que hemos recibido, y las oportunidades y los privilegios que se nos otorgó para alcanzar los corazones de la gente, los resultados obtenidos por nuestra obra hasta aquí han sido demasiado escasos. Pero cuando nuestra mente está llena de lobreguez y tristeza, espaciándose en las tinieblas y lo malo que nos rodea, ¿cómo puede presentar a Cristo ante el mundo? ¿Cómo puede nuestro testimonio tener poder para ganar almas? Lo que necesitamos es conocer por experiencia a Dios y el poder de su amor como se revelan en Cristo. Debemos escudriñar las Escrituras diligentemente y con oración; nuestro entendimiento debe ser vivificado por el Espíritu Santo, y nuestro corazón debe elevarse a Dios con fe y esperanza y continua alabanza.
Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, Página 694.
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