EL MOVIMIENTO DE LA NUEVA ERA
Y LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DIA
Preparado por el Instituto bíblico de Investigación de Ia Asociación General de los Adventistas del Séptimo día
12501 Old Columbia Pike, Silver Spring, MD 20904
Julio 1987
Este Material es cortesía de Pastor Manuel Vazquez, Vice-presidente de la División Norteamerica
III. Antecedentes Bíblicos
La Existencia de Angeles Malos
La Biblia enseña la existencia de un personaje malvado conocido como Satanás y sus huestes de demonios. Estos seres sobrenaturales están en guerra constante contra Dios y la humanidad, el pueblo de Dios y todo lo santo y bueno.
Cristo, en su calidad de Hijo de Dios, creo todas las cosas. “Porque en el fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (Col. 1:16). así, es evidente que Cristo creo a los ángeles (véase también Sal. 148:5). Los ángeles del cielo forman una innumerable multitud de seres inteligentes (Apoc. 5:11) que gozosamente sirven al Creador mientras los dirige (Sal. 103:19-21; Heb. 1:14).
Los diablos (también llamados demonios y espíritus inmundos) fueron una vez parte de estos ejércitos angélicos que Cristo creo en algún momento de la eternidad pasada. Sin embargo, bajo la dirección de Lucifer (Satanás) estos angeles se rebelaron contra la autoridad de Dios y fueron expulsados del cielo (Isa. 14:12-15; Apoc. 12:7-9; 2 Ped. 2:4). Como angeles caídos forman las tenebrosas fuerzas del mal que combaten contra Dios y la humanidad.
“La relación entre el mundo visible y el invisible, el ministerio de los angeles de Dios y la influencia o intervención de los espíritus malos, son asuntos claramente revelados en las Sagradas Escrituras, y están indisolublemente entretejidos con la historia humana. Notase en nuestros días una tendencia creciente a no creer en la existencia de los malos espíritus, mientras que por otro lado muchas personas creen que los santos angeles, que son ‘enviados para servir a los que han de heredar la salvaci6n’ son espíritus de seres humanos difuntos. Pero las Escrituras no solo enseñan la existencia de los angeles, tanto buenos como malos, sino que contienen pruebas terminantes de que existir...
Los espíritus malos, creados en un principio sin pecado, eran iguales, por naturaleza, poder y gloria, a los seres santos que son ahora mensajeros de Dios. Pero una vez caídos en el pecado, se coligaron para deshonrar a Dios y acabar con los hombres. Las Sagradas Escrituras nos hablan de su unión y de su gobierno, de sus diversas ordenes, de su inteligencia y astucia, como también de sus propósitos malévolos contra la paz y la felicidad de los hombres." (El Conflicto de los siglos, Págs. 565, 567).
Desde el comienzo de su operaci6n en este mundo, las fuerzas demoníacas al mando de Satanás han estado conectadas íntimamente con toda clase de idolatría pagana y practicas del ocultismo. Al pueblo de Israel se le amonest6 estrictamente que no se uniera con los id6latras paganos en sus ritos religiosos. La raz6n fue claramente enfatizada: Si participaban en los ritos del paganismo y practicas del ocultismo, se someterían al servicio y control de los demonios (véase Rom. 6:16). N6tense las implicaciones de los pasajes siguientes:
“Le despertaron [a Dios] a celos con los dioses ajenos; lo provocaron a ira con abominaciones. Sacrificaron a los demonios, y no a Dios...” (Deut. 32:16-17)
“Y sirvieron a sus ídolos, los cuales fueron causa de su ruina. Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios;’y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaan, y la tierra fue contaminada con sangre” (Sal. 106:36-38).
“Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis participes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa de los demonios" (1 Cor. 10:21-22).
La filosofía mística y ocultista de las formas antiguas del paganismo perdura hoy en las actividades modernas del Movimiento de la Nueva Era. Algunas practicas como el espiritismo continúan mas o menos de la misma forma; sin embargo, los de la Nueva Era enfatizan la presencia de buenos espíritus que pueden guiar y fortalecer la mente humana. también hay nuevas practicas, adaptadas a los intereses y preocupaciones de la sociedad moderna. Consideraremos algunas de estas.
