HABLANDO ALTO
Por José Abreu
Periodista / abreu16jose@hotmail.com
jueves 4 de diciembre de 2008, actualizado hace 12 horas, 51 minutos
La sociedad dominicana está siendo testigo de una lucha campal entre las principales figuras del catolicismo y de las iglesias protestantes, o evangélicas. Todo se desprende de la negativa de la Suprema Corte de Justicia, negándose a reformar el concordato, que otorga todos los privilegios a la Iglesia Católica, y nada a las demás congregaciones.
Ahora el tema ha llegado al Congreso, donde varios diputados evangélicos consideran que debe legislarse a fin de que ellos sean tomados en cuenta igual que los católicos.
La Iglesia Católica tiene todos los privilegios que pueda ofrecer el Estado, mientras que a los evangélicos sólo se le toma en cuenta en tiempos electorales para lograr el voto a favor de un candidato.
Cuando pasan las elecciones todo sigue igual, mientras la Iglesia Católica tiene cientos de millones de pesos asignados en el presupuesto, los cuales gasta y nunca rinde cuenta en qué gastaron esos recursos.
La Iglesia Católica es como la serpiente de siete cabezas que "enguye" todo lo que encuentra sin dar una explicación a nadie, con una ambición desmedida, pero pocos se atreven a cuestionar para no enfrentar a sus figuras principales, quienes se atreven incluso a negarle sus sacramentos a quien se atreva a cuestionarlos.
Es que hay un miedo colectivo, no en mí, en enfrentar y decir la verdad sobre los cuantiosos privilegios y recursos que maneja la Iglesia Católica sin darle una explicación a la sociedad.
Nunca he compartido estos privilegios y creo sinceramente que las demás congregaciones religiosas tienen el derecho a ganarse un espacio en la sociedad y tener acceso a recursos igual que los católicos.
Una comisión de obispos católicos ha llegado al Congreso para oponerse a que se aprueben leyes a favor de las congregaciones evangélicas, entendiendo que eso sentaría un mal precedente.
Entiende que los evangélicos no pueden celebrar bodas porque sería contrario a las leyes dominicanas, sin embargo creemos que nadie debe ser obligado a casarse en una determinada iglesia.
No es verdad que una persona que pertenezca a una Iglesia evangélica, esté obligada a celebrar una boda en la católica porque eso sería absurdo.
Creo sinceramente que ya es tiempo de que se les quiten privilegios a la Iglesia Católica, privilegios que sólo van a beneficiar a su jerarquía, porque lo único que hace a favor de la población es venderle la falsa idea de salvamento luego de que la persona muere.
No soy ni de una ni de otra, ni católico ni protestante, no visito ninguna de las dos, no llevo ritos religiosos de ninguna especie, y por eso me expreso de la forma que creo.
Demasiados privilegios para un grupo, y nada para el otro, pues de todo es conocido que hasta rangos militares van a favor de la Iglesia Católica.
No estoy de acuerdo que el Cardenal llame "grupos" a los protestantes, porque ahí se evidencia una actitud denigrante, y si realmente se es cristiano, no se debe denigrar a nadie.
Este enfrentamiento continuará porque es la lucha de uno por subir y el otro por no bajar, demasiados privilegios para uno y nada para el otro.
Periodista / abreu16jose@hotmail.com
jueves 4 de diciembre de 2008, actualizado hace 12 horas, 51 minutos
La sociedad dominicana está siendo testigo de una lucha campal entre las principales figuras del catolicismo y de las iglesias protestantes, o evangélicas. Todo se desprende de la negativa de la Suprema Corte de Justicia, negándose a reformar el concordato, que otorga todos los privilegios a la Iglesia Católica, y nada a las demás congregaciones.
Ahora el tema ha llegado al Congreso, donde varios diputados evangélicos consideran que debe legislarse a fin de que ellos sean tomados en cuenta igual que los católicos.
La Iglesia Católica tiene todos los privilegios que pueda ofrecer el Estado, mientras que a los evangélicos sólo se le toma en cuenta en tiempos electorales para lograr el voto a favor de un candidato.
Cuando pasan las elecciones todo sigue igual, mientras la Iglesia Católica tiene cientos de millones de pesos asignados en el presupuesto, los cuales gasta y nunca rinde cuenta en qué gastaron esos recursos.
La Iglesia Católica es como la serpiente de siete cabezas que "enguye" todo lo que encuentra sin dar una explicación a nadie, con una ambición desmedida, pero pocos se atreven a cuestionar para no enfrentar a sus figuras principales, quienes se atreven incluso a negarle sus sacramentos a quien se atreva a cuestionarlos.
Es que hay un miedo colectivo, no en mí, en enfrentar y decir la verdad sobre los cuantiosos privilegios y recursos que maneja la Iglesia Católica sin darle una explicación a la sociedad.
Nunca he compartido estos privilegios y creo sinceramente que las demás congregaciones religiosas tienen el derecho a ganarse un espacio en la sociedad y tener acceso a recursos igual que los católicos.
Una comisión de obispos católicos ha llegado al Congreso para oponerse a que se aprueben leyes a favor de las congregaciones evangélicas, entendiendo que eso sentaría un mal precedente.
Entiende que los evangélicos no pueden celebrar bodas porque sería contrario a las leyes dominicanas, sin embargo creemos que nadie debe ser obligado a casarse en una determinada iglesia.
No es verdad que una persona que pertenezca a una Iglesia evangélica, esté obligada a celebrar una boda en la católica porque eso sería absurdo.
Creo sinceramente que ya es tiempo de que se les quiten privilegios a la Iglesia Católica, privilegios que sólo van a beneficiar a su jerarquía, porque lo único que hace a favor de la población es venderle la falsa idea de salvamento luego de que la persona muere.
No soy ni de una ni de otra, ni católico ni protestante, no visito ninguna de las dos, no llevo ritos religiosos de ninguna especie, y por eso me expreso de la forma que creo.
Demasiados privilegios para un grupo, y nada para el otro, pues de todo es conocido que hasta rangos militares van a favor de la Iglesia Católica.
No estoy de acuerdo que el Cardenal llame "grupos" a los protestantes, porque ahí se evidencia una actitud denigrante, y si realmente se es cristiano, no se debe denigrar a nadie.
Este enfrentamiento continuará porque es la lucha de uno por subir y el otro por no bajar, demasiados privilegios para uno y nada para el otro.
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