"Está bien que quieran hablar y que los oigan. Ese es uno de los derechos que tenemos en este país y que a muchos se les olvida. Mucha gente viene a este país por esa misma razón", continuó.
Por su parte, Kenya, una dominicana de 24 años que trabaja como paralegal en la zona, y quien no quiso dar su apellido, expresó escepticismo ante el movimiento de los manifestantes.
"Entiendo porqué están allí, pero no sé qué piensan lograr con eso. Creo que mejor deberían usar el tiempo para buscar trabajo y trabajar en su resumé".
La misma postura expresó un colombiano de Nueva Jersey que comenzó su trabajo en una compañía de finanzas hace apenas una semana.
"El mensaje de ellos no está muy claro. No sé qué quieren que se haga", dijo el joven de 25 años que tampodo quiso dar su nombre. "A mí no me molestan, pero depende de cuánto tiempo se queden", acotó.
Un policía al margen de la protesta desestimó el valor del movimiento. "No es mayor cosa. Es como Halloween", dijo el agente, sin revelar su nombre.
Natalia Barrero, una abogada de 28 años, no pareció muy sorprendida ante la manifestación que roba titulares alrededor del mundo.
"Que yo haya visto, no ha habido mayores disturbios. No hay casi gente. Hay más policías y barreras que manifestantes. [La presencia policiaca] me parece excesiva", opinió Barrero.
La colombiana también caracterizó la protesta como "un ejercicio de la libertad de expresión".
Dos turistas de Córdoba, España, incluyeron al lugar de la manifestación en su itinerario.
Admirando lo que ocurría, Deborah Yamak, de 54 años, dijo: "Está muy bien. Todo esto comenzó con las protestas del 15 de mayo en España. Es parte de una campaña mundial para informar a la gente sobre qué está pasando. Los bancos nos controlan y los gobiernos se han vendido."
Pero si esta es la lección de la protesta, el mensaje no ha llegado a muchos hispanos.
"Yo ni sé de qué se trata", dijo Luis, un ecuatoriano de 26 años, mientras mezclaba ensaladas en un una cafetería cercana al lugar. "Vi eso y pensé que era de [un desfile de] los gays", agregó.
Los "ocupantes" de Wall Street — un amorfo y creciente grupo de descontentos por el alto desempleo y distintas políticas gubernamentales — entraron ayer a su tercera semana de protestas en el distrito financiero.
Están concentrados en el Parque Zuccotti, pero también marchan por las calles de la zona en desaprobación a la forma cómo opera el sector financiero del país.
El sábado más de 500 manifestantes que se unieron a una marcha por el Puente de Brooklyn resultaron arrestados. La Policía liberó a la mayoría el domingo.
Muchos de los manifestantes que participan en la protestan están desempleados — algunos de ellos se identifican como jóvenes cargados de préstamos estudiantiles que no pueden pagar por falta de empleo.
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