Creemos que el cristiano necesita ser advertido que la misma base filosófica antibiblica y los mismos poderes demoníacos acechan detrás de muchas de las practicas que ahora se le ofrecen a Ia sociedad contemporánea mediante los programas místicos y ocultos de la Nueva Era. La misma posibilidad de estar bajo la opresi6n de lo oculto --bajo el engaño, dominio y control de Satanás-- es tan real ahora como en los tiempos antiguos. En este punto Dios ha dado a los cristianos de los últimos tiempos advertencias especificas:
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostataran de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Tim. 4:1).
Entendiendo el Mundo a Través del Concepto Bíblico
La sociedad secularizada de hoy esta lista para los engaños satánicos. Por cuanto en todas las eras la iglesia debe enfrentar la invasión de culturas y filosofías mundanas, podemos decir con certeza que algunos o muchos dentro de la iglesia corren el mismo peligro.
En forma extensa la mente científica moderna ha abandonado la Biblia y sus afirmaciones, así como la autoridad de Dios en ella revelada. De la misma forma la humanidad secular rechaza la creencia en un ser personal conocido como Satanás, o en la existencia de los espíritus malos. La física cuantiíta imagina hoy la realidad fundamental “como telaraña de energía pulsante y vibrante” (Burrows). Esto ha conducido a ciertos físicos que han aceptado el ocultismo de la Nueva Era a identificar esta energía fundamental con el “dios” del panteísmo místico oriental: --conciencia, fuerza vital, o mente que supuestamente permea el universo. De esta forma el movimiento de la Nueva Era se ha desarrollado con la intención de unir la ciencia moderna, el ocultismo y el misticismo oriental en un sistema mundial de creencia panteísta.
Esta campana actual que procura establecer una visión pantefsta de la realidad se halla diametralmente en conflicto con el testimonio claro e inequívoco de la Biblia. Resumiremos algunas de sus enseñanzas:
La Biblia afirma la existencia de un Dios personal que como Creador, permanece separado y fuera de su creación. Jesús nos enseñó a dirigirnos a Dios como “nuestro Padre”. Por el contrario, el panteísmo percibe a Dios como una fuerza impersonal, energía, o “mente” que habita en toda la naturaleza, incluyendo a la humanidad.
La Biblia afirma que los hombres y las mujeres son criaturas --hechas por Dios a su propia imagen pero distintas de él y cuya existencia depende de él. La humanidad, en ningún sentido es divina, aunque se la llama a reflejar el carácter de Dios. Por el contrario, el panteísmo considera al ser humano una extensión de “dios”. La divina esencia interior es el verdadero yo de Ia persona; el es “dios” y mediante una serie de vidas humanas alcanzan una comprensión más madura de su deidad.
La Biblia afirma la realidad del mundo exterior de la naturaleza y el universo y reconoce todas las cosas como obra de la mano del Creador. “Cuando veo los cielos, obra de sus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste” (Sal. 8:3) “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Gen.1:3 1). Por el contrario, el panteísmo mira el mundo exterior como una ilusión. La mente o la energía son la verdadera realidad.
La Biblia afirma que la familia humana ha pecado contra Dios mediante la trasgresión de su voluntad como está revelada en su Ley. Además afirma que el pecador puede ser redimido solamente mediante su aceptación personal de los meritos de la vida inmaculada y muerte expiatoria del Salvador, Jesucristo. El panteísmo, por el contrario, rechaza el evangelio cristiano y sus enseñanzas. Dice que la humanidad es esencialmente buena, que no ha caído ni transgredido las leyes de Dios. Los panteístas argumentan que la dificultad está en que nos olvidamos de que la humanidad es divina. El objetivo de cada uno es descubrir su deidad esencia. En el concepto panteísta la salvación máxima es la unificación con “dios” después de una serie de vidas y reencarnaciones. A Jesús se lo toma como un gran maestro religioso influenciado por el “espfritu del Cristo” que ha morado también en otros. Niegan que Jesús murió por los pecados del hombre. De hecho, un panteísta consecuente argumenta que Jesús jamás murió, sino que mientras estaba en la tumba resolvía las dificultades de los siglos transmutando su carne humana en carne divina
La Biblia afirma el valor de la comunión entre el creyente y Dios mediante la oración. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Fil. 4:6,7). En cualquier momento de necesidad, se anima al creyente a acercarse a Dios en oración mediante la intercesión de Cristo, nuestro compasivo Sumo Sacerdote (Heb. 4:1416). El panteísmo mega que sea posible establecer mediante la oración una relación tal entre dos seres distintos, Dios y el creyente. Por cuanto se considera que el ser humano es esencialmente divino, la “oracion” toma la forma de algo así como “meditación”. Diversas técnicas que alteran la conciencia interior son empleadas para capacitar al meditador a moverse a través de distintos niveles de conciencia hasta que sea capaz de invocar, unirse con, o utilizar, la energía divina interior. Por el contrario, la meditación cristiana dirige la mente de los creyentes a Dios, el Creador que existe fuera de ellos mismos.
