He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Malaquías 4:5.
Una gran obra de reforma debía realizarse para preparar a un pueblo que pudiese subsistir en el día de Dios. El Señor vio que muchos de los que profesaban pertenecer a su pueblo no edificaban para la eternidad, y en su misericordia iba a enviar una amonestación para despertarlos de su estupor e inducirlos a prepararse para la venida de su Señor.
Esta amonestación nos es presentada en el capítulo catorce del Apocalipsis. En él encontramos un triple mensaje proclamado por seres celestiales y seguido inmediatamente por la venida del Hijo del hombre para segar “la mies de la tierra”. Apocalipsis 14:15—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 357.
Los ángeles son representados volando en medio del cielo mientras proclaman al mundo un mensaje de amonestación, un mensaje que tiene relación directa con la gente que vive en los últimos días de la historia de esta tierra. Nadie escucha la voz de estos ángeles, porque son símbolos que representan al pueblo de Dios que está trabajando en armonía con el universo del cielo.—Notas Biográficas de Elena G. de White, 470.
Deben combinarse los mensajes de los tres ángeles, dando su triple luz al mundo. Dice Juan en el Apocalipsis: “Vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria”. Apocalipsis 18:1... Esto representa la proclamación del último y triple mensaje de amonestación para el mundo.—Comentario Bíblico Adventista 7:996.
El capítulo 18 del Apocalipsis indica el tiempo en que, por haber rechazado la triple amonestación de Apocalipsis 14:6-12, la iglesia alcanzará el estado predicho por el segundo ángel, y el pueblo de Dios que se encontrare aún en Babilonia, será llamado a separarse de la comunión de ésta. Este mensaje será el último que se dé al mundo y cumplirá su obra. Cuando los que “no creen a la verdad, sino que se complacen en la injusticia” (2 Tesalonicenses 2:12 (VM)), sean dejados para sufrir tremendo desengaño y para que crean a la mentira, entonces la luz de la verdad brillará sobre todos aquellos cuyos corazones estén abiertos para recibirla, y todos los hijos del Señor que quedaren en Babilonia, oirán el llamamiento: “¡Salid de ella, pueblo mío!” Apocalipsis 18:4—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 441.
Maranta, p.178
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