Columna de Isabel Corpas, católica y doctora en teología.
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Columna de Isabel Corpas, católica y doctora en teología.
Isabel Corpas considera que si ocho de cada 10 colombianos fueran verdaderos creyentes, este sería un paraíso.No me extrañan los datos arrojados por esta encuesta.
Coinciden con las cifras de la que adelantó, en el 2008, el Grupo de Estudios de Religión Sociedad y Política de la Universidad de San Buenaventura: 92,9 por ciento de los encuestados, en Bogotá, se declararon creyentes y, de estos, el 83,4 por ciento era católico.
Estos datos evidencian los cambios en las prácticas y creencias religiosas de la población colombiana -lo que los investigadores del hecho religioso denominan la recomposición del campo religioso- debidos, por una parte, a la actual desacralización de un mundo donde no hay lugar para la religión. Y esto representa una disminución en el número de creyentes. Por otra parte, se debe también a la migración de fieles desde las confesiones religiosas tradicionales hacia las congregaciones que, en los últimos años, han surgido en el panorama religioso dentro del proceso de resacralización o reencantamiento que evidencian las nuevas opciones del 'mercado de la fe'.
Reflejan que, por razones históricas, el catolicismo fue la religión de los colombianos y que solo en los últimos 100 años otras religiones han entrado a formar parte del panorama religioso.
Y me plantean una serie de preguntas como teóloga católica y creyente que soy: ¿dónde está esa supuesta mayoría católica de la población colombiana cuando la noticia diaria ofrece un cuadro desolador de violencia, injusticia, corrupción e intolerancia?, ¿qué se puede pensar de los actores de este cuadro, si la mayoría de la población colombiana fue bautizada en la fe católica y recibió educación religiosa católica? Si ocho de cada 10 colombianos fueran realmente católicos de fe, este país sería un paraíso. Tal vez porque el catolicismo de la mayoría de la población colombiana es solo de nombre y la práctica religiosa, aunque escasa, busca asegurar la vida eterna pero no tiene consecuencias de orden práctico en la vida diaria.
Isabel Corpas de Posada
Doctora en teología e investigadora del hecho religioso.
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