"La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos". Ellen G. White.
Saturday, April 12, 2014
Causa del abandono dominical
Desconocimiento del Amor de Dios, por culpa de una teología modernista y horizontal; y omisión del Temor de Dios, por culpa de una pastoral acomplejada y debilitada.
10/04/14 1:31 PM
Santiago González
Sacerdote de la Archidiócesis de Sevilla
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¿Por qué se ha abandonado, en la mayor parte de la población católica, la asistencia a la Misa Dominical?....¿Cómo es posible que en España (nación de tradición cristiana) la participación en Misa (en días de precepto) apenas supere el 5% de los bautizados?....
No es sencillo responder a estos interrogantes, y sería pretencioso hacerlo en un breve artículo, pues el tema da para una tesis profunda. Sin embargo podemos aproximarnos a la realidad de esta masiva desafección a la celebración de la Fe. Y esa aproximación yo propongo que se haga a través de las CAUSAS que han llevado a esta «huida» de la Santa Misa. Creo que son. Básicamente DOS Causas:
La Primera es el desconocimiento del AMOR de DIOS.
La Segunda es la omisión del TEMOR de DIOS.
¿Para qué vamos a Misa?: pregunta de catequesis, tanto de comunión y/o confirmación. La respuesta correcta es: para dar gracias a Dios por su infinito amor, ya que la Santa Misa es el memorial de la pasión, muerte, resurrección y ascensión de Nuestro Señor Jesucristo. Vamos a Misa para reconocer el infinito amor de Dios por nosotros, y porque ese amor suscita una respuesta desde nuestra realidad humana y espiritual. La respuesta de un corazón agradecido es hacer de la Misa el centro de la vida, no sólo de la semana (o del día para el que vaya diariamente a Misa). Cuando de verdad creemos que la Misa es eso: Santo Sacrificio de Amor, entonces si dejamos de ir es porque o no tenemos FE o, sencillamente, nuestro corazón es frío como el hielo y duro como el metal más denso. Si no vamos a Misa en domingo es porque nos da igual el Amor de Dios por nosotros, despreciamos su crucifixión expiatoria por nuestros pecados.
Por eso la primera causa del abandono de la Misa dominical es el desconocimiento u olvido del Amor que Dios nos tiene.
¿Y que colabora a que lleguemos a ese desconocimiento? Pues colaboran las concepciones de la Misa imbuidas de teología modernista y progre, a saber: Misa como asamblea sociológica, eliminación del sentido sacrificial, liturgia del tipo Show sin referentes sobrenaturales, redundancia del banquete pascual en detrimento de la cruz, y toda clase de abusos litúrgicos de origen protestante y/ orientalista.
Con ello llegamos a la segunda causa: omisión del Temor de Dios que, recordemos, es un DON del Espíritu Santo. Es el temor «afectuoso» de ofender a quien más nos ama: Dios Nuestro Señor. Y es temor también a perder para siempre a Dios (condenación eterna). Se ha omitido el Temor de Dios porque, sencillamente, se ha aniquilado el «sentido de pecado». Y, aplicado a la Santa Misa dominical, hay que recordar que faltar a Misa UN DOMINGO es PECADO MORTAL, tal como indica el punto 2181 del Catecismo de la Iglesia Católica. Sin embargos HOY DÍA:
- La mayoría de los que faltan a Misa NO SABEN que eso es pecado mortal
- En poquísimas ocasiones se enseña que es pecado mortal faltar a Misa (homilías, cartas pastorales, catequesis, formaciones, charlas.....etc), y eso es porque se ha sustituido el SANTO TEMOR DE DIOS por el DIABÓLICO TEMOR AL MUNDO. Y esto es una clave fundamental.
Desconocimiento del Amor de Dios, por culpa de una teología modernista y horizontal; y omisión del Temor de Dios, por culpa de una pastoral acomplejada y debilitada. Esas son, en mi opinión como sacerdote, las causas principales de que la Santa Misa (cuya asistencia es deber moral emanado de los mandatos 1º y 3º de Dios, y 1º de la Iglesia) haya sido borrada de las conciencias de una inmensa mayoría de los católicos.
P. Santiago González, sacerdote
Fuente
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