La secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, Janet Napolitano, impulsa este martes una guerra total contra el narcotráfico en Centroamérica, la región más violenta del mundo y que se interroga sobre formas alternativas de enfrentar ese flagelo.
Napolitano, quien el lunes visitó México y Guatemala, prometió en San Salvador "asistencia" para combatir la estrecha relación entre el narcotráfico y las temibles pandillas que siembran el terror en Centroamérica.
"Vamos a trabajar conjuntamente, dijo la funcionaria, quien tras reunirse con el presidente salvadoreño Mauricio Funes viajó a Costa Rica, en un una gira que concluye el miércoles en Panamá, marcada por el incontenible problema de la droga en la región.
En Guatemala y El Salvador, Napolitano abordó en sus reuniones la polémica propuesta del presidente guatemalteco Otto Pérez de debatir la conveniencia de despenalizar la droga, para contribuir a bajar la espiral de violencia que desangra a la región.
"Estados Unidos no considera viable el tema de la despenalización (...). Hay mejores maneras de abordar el problema y combatir el narcotráfico. Una de esas maneras es reducir la adicción; otra, mejorar la capacidad de intercepción, la capacidad para impedir la producción y distribución de las drogas", afirmó Napolitano.
Al defender su iniciativa, en rueda de prensa con la funcionaria, Pérez insistió en que "después de 25 años" de lucha infructuosa contra el narcotráfico" es importante debatir "una forma mucho más efectiva" de combatirlo.
Pero la propuesta enfrenta resistencias en la región. "Aprovecho su presencia para aclarar que no estamos de acuerdo (...). Esa no es la medida, eso podría convertir a Centroamérica en un paraíso del tráfico y consumo de droga", dijo Funes a Napolitano, al salir al paso a dudas sobre su posición.
Centroamérica y México, por donde pasa el 90% de la droga de Suramérica hacia Estados Unidos, es fuente constante de presiones de Washington para que se redoble la guerra contra el narcotráfico, mientras, por su lado, los gobiernos de la región demandan de Washington más cooperación.
"Con el pasar del tiempo nuestra cooperación será mayor (...). Hay cosas que pueden hacer cada uno de los países y cosas que podemos hacer entre todos juntos en la región, incluido México (...) utilizaremos todos los medios posible para ayudar", dijo en Guatemala la funcionaria estadounidense.
Durante su estancia en México, la funcionaria afirmó que las fuerzas de seguridad de su país buscarán hasta el final al capo mexicano Joaquín 'Chapo' Guzmán, líder del cártel de Sinaloa y considerado el más buscado del mundo.
México ha pagado muy cara la política de guerra al narcotráfico que dejó, según estimaciones del gobierno de Felipe Calderón, 50.000 muertos en cinco años, cifra que incluye víctimas en operativos policiales, atentados terroristas contra la población y batallas entre cárteles.
En Centroamérica, Guatemala es el país que más sufre por la penetración de cárteles mexicanos como Los Zetas, que han desplazado sus operaciones a la región, ante la guerra abierta que se libra México contra el narco.
En su informe anual difundido este martes, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), de la ONU, calificó de "alarmante" la violencia provocada por el narcotráfico, bandas transnacionales y las pandillas -unas 900, con más de 70.000 miembros- en Centroamérica.
La situación es peor en el llamado "Triangulo del Norte": En Honduras la tasa de homicidios es de 82 por cada 100.000 habitantes, de 65 en El Salvador y de 40 en Guatemala.
La pobreza, que afecta a casi el 50% de los 45 millones de centroamericanos, la desigualdad, la corrupción, la impunidad y la falta de oportunidades para los jóvenes, que deben emigrar, conforman según los expertos un caldo de cultivo para el narcotráfico.
El tema de la migración está presente en la gira de Napolitano. Unos 40.000 hondureños, 30.000 guatemaltecos y unos 17.000 salvadoreños, fueron deportados el año pasado por Estados Unidos.
Precisamente, el Departamento de Seguridad Interior (DHS) tiene previsto deportar a cerca de 400.000 indocumentados al año, la inmensa mayoría hacia México y Centroamérica, de aquí a 2016.
mis/tm
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