Dios ha revelado lo que ha de suceder en los postreros días, para que su pueblo pueda estar preparado, a fin de que pueda resistir la tempestad de la oposición y la ira. Los que han sido advertidos de los sucesos que les esperan, no han de quedar sentados en calmosa expectación de la venidera tormenta, consolándose con que el Señor protegerá a sus fieles en el día de la tribulación. Hemos de ser como hombres que esperan a su Señor, no en ociosa expectativa, sino en trabajo ferviente, con fe inquebrantable. No es tiempo ahora de dejar que nuestra mente se cargue con cosas de menor importancia.
Testimonies for the Church 5:452
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