Y otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, aquella grande ciudad, porque ella ha dado á beber á todas las naciones del vino del furor de su fornicación.
Apocalipsis 14:8
8. (Dan. 7: 25; 2 Tes. 2: 3-4; ver EGW com. Apoc. 18: 1-5).
Dios acusa a Babilonia "porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación". Esto significa que ha menospreciado el único mandamiento que señala al verdadero Dios, y ha derribado el sábado, recordativo de la creación de Dios.
Dios hizo el mundo en seis días y descansó en el séptimo. Así santificó ese día y lo puso aparte de todos los otros como santo para él, para ser observado por su pueblo a través de todas sus generaciones.
Pero el hombre de pecado, ensalzándose por encima de Dios sentándose en el templo de Dios y haciéndose pasar por Dios, pensó en cambiar tiempos y leyes. Este poder, pensando demostrar que no sólo era igual a Dios, sino superior a Dios, cambió el día de reposo colocando el primer día de la semana donde debiera estar el séptimo. El mundo protestante ha tomado a este hijo del papado para que se lo considere como sagrado. En la Palabra de Dios esto es llamado la fornicación de la mujer.
Dios tiene un conflicto con las iglesias actuales. Ellas están cumpliendo la profecía de Juan: "Todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación". Se han divorciado de Dios al negarse a recibir el sello divino. No tienen el espíritu del pueblo leal que guarda los mandamientos de Dios. Y las gentes del mundo, al dar su sanción a un falso día de reposo y hollar bajo sus pies el día de reposo del Señor, han bebido del vino del furor de su fornicación (Carta 98, 1900).
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