29-30 (Mat. 13: 15; Juan 12: 39-40). Los fariseos no se opusieron ciegamente a Cristo.-
Los escribas, fariseos y magistrados habían decidido no ver las evidencias de la verdad, y evadían las conclusiones más claras. Para justificar su obstinada incredulidad, no perdían ninguna oportunidad posible de aprovechar cualquier detalle de las enseñanzas de Jesús que pudieran interpretar falsamente, tergiversar o falsifican Cuando no había ninguna posibilidad de poder tergiversar la verdad de las palabras de Cristo, esos hombres que rechazaban el consejo de Dios para su propio mal, dirigían preguntas que no tenían nada que ver con lo que se estaba tratando, para desviar la atención de la gente de las lecciones que Jesús procuraba enseñar, y evadir hábilmente la verdad. Los fariseos no se oponían ciegamente a las doctrinas de Cristo, pues la verdad los impresionaba profundamente; pero resistían la verdad e iban contra sus convicciones, cerrando sus ojos para no ver, endureciendo el corazón por miedo a percibir [la verdad] y ser convertidos, y que Cristo los sanara(RH 18-10-1892).
Los escribas, fariseos y magistrados habían decidido no ver las evidencias de la verdad, y evadían las conclusiones más claras. Para justificar su obstinada incredulidad, no perdían ninguna oportunidad posible de aprovechar cualquier detalle de las enseñanzas de Jesús que pudieran interpretar falsamente, tergiversar o falsifican Cuando no había ninguna posibilidad de poder tergiversar la verdad de las palabras de Cristo, esos hombres que rechazaban el consejo de Dios para su propio mal, dirigían preguntas que no tenían nada que ver con lo que se estaba tratando, para desviar la atención de la gente de las lecciones que Jesús procuraba enseñar, y evadir hábilmente la verdad. Los fariseos no se oponían ciegamente a las doctrinas de Cristo, pues la verdad los impresionaba profundamente; pero resistían la verdad e iban contra sus convicciones, cerrando sus ojos para no ver, endureciendo el corazón por miedo a percibir [la verdad] y ser convertidos, y que Cristo los sanara(RH 18-10-1892).
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