Las tiendas del centro y de puntos turísticos volverán a abrir mañana, mientras que los barrios se reafirman en su negativa
Sábado, 3 de agosto del 2013
PATRICIA CASTÁN
BARCELONA
Bajo un sol capaz de fundir una piel nórdica, miles de viajeros tomaron ayer de nuevo el distrito de Ciutat Vella, el que más reclamos turísticos concentra, amén de hoteles, restaurantes y tiendas. Y como parte de la ruta lúdico cultural, los comercios ejercieron de parada indispensable para la tropa rendida al shopping vacacional. «No podemos dejar perder la oportunidad. Cada vez se vende menos y necesitamos como nunca a los viajeros», justifica la titular de una tienda de ropa de mujer en el corazón del Born que mañana volverá a colgar el abierto. Hace «muchas» semanas que lo hace, confiesa. Primero con miedo a multas. Luego, con la confianza de que cada vez más empresarios toman la misma decisión. No obstante, la nueva coyuntura, con un pulso jurídico entre Govern y Gobierno central sobre horarios comerciales, le ha dado el empujón definitivo. «Si nos multan creo que sería ilegal, es superior la ley española» -permite abrir en domingo al pequeño comercio-, dispara.
Interior de uno de los establecimientos abiertos el pasado domingo, en la calle del Bisbe. JULIO CARBÓ
Una teoría que no comparten en los ejes de tiendas del resto de distritos, aglutinados en la Fundació Barcelona Comerç. Su presidente, Vicenç Gasca, asegura que la gran mayoría de asociados no quiere abrir por no alterar el modelo de comercio catalán y de conciliación familiar. Es más, algunos incluso cerrarán a partir de la próxima semana para tomarse unas vacaciones, aunque la crisis hará que la bajada de persianas generalizada en muchos barrios en agosto sea este año de menor envergadura. ¿Alcanza el río de turistas a los barrios? «Hay algo de reflujo, pero nada que ver con el centro», sentencia. Por eso, el debate resulta más vacío en ese ámbito. A lo sumo, el fenómeno puede notarse en los núcleos comerciales de la avenida Gaudí, Gràcia, Sants y el centro del Eixample, agrega.
En Barna Centre, en cambio, ombligo del gasto foráneo, la mayoría están convencidos de que el negocio se escribe en domingo. Y si no se vende tanto como otros días, sí se vende lo bastante como para compensar, apostilla Santiago Martín, expresidente del eje y actual presidente de los comerciantes de la calle de Ferran, así como de la Confederación Española de Cascos Históricos. A su juicio, ya no solo se trata de volumen de negocio, sino de «imagen de ciudad». «No podemos promocionar a Barcelona como gran destino turístico y de compras y que quien venga de fin de semana se encuentre todo el centro cerrado», argumenta. Barna Centre es uno de los ejes de oro que ha reivindicado desde hace meses la apertura en festivos en las zonas turísticas. Como mínimo, en las fechas de más afluencia.
Martín considera que, en la actual situación (el Constitucional ha decidido no levantar la suspensión del decreto ley catalán del año pasado que limitaba las generosas aperturas dictadas desde Madrid meses antes), la ley estatal tiene mayor rango y a ella se encomiendan hasta que las competencias se clarifiquen en esta cuestión concreta. Ese blindaje hace que no hayan multas, como ya admitieron fuentes de Comerç de la Generalitat, tras la información aparecida el martes en EL PERIÓDICO, donde se constataba que cientos de tiendas están rentabilizando los festivos en zonas como el Gòtic, el Born y la Sagrada Família.
Sin mayor control
A falta de que se complete el trámite parlamentario de la nueva proposición de ley del Govern, que deberá reforzar la supuesta competencia autonómica al respecto, el ayuntamiento no moverá ficha. Fuentes del consistorio reiteraron ayer que la Guardia Urbana seguirá realizando labores genéricas de inspección (que incluyen horarios y otros muchos aspectos) y si detectan irregularidades «pueden intervenir», en este caso levantando acta y redirigiéndola a Comerç si se considera oportuno. Una situación que, al parecer, no se ha dado, ya que en las últimas semanas la política generalizada es de tolerancia, como reclamaron los vendedores a las administraciones hasta que se aclare el berenjenal legal. De momento, el descanso de muchos comerciantes no será dominical.
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