La Biblia afirma la presencia de angeles malos, dirigidos por Satanás, que combaten contra Dios y la humanidad. El panteísmo mega la presencia del mal en el universo. Afirma, en cambio, que el cosmos es una realidad multidimensional y que está habitado por espíritus que se consideran fuentes de poder y dirección. Como resultado el seguidor de la Nueva Era queda abierto pero ciego a los engaños de los angeles malos.
La Biblia afirma la realidad de la muerte y un juicio final de la humanidad. “Y de Ia manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Heb. 9:27). El panteísmo mega ambos sucesos. La vida es un proceso de ascenso mediante diversas reencarnaciones. La Biblia no dice nada de las diversas vidas y reencarnaciones por las cuales uno gradualmente “mejora” mientras se mueve hacia una reuni6n completa con “dios”. La Biblia enseña que uno puede ser plenamente salvo en esta vida, mediante la aceptaci6n de Jesucristo y en unión con él. Si el creyente muere antes del regreso de Cristo en su reino de gloria, será resucitado entonces con un cuerpo inmortal. Los santos vivos serán trasladados; ambos grupos serán reunidos con Cristo en ese gran suceso y permanecerán eternamente con él (1 Tes. 4:16-18; 1 Cor. 15:51-55). Esta tierra renovada por la mano del Creador, llegará a ser el hogar eterno de los redimidos (Apoc. 21:1-5; Mat. 5:5).
La Biblia afirma la realidad de los milagros mediante el poder de Dios. también reconoce que Satanás y los angeles malos realizan milagros aparentes mediante sus agentes (Exo. 7:10-12, 20-22; 8:6-7; Mat. 24:24; Apoc. 16:13-14). El panteísmo atribuye los fenómenos físicos tales como la curación de enfermedades a la activación de “poderes superiores” latentes dentro de la mente humana, o a la manipulación del aura de energía que dicen que rodea a todo ser viviente y objeto.
La afirmación bíblica anterior no niega el hecho de que la mente y el cuerpo están íntimamente relacionados (medicina psicosomática). Algunas enfermedades están relacionadas con las actitudes mentales. Por lo tanto, su curación puede realizarse al cambiar nuestra actitud mental y no mediante milagros directos realizados por agentes sobrenaturales. Elena de White escribió:
“Algunas veces la imaginación produce la enfermedad, y es frecuente que la agrave. Muchos hay que llevan vida de inválidos cuando podrían estar buenos si pensaran que lo están ...... Muchos mueren de enfermedades cuya causa es puramente imaginaria. El valor, la esperanza, la fe, la simpatía y el amor fomentan la salud y alargan la vida. Un espíritu satisfecho y alegre es como salud para el cuerpo y fuerza para el alma... En el tratamiento de los enfermos no debe pasarse por alto el efecto de la influencia ejercida por la mente. Aprovechada debidamente, esta influencia resulta en uno de los agentes mas eficaces para combatir la enfermedad” (El ministerio de curación, Pág..185).
Es evidente por este breve resumen, que la fe cristiana revelada en las Santas Escrituras está en conflicto abierto con las creencias de orientación panteísta que sirven de base al movimiento de la Nueva Era. Los cristianos deben rechazar las practicas y procedimientos de la Nueva Era que se deriven de una visión pantefsta de la realidad, contraria a las enseñanzas de la Biblia, o que la apoyen.
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