Han sido muchos los que han osado predecir el fin del mundo
La historia se repite desde hace siglos. En la Edad Media se sucedieron las predicciones del fin del mundo, a partir de la interpretación de los textos bíblicos
Han sido muchos los que han osado predecir el fin del mundo. Desde personas iluminadas o desequilibradas mentalmente, hasta grupos religiosos o seudo religiosos, científicos que deslumbran con falsas teorías, videntes, profetas espurios, etc.
Han sido muchos los que han osado predecir el fin del mundo. Desde personas iluminadas o desequilibradas mentalmente, hasta grupos religiosos o seudo religiosos, científicos que deslumbran con falsas teorías, videntes, profetas espurios, etc.
La historia se repite desde hace siglos. En la Edad Media se sucedieron las predicciones del fin del mundo, a partir de la interpretación de los textos bíblicos. Julián de Toledo y el Beato de Liébana coincidieron en señalar el año 800 como el del fin de los tiempos. Pasó la fecha, y también 992 fue año fatídico para Bernardo de Turingia. La noche del 31 de diciembre de 999 tampoco ocurrió nada, y, a partir de ese momento, los ocultistas se sumaron en masa a los intérpretes de la Biblia.
Basados en fenómenos astronómicos sucedidos en 1186, algunos vaticinaron para entonces lo peor. Otros intérpretes de la Sagrada Escritura profetizaron el fin del mundo para 1370 y 1412, respectivamente. El astrólogo Johannes Stöfler lo vaticinó para el 20 de febrero de 1524, basándose en la cercanía en el cielo de Marte y Júpiter. Como falló, su discípulo Johann Carion rehizo los cálculos y apuntó al 15 de julio de 1525.
En el siglo XIX se incorporaron al grupo de los visionarios apocalípticos, los líderes de algunas recién nacidas confesiones cristianas. Demostraron que a los creyentes no les importa mucho que sus profetas fallen en sus predicciones una y otra vez. William Miller, fundador de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, calculó un primer fin del mundo, según la Biblia, para el 21 de marzo de 1843, y, como no llegó, un segundo para el 22 de octubre de 1844. Por su parte, Charles Russell, fundador de los Testigos de Jehová, organización nacida en 1870, predijo el fin de los tiempos para 1874 y 1914; su sucesor, Joseph Rutherford, para 1918, 1925 y la década de 1940; y el sucesor de Rutherford, Nathan Knorr, para 1975.
Otro tipo de predicciones basadas en fenómenos astronómicos y hasta en la creencia de seres extraterrestres, han surgido en los últimos tiempos; y ¿qué decir de las profecías de Nostradamus, las cuales merecen un capítulo aparte? De todas ellas, seguramente de alguna nuestros lectores han escuchado hablar. Y así “de éxito en éxito...”, hasta nuestros días. Hoy por hoy está en auge la creencia de que, basados en las predicciones del calendario de los Mayas, será el 23 de diciembre del próximo año de 2010, cuando “se terminen los días destinados para la existencia de este mundo”. ¿Será otro “éxito”? Seguramente que sí.
Hoy por hoy somos testigos, como lo hemos sido en ocasiones anteriores, de cómo muchos bautizados y que se ostentan como cristianos, como católicos, viven en una constante zozobra y temor, porque le están dando crédito a semejantes creencias. Ello a pesar de que la experiencia histórica, desmiente clara y terminantemente que todas las predicciones, basadas en diferentes fuentes, han resultado falsas, equivocadas y muchas veces amañadas y manipuladas con fines verdaderamente indignos, innobles y hasta lucrativos.
¿Y cuál tiene que ser la actitud de nosotros, los cristianos, que por serlo creemos en Jesucristo?
Pues ante todo, CREERLE A ÉL Y CREER EN SU PALABRA, es decir en la Biblia; pero, ¡cuidado! No en una versión de la Biblia como las que abundan, que han sido modificas y mal interpretadas, sino en la Biblia de la cual es depositaria la Iglesia Católica, dado que el depósito de la fe fue entregado por Jesús a Pedro y los Apóstoles, y de ahí surgieron la tradición apostólica y el Magisterio eclesial.
Quienes no han tomado esta actitud de sumisión, obediencia y humildad ante el Señor Jesucristo y ante Su Iglesia, por tanto no entienden o no creen lo que el pasaje evangélico de este domingo nos dice: “Nadie conoce el día ni la hora (del fin del mundo) ni los ángeles ni el Hijo; solamente el Padre.
Francisco Javier Cruz Luna
cruzlfcoj(arroba)yahoo.com.mx
CRÉDITOS: Informador Redacción / LNA Nov-14 12:30 hrs
.