PEDRO RODRÍGUEZ WASHINGTON Actualizado Lunes , 22-03-10 a las 04 : 31
Después de un año de tiras y aflojas, Obama sacó adelante anoche su controvertida reforma sanitaria, el proyecto clave de su legislatura. Y todo ello tras vencer la intensa presión de los «lobbies» y las resistencias de muchos de sus propios congresistas.
De hecho, ayer mismo pactó con los demócratas antiabortistas, encabezados por Bart Stupak, que se prohíba que los fondos federales se destinen a intervenciones de interrupción voluntaria del embarazo.
Después de evitar la minoría de bloqueo de los republicanos en el Senado con ayuda de una compleja y polémica maniobra parlamentaria, la Cámara de Representantes respaldó ayer por 219 votos a favor y 212 en contra la reforma sanitaria que ha monopolizado la política doméstica desde la toma de posesión de Obama. Una iniciativa en la que, según el propio presidente, estaba en juego su presidencia y que supone la mayor expansión de prestaciones sociales desde que en 1966 se empezó a subvencionar la cobertura médica de la tercera edad.
De nuevo al Senado
Tras pasar esta prueba de fuego, el proceso legislativo exige ahora que el Senado complete la tramitación impuesta por el Partido Demócrata. Lo planeado es que esta misma semana la Cámara Alta vote la llamada «ley sidecar», con las enmiendas introducidas por la Cámara Baja en el texto que originalmente aprobó el Senado el pasado diciembre. Bajo la táctica conocida con el inocente nombre de reconciliación, los demócratas sólo requieren de mayoría simple en el Senado.
Tras pasar esta prueba de fuego, el proceso legislativo exige ahora que el Senado complete la tramitación impuesta por el Partido Demócrata. Lo planeado es que esta misma semana la Cámara Alta vote la llamada «ley sidecar», con las enmiendas introducidas por la Cámara Baja en el texto que originalmente aprobó el Senado el pasado diciembre. Bajo la táctica conocida con el inocente nombre de reconciliación, los demócratas sólo requieren de mayoría simple en el Senado.
A juicio de los republicanos, que esperan pasar factura en las legislativas de noviembre, lo aprobado ayer en Washington no es más que una catastrófica nacionalización del sector sanitario, que representa 2,5 billones de dólares anuales en la mayor economía del mundo. Según las cuentas esgrimidas por los conservadores, esta reforma supondrá diez años de subidas de impuestos y diez años de recortes en las prestaciones médicas a los jubilados, y todo para costear sólo seis años de beneficios que no entrarán en vigor hasta 2014.
El coste de esta significativa expansión sanitaria ha sido estimado por la Oficina Presupuestaria del Congreso en 940.000 millones de dólares durante su primera década. Con el compromiso de facilitar cobertura para 2019 a un total de 32 millones de estadounidenses actualmente sin seguro. El país más rico del mundo tendrá entonces cobertura sanitaria para el 95% de sus ciudadanos.
Bajo los términos de esta histórica reforma, que Obama podría rubricar en Semana Santa, el seguro médico —como ocurre con el seguro de accidentes para los propietarios de automóviles— pasará a convertirse en el plazo de cuatro años en una obligación para los estadounidenses. Tras abandonar la idea de crear un seguro público alternativo, los que no estén asegurados a través de su empresa tendrán que suscribir pólizas privadas.
Para aquellos con menos recursos económicos, se ampliará el programa de beneficencia existente, conocido como Medicaid, al que se podrán acoger los que ganen menos del 133% del umbral federal de pobreza (estimado en 29.237 dólares anuales por familia de cuatro miembros).
Para las personas de ingresos medios y pequeños negocios se facilitarán subvenciones. Las familias de cuatro integrantes que ingresen al año menos de 88.000 dólares se podrán acoger a esos subsidios progresivos, al igual que los individuos que ganen al año menos de 43.000. Se estima que unos 19 millones de americanos recibirán una media de 6.000 dólares anuales.
Los individuos que, pese a todas estas facilidades, no adquieran pólizas privadas se enfrentarán a multas anuales de hasta 700 dólares o un porcentaje de sus ingresos. Las empresas con más de cincuenta empleados tendrán la obligación legal de facilitar seguro médico. De lo contrario, afrontarán multas anuales de hasta 2.000 dólares por trabajador, quedando exentos en esos cálculos punitivos los treinta primeros empleados.
Con el fin de reducir costes, cada uno de los cincuenta Estados de la Unión contará con su propio mercado competitivo («exchange»), y las compañías de seguros podrán también ofrecer pólizas a nivel nacional. A su vez, las aseguradoras no podrán negar pólizas de cobertura sanitaria a personas ya enfermas, como hasta ahora han venido haciendo en virtud de las llamadas «condiciones pre-existentes». Tampoco podrán exigir co-pagos a sus clientes para cubrir cuidados preventivos. Además, se permite a los hijos adultos hasta 26 años la cobertura bajo las pólizas de sus padres.
Para los ancianos, la legislación aspira a cerrar gradualmente para el año 2020 lo que popularmente se conoce como el «agujero del donut». Esto significa que también se subvencionará la porción de los gastos de farmacia no cubierta actualmente por el programa Medicare. Aún así, el Gobierno se compromete a recortar en todo lo posible los gastos superfluos y la corrupción en el dinero público destinado a cubrir las necesidades sanitarias de los jubilados.
En cuanto a fuentes de financiación nuevas, la legislación prevé un aumento del impuesto de Medicare aplicado sobre las nóminas de los americanos con las rentas más altas. Ya que se contempla una subida, a partir de 2013, de nueve décimas, hasta llegar a un recargo del 2,35% para individuos con ingresos anuales superiores a los 200.000 dólares, y para aquellos matrimonios que hagan declaración de la renta conjunta y ganen más de 250.000 dólares al año.
Junto a un impuesto adicional del 3,8% sobre inversiones aplicable a los contribuyentes con mayores ingresos. Las compañías farmacéuticas también se enfrentan a una mayor fiscalidad.
Los «planes Cadillac»
Los titulares de los seguros médicos más completos y costosos, conocidos como «planes Cadillac», se verán obligados a pagar una cuantiosa sobrecarga del 40% a partir del año 2018, a pesar de la oposición de los sindicatos que en el pasado lograron para sus afiliados ese tipo de generosas pólizas. Y precisamente esta tasa aspira a convertirse en la principal fuente de nuevos ingresos para hacer frente a los gastos de la reforma sanitaria, con estimaciones de recaudar 149.000 millones de dólares en una década.
Los titulares de los seguros médicos más completos y costosos, conocidos como «planes Cadillac», se verán obligados a pagar una cuantiosa sobrecarga del 40% a partir del año 2018, a pesar de la oposición de los sindicatos que en el pasado lograron para sus afiliados ese tipo de generosas pólizas. Y precisamente esta tasa aspira a convertirse en la principal fuente de nuevos ingresos para hacer frente a los gastos de la reforma sanitaria, con estimaciones de recaudar 149.000 millones de dólares en una década.
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Source: http://www.abc.es/20100322/internacional-estados-unidos/aprueba-reforma-sanitaria-201003220309.html
Source: http://www.abc.es/20100322/internacional-estados-unidos/aprueba-reforma-sanitaria-201003220309.html
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