El Señor llama a su
pueblo a establecerse lejos de las ciudades, porque en una hora como la
que no pensamos, lloverán del cielo fuego y azufre sobre ellas. Su
castigo será proporcional a sus pecados. Cuando una ciudad es destruida,
que nuestro pueblo no considere este asunto como algo sin importancia,
ni piense que pueden edificarse casas en esa misma ciudad, si se les
ofrece una oportunidad favorable...
Todos
los que quieran comprender el significado de estas cosas, lean el
capítulo 11 de Apocalipsis. Lean cada versículo, y entérense de las
cosas que aún van a ocurrir en las ciudades. Lean también las escenas
descritas en el capítulo 18 del mismo libro.—Manuscript Releases, 1518 (10 de mayo de 1906).
Eventos de los Ultimos Dias, p. 97
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