Por lo cual Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré.
(2 Cor. 6: 17.)
En el bautismo no hay graduación.
Toda oportunidad, toda ventaja, todo privilegio nos han sido dados para que ganemos una rica experiencia cristiana; pero no aprendemos todo de una sola vez; debe haber un crecimiento. Muchos, después de aprender un poco en la escuela, piensan que están listos para graduarse; piensan que saben todo lo que es digno de saberse. No debemos pensar que tan pronto como somos bautizados estamos listos para graduarnos era la escuela de Cristo. Cuando hemos aceptado a Cristo, y en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo nos hemos comprometido a servir a Dios, el Padre, a Cristo y al Espíritu Santo -los tres signatarios y potestades del cielo-, ellos se comprometen a que toda capacidad nos será dada si cumplimos con nuestros votos bautismales de salir "de en medio de ellos" y de apartarnos y no tocar "lo inmundo". Cuando somos leales a nuestros votos, él dice: "Yo os recibiré" (MS 85, 190 l).
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