Vi cómo los guías ciegos se esforzaban por hacer a otras almas tan ciegas como ellos mismos, sin darse cuenta de lo que iba a sobrevenirles. Se exaltaban contra la verdad, y cuando ésta triunfe, muchos que consideraron a estos maestros como hombres de Dios y esperaron recibir luz de ellos, se perturbarán. Les preguntarán acerca del sábado, y ellos, procurando librarse del cuarto mandamiento, les contestarán con este fin. Vi que no tenían en cuenta la verdadera honradez al asumir las muchas posiciones que asumen contra el sábado. Su objeto principal es eludir el sábado del Señor y observar otro día que el santificado por Jehová. Si se los desaloja de una posición, asumen otra opuesta, aun cuando acaben de condenarla como insegura.
El pueblo de Dios está llegando a la unidad de la fe. Los que observan el día de reposo de la Biblia están unidos en sus opiniones relativas a la verdad bíblica. Pero los que se oponen al sábado entre el pueblo adventista están desunidos y extrañamente divididos. Uno se adelanta en oposición al sábado y asevera que es así y así, y al concluir declara el asunto decidido. Pero como su esfuerzo no ha aclarado la cuestión, y como la causa del sábado progresa y los hijos del Señor siguen abrazándola, otro se adelanta para derrotarla. Pero al presentar sus opiniones para eludir el sábado, derriba por completo los argumentos de aquel que hizo el primer esfuerzo contra la verdad, y presenta una teoría tan opuesta a la de aquél como a la nuestra. Y así sucesivamente pasa con el tercero y el cuarto; pero ninguno de ellos aceptará el asunto como se presenta en la Palabra de Dios: “Mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios.”
Primeros Escritos, p. 68,69.
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